Wednesday, September 13, 2017

El Ego Tiene También un Plan de Perdón…


“El ego tiene también un plan de perdón porque estás pidiendo uno, aunque no al maestro adecuado. El plan del ego, por supuesto, no tiene sentido y nunca será viable. Al seguir su plan te pondrás simplemente en una situación imposible que es adonde el ego siempre te conduce. El plan del ego consiste en que primero veas el error claramente, y en que luego lo pases por alto. Mas ¿cómo ibas a poder pasar por alto aquello a lo que has otorgado realidad? Al verlo claramente, le has otorgado realidad y no lo puedes pasar por alto.” T-9.IV.4:1-6

Comentario: Una de las cosas que veo constantemente es la gente “entregando”, “entregando”, “entregando” sus problemas al Espíritu Santo. Lo que no se dan cuenta es que eso no deshace el sistema de pensamientos del ego, si acaso lo refuerza debido a que ese “yo” que cree estar “entregando” sus “problemas” no puede ser deshecho en la mente que sueña el sueño debido a que se está otorgando a si mismo realidad.

El trabajo en sí es ser consciente de que soy el soñador de este sueño para así poderme abrir a la interpretación que el Espíritu Santo tienes sobre las ilusiones. Si voy por el mundo percibiendo problemas y queriendo que se resuelvan por miedo a lo que me pueda ocurrir tengo entonces que por obligación estar identificado con mi cuerpo, con lo que no soy.

Es por eso que como nos dice el extracto que acabo de compartir, “El plan del ego consiste en que primero veas el error claramente, y en que luego lo pases por alto. Mas ¿cómo ibas a poder pasar por alto aquello a lo que has otorgado realidad?” Si me dejo llevar por el mundo que mis sentidos muestran voy a pasar por alto el verdadero problema el cual consiste en creer que soy un cuerpo separado de Dios. Desde esa perspectiva personal, habiendo ya pasado por alto lo que realmente soy, voy a estar percibiendo problemas en el nivel de las forma (problemas personales), y al haberles otorgado realidad la atención de la mente va a estar dirigida completamente hacia las ilusiones.

Ese se convierte ahora en un callejón sin salida. No tengo acceso a la re-interpretación del Espíritu Santo al haber interpuesto la mía personal. Por consiguiente el plan de salvación del Espíritu Santo no requiere que yo vaya por el mundo entregando mis problemas personales. Más bien requiere que en completa aceptación deje a un lado cualquier interpretación que tenga sobre cualquier experiencia de manera que Su amor y comprensión arrope la mente y por consiguiente el cambio de percepción (milagro) pueda tener lugar.

Siempre recordemos que sólo aparenta existir un problema, la creencia de que soy un cuerpo separado de todo, y que por consiguiente hay una sola solución, ser consciente de que la separación de Dios nunca ocurrió y que ahora mismo, no como personaje sino que como conciencia, estoy unido a Él. Y de nuevo, esto no es algo que intelectualmente podamos entender ni podemos experimentar el Ser. Otra manera de decirlo sería, desde la oscuridad es imposible experimentar la luz. No obstante desde la oscuridad puedo ser consciente de que mi realidad es luz y por consiguiente no permitir por lo menos que la oscuridad me distraiga. Pues una vez que retorno a la luz la oscuridad tiene que desaparecer.

De la misma manera, una vez que retorno al Ser toda esta experiencia física tiene que desaparecer. Por lo tanto aquí estamos aprendiendo a ser conscientes de nuestra naturaleza, y el perdón es la herramienta que nos apoya a por lo menos no dejarnos distraer por la experiencia física. En su debido momento cuando el mundo sea perdonado el cuerpo se deja a un lado y el Ser se experimenta a Si Mismo sin ningún tipo de distracción.

Así que para ser consciente de que soy consciente de este sueño necesito el plan de salvación del Espíritu Santo. Eso no requiere que “entregue” ninguno de mis problemas. Sino que más bien aprenda a pasarlos por alto al dejar de otorgarles realidad. Eso es algo de lo que el Espíritu Santo se encargará. No intentemos dejar de otorgarle realidad a nuestros problemas o a cualquiera de nuestras experiencias intelectualmente. Primero empezamos por observar como nos sentimos. En otras palabras cuando sentimos algún tipo de reacción, ya sea dolorosa o placentera a raíz de alguna experiencia, eso ya es un indicativo de que le estoy dando realidad al sueño. No es razón para sentirse mal ni culpable. Es simplemente una oportunidad para hacerme consciente. Ahí pedimos ayuda al Espíritu Santo; “Nunca estoy disgustado (o excitado) por la razón que creo” W-pI.5, o “Podría ver paz en lugar de esto” W-pI.34.

Pero éstas no son palabras que se “recitan.” Pues de nuevo, ese es el personaje “yo” intentando aplicar las lecciones del curso. Ésas elecciones simplemente van dirigiendo la mente en una nueva dirección. El problema o circunstancia en la forma no necesariamente tiene que cambiar. Lo que si cambia es nuestra manera de verlo (la paz que sobrepasa todo entendimiento). Así se va uno poco a poco desvinculando de la posición fija que tiene hacia las ilusiones.

Ese en sí es el ejercicio de entrega. Simultáneamente cuando las cosas en nuestra vida aparenta ir “bien” nos brindamos momentos de quietud los cual el curso les llama Instantes Santos de manera de poder seguir recordando a Dios en nuestra mente. Esto solo ocurre cuando deseamos la verdad, cuando deseamos la paz de Dios genuinamente. No tenemos que ser perfectos, ni siquiera sentirnos culpables porque todavía deseamos el mundo. Mientras todavía deseamos el mundo simultáneamente estamos haciendo el trabajo. Así por lo menos vamos reconociendo en qué dirección estamos dirigiendo la mente.

En su debido momento, según la culpa inconsciente se va deshaciendo, el valor que se le estaba otorgando al mundo se va reemplazando por nuestro deseo por la paz, y el mundo de las ilusiones empieza a perder su poder sobre la mente. Ahi comienza la transición de un sueño de pesadilla a un sueño feliz. Y una vez más, en su debido momento, cuando el miedo a Dios se erradique completamente de la mente, el sueño se deja un lado y el Amor Verdadero queda restaurado en la mente (el Hijo Prodigo regresa a Casa y celebra con el Padre la fiesta que ´Él Le tiene preparada).