Monday, July 31, 2017

El Amor de Dios se Encuentra en la Mente de Cada uno de Nosotros


Comentario: El amor de Dios se encuentra en la mente de cada uno de nosotros. Sólo que se ignora cuando ponemos nuestra atención en cualquiera de las imágenes que se proyecta en este mundo. La relación especial, el deseo por otro cuerpo opaca el amor qué quiere ser extendido a toda la Filiación sin hacer excepción ninguna.

“No puedes entablar ninguna relación real con ninguno de los Hijos de Dios a menos que los ames a todos, y que los ames por igual. El amor no hace excepciones. Si otorgas tu amor a una sola parte de la Filiación exclusivamente, estarás sembrando culpabilidad en todas tus relaciones y haciendo que sean irreales. Sólo puedes amar tal como Dios ama. No intentes amar de forma diferente de como Él lo hace, pues no hay amor aparte del Suyo. Hasta que no reconozcas que esto es verdad, no tendrás idea de lo que es el amor.“ T-13.X.11:1-6

Cuando nos sentimos atraídos hacia otro cuerpo y queremos de una forma u otra poseerlo para que no nos abandone, para que sea “nuestro”, para que no se vaya con “nadie”, todas esas son diferentes distracciones que mantiene al Santo Hijo de Dios distraído de el amor de Dios y por consiguiente sufriendo. Cristo no nos pide que renunciemos a nuestras relaciones especiales pero sí nos exhorta a que seamos conscientes. “He dicho repetidamente que el Espíritu Santo no quiere privarte de tus relaciones especiales, sino transformarlas.” T-17.2:2

Y en el momento que nos sentimos atraídos o distraídos por cualquier ilusión que el mundo ofrezca, que retornemos la atención hacia Él para poder tomar conciencia de el amor que él comparte con nosotros y ahora podemos extender ese amor a todos sin ningún sentido de exclusividad. “El Espíritu Santo sólo te pide este pequeño favor: que cada vez que tus pensamientos se desvíen hacia una relación especial que todavía te atraiga, te unas a Él en un instante santo y ahí le permitas liberarte. Lo único que necesita es que estés dispuesto a compartir Su perspectiva, para que Él te la conceda en su totalidad”. T-16.VI.12:1-2

Pues sí dirijo mi amor hacia una parte de la Filiación (hacia una relación especial) estoy sembrando más y más culpa en la mente al haber excluido a "otros" (reforzando la creencia en la separación). Siempre tenemos que recordar que el mensaje de el Curso va dirigido a la mente y no a lo que ocurre en el mundo de las formas. El amor del que estamos hablando es el sentido de unidad con todos y cada uno de nuestros hermanos, libre de juicio, libre de exclusividad.

De la forma que me relaciono con una pareja, con los hijos, con la familia, con amistades, pueda que sea diferente de como me relacione con alguien que no conozca. Pero no confundamos el placer que se deriva de un contacto físico al amor verdadero. Si confundimos el placer con el amor una persona puede confundir el acostarse con múltiples personas como un acto de “amor” y creer que eso significa que estoy “amando” a todos. Ese placer que deriva un ser humano por acostarse con su pareja no difiere del placer que un pedófilo deriva. Es el mismo placer canalizado de diferente manera. OJO!!!! YO NO DIJE QUE EL “ACTO” ES EL MISMO. DIJE QUE EL PLACER ES EL MISMO.

El propósito de Un Curso de Milagros, siendo consciente de que nuestro deseo es sostener el mundo por el miedo que le tenemos a Dios, es liberarnos de la culpa inconsciente que es la que se le proyecta a los objetos en el mundo haciéndonos creer que son ellos los que nos hacen sentir de una manera u otra. Si derivo placer de una tarta de chocolate porque creo que es la tarta de chocolate la que me hace sentir así puedo terminar siendo preso de la creencia que dice que mi fuente de placer, de “bienestar” proviene de la tarta de chocolate. Y como cada vez que como tarta de chocolate derivo una especie de satisfacción personal, cuando me sienta carente o vacío voy una vez más hacia la “fuente” que yo crea sea la que pueda satisfacer mi vacío, que en este caso es la tarta de chocolate. Y aparentará como que no puedo detener ese deseo hasta que se convierte en una obsesión ya que la culpa inconsciente se retroalimenta constantemente.

¿Significa eso que no puede uno disfrutar de una tarta de chocolate o de alguna experiencia sexual con mi pareja o de algunas de las experiencias que se nos presenta en este mundo que podrían inocentemente ser disfrutadas? ¡Claro que podemos disfrutar de todo eso! Sólo que cuando es la culpa inconsciente la que dirige el comportamiento todas esas experiencias terminan convirtiéndose en obsesiones de las cuales sólo se deriva sufrimiento. ¿Por qué? Porque su propósito es mantener a la mente distraída con este sueño de separación. Y en si, ese es nuestro único problema.

Cómo entonces se puede salir de este círculo vicioso. Soltándolo todo y entregando la mente al momento presente (el Instante Santo). Lo que dificulta este proceso es que sensaciones salen a la superficie (nuestro deseo, nuestro apego por las cosas del mundo que no queremos soltar por miedo a “perder” algo) y es aquí donde tenemos que aprender a ser fuertes, a sentirlas y permitir que nos atraviesen. Un Curso de Milagros lo plantea la siguiente manera, “Trata de ir más allá de las nubes utilizando cualquier medio que te atraiga. Si te resulta útil, piensa que te estoy llevando de la mano, y que te estoy guiando. Y te aseguro que esto no será una vana fantasía.” W-pI.70.9:2-4

El Espíritu Santo no nos juzga por ser adictos a nuestros placeres pues Él muy claramente sabe que somos inocentes debido a nuestra realidad en Dios independientemente de lo que aparente estar teniendo lugar en el sueño. Pero aunque Él lo sabe nosotros no, y es por eso que tenemos que acudir a Él constantemente. Esa es la práctica diaria del Instante Santo, de esos momentos de quietud, de rendición total.

El perdón nos lleva a una liberación total en donde la paz se convierte en nuestro estado natural y es desde ahí cómo nos relacionamos con el mundo. Y lo que se haga o se deje de hacer es irrelevante. Si el deseo sexual surge por ejemplo, se canalizar saludablemente como un medio de expresión dentro del cual nadie sale afectado. Si el deseo por comerse una tarta de chocolate surge, y está disponible la oportunidad de podérsela comer, se disfruta sin culpa.

No obstante, mientras todavía se deseé algo del mundo estamos atraídos a la culpa y sufriremos. El Curso nos recuerda: "Cualquier cosa en este mundo que creas que es buena o valiosa, o que vale la pena luchar por ella te puede hacer daño y lo hará." T-26.VI.1:1 No tenemos que intentar entender como este cambio de mentalidad pueda tener lugar. Eso ocurrirá muy naturalmente si simplemente hacemos nuestra practica diaria, que para eso están los ejercicios del Curso acompañados de nuestra pequeña dosis de buena voluntad. Pero no es un trabajo fácil. Sin embargo el Espíritu Santo lo tiene todo bajo Su control.

Por lo tanto continuemos abriendo el camino en una rendición total a cada momento presente y confiemos en el proceso siempre recordando que, “Si supieras Quién camina a tu lado por la senda que has escogido, sería imposible que pudieses experimentar miedo.” T-18.III.3:2