Tuesday, September 12, 2017

Comer Carne, Beber Alcohol, Fumar, Sexo...

Pregunta: “Por cierto, el asunto de comer carne, beber alcohol, fumar, sexo... Es todo lo mismo: nada. Vale, eso desde la perspectiva menos física, pero, ¿cómo tratas tú con el asunto? Me gustaría saber tu punto de vista al respecto.”

Comentario: Ninguna de esas actividades afectan tu santidad ni tu espiritualidad. En otras palabras cuando estás durmiendo sueñas, aunque en el sueño comas carne, fumes, debas, tengas sexo, lo que sea que hagas no puede afectar en absoluto al que está soñando el sueño. Lo que tú eres es lo que sueña este sueño y por consiguiente, una vez más, lo que hagas acá no afecta tu realidad en Dios.

La pregunta en realidad no tiene que ver con esas actividades sino que más bien qué es lo que te impulsa a hacerlas, ¿el miedo, la ansiedad, la carencia, o el amor? Si estás en paz contigo mismo, si te sientes pleno y no te sientes carente te darás cuenta que muchas de las actividades que antes tenían lugar en tu vida se caen por su propio peso debido a que no hay necesidad de ellas.

Una cosa es disfrutarte un cigarro y otra cosa es necesitarlo. Una cosa es disfrutar una experiencia sexual y otra es necesitarla. Una cosa es disfrutarte un trago y otra es necesitarlo. ¿Puedes ver la diferencia? En mi caso simplemente observo al personaje Nick Arandes haciendo lo que hace inocentemente. Si me apetece hacer algo lo hago y sino me apetece no lo hago. Y lo que sea que termine haciendo si me encuentro juzgándome aprovecho esa experiencia como otra oportunidad para perdonar.

Pero lo importante para mí es en cada momento ser consciente y abrirme al amor y a la paz que hay en mi. De ahí en adelante confío en lo que sea que me encuentre haciendo en cada momento. Si me apetece carne como carne y se me apetecen vegetales como vegetales. Si me apetece hacer ejercicio lo hago y si no me apetece hacer ejercicio no lo hago. El fumar y el beber son actividades que nunca habían apetecido así que no las utilizo en este ejemplo. No son “malas” ni son “buenas”. Simplemente a mi personaje nunca le han apetecido.

Si estoy con una pareja, si conscientemente y sin manipulación tenemos el deseo de disfrutar la experiencia sexual se disfruta inocentemente. Una vez más, no es lo que hagas en el mundo ni las actividades, es más bien qué estás haciendo con tu mente en cada momento. Por eso repito que las actividades son completamente irrelevantes. No te hacen ni más ni menos “espiritual”, no te “acercan” ni te “alejan” a Dios, no afectan tu inocencia ni tu realidad, sólo que si son motivadas por el miedo terminas experimentando dolor y sufrimiento. Si son inspiradas por el amor se disfrutan como cualquier actividad en este mundo. Y si son inspiradas por el amor puedes asegurarte de que no te estás haciendo daño ti ni a nadie.

Recuerda no obstante que según continúas perdonando el mundo las actividades que involucran el cuerpo se van a ir dejando a un lado hasta que el cuerpo ya no sea necesario y eso también se suelta de manera que así se restaura la paz, la dicha, el amor y la plenitud infinita qué por un lapso insignificante de tiempo que le llamamos “nuestra vida” se había ignorado.