Comentario: Ninguna de
esas actividades afectan tu santidad ni tu espiritualidad. En otras palabras
cuando estás durmiendo sueñas, aunque en el sueño comas carne, fumes, debas,
tengas sexo, lo que sea que hagas no puede afectar en absoluto al que está
soñando el sueño. Lo que tú eres es lo que sueña este sueño y por consiguiente,
una vez más, lo que hagas acá no afecta tu realidad en Dios.
La pregunta en realidad no tiene que ver
con esas actividades sino que más bien qué es lo que te impulsa a hacerlas, ¿el
miedo, la ansiedad, la carencia, o el amor? Si estás en paz contigo mismo, si
te sientes pleno y no te sientes carente te darás cuenta que muchas de las
actividades que antes tenían lugar en tu vida se caen por su propio peso debido
a que no hay necesidad de ellas.
Una cosa es disfrutarte un cigarro y otra
cosa es necesitarlo. Una cosa es disfrutar una experiencia sexual y otra es
necesitarla. Una cosa es disfrutarte un trago y otra es necesitarlo. ¿Puedes
ver la diferencia? En mi caso simplemente observo al personaje Nick Arandes
haciendo lo que hace inocentemente. Si me apetece hacer algo lo hago y sino me apetece
no lo hago. Y lo que sea que termine haciendo si me encuentro juzgándome
aprovecho esa experiencia como otra oportunidad para perdonar.
Pero lo importante para mí es en cada
momento ser consciente y abrirme al amor y a la paz que hay en mi. De ahí en
adelante confío en lo que sea que me encuentre haciendo en cada momento. Si me
apetece carne como carne y se me apetecen vegetales como vegetales. Si me
apetece hacer ejercicio lo hago y si no me apetece hacer ejercicio no lo hago.
El fumar y el beber son actividades que nunca habían apetecido así que no las
utilizo en este ejemplo. No son “malas” ni son “buenas”. Simplemente a mi
personaje nunca le han apetecido.
Si estoy con una pareja, si
conscientemente y sin manipulación tenemos el deseo de disfrutar la experiencia
sexual se disfruta inocentemente. Una vez más, no es lo que hagas en el mundo
ni las actividades, es más bien qué estás haciendo con tu mente en cada
momento. Por eso repito que las actividades son completamente irrelevantes. No
te hacen ni más ni menos “espiritual”, no te “acercan” ni te “alejan” a Dios,
no afectan tu inocencia ni tu realidad, sólo que si son motivadas por el miedo
terminas experimentando dolor y sufrimiento. Si son inspiradas por el amor se
disfrutan como cualquier actividad en este mundo. Y si son inspiradas por el
amor puedes asegurarte de que no te estás haciendo daño ti ni a nadie.
Recuerda no obstante que según continúas
perdonando el mundo las actividades que involucran el cuerpo se van a ir
dejando a un lado hasta que el cuerpo ya no sea necesario y eso también se
suelta de manera que así se restaura la paz, la dicha, el amor y la plenitud
infinita qué por un lapso insignificante de tiempo que le llamamos “nuestra
vida” se había ignorado.