Comentario: Obviamente
reconozco por lo que estás pasando y no estoy interesado en llenar tu mente de
teorías sobre el curso. Sólo te voy a compartir como una observación para que
medites sobre ella. Recordemos que todos tenemos un camino por recorrer y que
aunque en la forma los currículos aparenten ser diferentes unos de otros el
mensaje siempre es el mismo. Así que sin juzgar tu programa de estudios ni cómo
peor o mejor que el mío, sí me gustaría que observases lo que has dicho
repetidamente en tu pregunta.
Dices; “...me siento agotada de llevar todo sola…”, luego dices, “me
sigo preguntando por qué hasta Dios me deja sola…”, luego repites de nuevo, “..pero porque en la ilusión tengo ke llevar todo sola..”, luego después de todo ese agotamiento dices, “..estoy cansada nick muy cansada…”
Aunque pueda que tú no lo veas, no es que
tú estés cansada de hacerlo sola sino que tú quieres hacerlo sola y
estás ahora culpando a Dios. Sin embargo, el periodo de cansancio que
experimentas es una clara señal que te dice que dejes de estar tratando de
hacer las cosas por tu cuenta. Y cuando hablo de dejar de hacer las cosas por
tu cuenta no estoy hablando de tareas específicas en el mundo sino que te
rindas completamente a Dios. Y eso no tendrá lugar mientras tú creas saber cuál
es el problema, que para ti es que tu ex te maltrata, tus padres no te llaman,
tienes problemas económicos, etc. Todos esos son efectos que se manifiestan en
el mundo pero que a su vez no tienen nada que ver con tu realidad en Dios. Por
lo tanto vamos ahora a redirigir tu mente en dirección hacia la liberación.
Sin que te sientas culpable sino que más
bien observes tu experiencia, todo castigo que aparentamos recibir en el mundo
es un autocastigo. Tu deseo inconsciente de sentirte castigada se refleja en tu
medio ambiente. Sin embargo el Espíritu Santo no te juzga en lo absoluto por lo
que sea que tú estés experimentando a este nivel. Sólo que como te sientes tan
abrumada por lo que se desenvuelve en tu entorno, de la única manera que vas a
poder romper ese círculo vicioso no es “entregándole” a Dios tus problemas ni
pidiéndole que te los “resuelva”. Es ir poco a poco permitiendo que todos esos
sentimientos, sean cuales sean o llámelos como sea, ya sea hacia “otros” o
hacia ti misma, que dejen de ser juzgados y te abras completamente a que te
atraviesen.
Permitir que te atraviesen tiene lugar,
no cuando los confrontas ni cuando los interpretas o juzgas sino que más bien
cuando te rindes. El no rendirte es el querer ir tu por tu cuenta. Por eso te
sientes sola. Pero te sientes así porque no puedes ver la Mano de Dios en cada
instante que te pide, “amor
mío, ¡suéltalo todo!”
Yo no te puedo asesorar sobre que hacer o
qué no hacer específicamente con todo tu dilema porque eso sería un trabajo
gradual ya que en la mayoria de los casos no se puede mirar todo de un golpe.
Por eso una relación con un terapeuta cualificado te podría servir de apoyo
para que poco a poco se vayan deshaciendo esas capas de culpa y victimismo.
Pero sí te puedo decir que si de corazón te rindes completamente, lo cual esa
es la voluntad a la que puedes ahora mismo acceder, el amor mismo te proveerá
con los medios y los recursos que te sirvan de apoyo para cumplir ese deseo de
recordar a Dios en ti. Y esa es la pregunta que tarde o temprano vas a tenerte
que hacer, ¿deseo en realidad a Dios sobre todas las cosas o simplemente quiero
que Él “arregle” mis problemas?
Él que de corazón desee a Dios sobre
todas las cosas en ese instante se libera de todos sus problemas.
Voy a utilizar otro juego de palabras
para que estemos claros con lo que quise decir en esa oración.
El que de corazón desee la paz de Dios
sin importarle nada de lo que el mundo le pueda ofrecer, todos los
acontecimientos (problemas) se percibirán como oportunidades para profundizar
en esa paz y sanar.
Así que para fines prácticos te voy a
dejar con un ejercicio para que lo pongas en práctica a diario. En cada momento
que tengas libre durante el día, y te aseguro que tienes muchos momentos libres
como éste en el que has elegido estar en el internet, podrías estar en
silencio. Silencio no significa que no tengas pensamientos ni nada así por el
estilo. Solo que respires profundamente y te entregues a este momento
estableciendo la siguiente intención, “Señor (Espíritu Santo, Cristo, Amor, o
el nombre que tú elijas), me rindo completamente, que se haga tu voluntad.”
Eso es todo lo que se te pide que hagas
en cada momento. Esa actitud va a ir poco a poco abriendo tu mente y poniéndola
a disposición de el amor en ti. Y según las tormentas se te presentan, que no
son más que obstáculos al amor que surgen a la superficie para ser sanados, la
paz en ti continuará aumentando, y cada “problema” (acontecimiento) se empezará
a percibir como oportunidades para profundizar en el amor que eres. Dado ese el
caso, todas esas personas que sientes son tus verdugos, ahora te das cuentas
que están en tu vida porque quieren sanar y no saben como, y eres tú ahora la
luz que ilumina sus caminos. Ese es el trabajo de un maestro de Dios. Y cuando
hemos elegido ese puesto, hemos elegido mirar toda la culpa inconsciente en
nosotros y por eso este no es un camino de rosas. No es doloroso de por si.
Solo que se experimenta en un principio de esa manera porque estamos dispuestos
a mirar toda la culpa inconsciente escondida en nosotros.
Por lo tanto, agradece tu compromiso con
el amor y te dejo con este extracto del Dr. Kenneth Wapnick de su
libro El Perdón y Jesus para que cuando creas estar volviéndote loca, en realidad estás
recuperando la cordura:
"...en la medida
en que uno se acerca más a las capas más profundas del ego a través del
deshacimiento de nuestras proyecciones, el cruel espectro de la culpa y del
miedo surge de pronto ante nuestros ojos con una venganza, puesto que esos son
los obstáculos a Dios.
Mirar la culpa y el
miedo es aterrador por definición, y también por experiencia. A medida que
avanzamos en nuestro camino espiritual, el dolor de estas experiencias aumenta
en intensidad igual que nuestros sentimientos de desesperanza.
Al parecer estamos
empeorando en vez de mejorar. En verdad, no obstante, sencillamente estamos
acercándonos más a unas áreas más profundas de culpa y de miedo reprimidos, la
precisa piedra angular del sistema del ego. En su desesperación el ego intenta
detener este paso final de su deshacimiento y, en un "esfuerzo por quemar
su último cartucho" trata de atacarnos como jamás lo había hecho antes.
Aunque sus formas
difieren grandemente entre las personas, nadie se escapa de esta parte del
camino. Por esta razón, el Curso se refiere a los "períodos de
inestabilidad" e incomodidad, por no decir nada del terror, que
encontramos a lo largo del camino.
El Curso describe
este proceso: 'Es muy probable, por lo tanto, que el ego te ataque cuando
reaccionas amorosamente [i.e., le respondes al Espíritu Santo], ya que te ha
evaluado como incapaz de ser amoroso y estás contradiciendo su juicio. El ego
atacará tus motivos tan pronto como éstos dejen de estar claramente de acuerdo
con la percepción que él tiene de ti. En este caso es cuando pasa... a la
perversidad cuando decides no tolerar más tu auto-degradación e ir en busca de
ayuda. Entonces te ofrece como "solución" la ilusión del ataque (T-9.VII.4:5-7; T-9. V III.2:9-10)."