Comentario: Primero que nada, la frase de "multiplicarse y llenar la
tierra" no va en acorde con las enseñanzas de Un curso de Milagros. Dios
no diría eso porque Él no creó la tierra, Dios solo creo lo que es real. Lo que
es real es Uno, no tiene divisiones, no hay separación, és de lo que las
palabras no pueden hablar. Otras filosofías quizás dirán eso, y no estoy aquí
para debatir filosofías sino que para qué tengamos claro que Un curso de
milagros es una enseñanza puramente no dual. Si quieres saber lo que el Curso
piensa sobre el mundo, y hablo de este mundo en el que aparentamos vivir, es;
"El mundo se fabricó como un acto de agresión contra Dios. Es
el símbolo del miedo. Mas ¿qué es el miedo sino la ausencia de amor? El mundo,
por lo tanto, se fabricó con la intención de que fuese un lugar en el que Dios
no pudiese entrar y en el que Su Hijo pudiese estar separado de Él." W-pIII.3.2:1-4
Segundo, no es que haya un “amor” como el
que se le tiene los hijos sino que el “amor” que se tiene a los hijos es más
“especial” que el “amor” que se le tiene otras cosas. Y observa que puse la
palabra amor entre comillas porque eso no es amor si va dirigido hacia un
objeto específico excluyendo al resto. Es como decir, “yo siento un
amor profundo por mi brazo izquierdo y no por el brazo derecho. Es por eso que
quiero tener más brazos izquierdos.” Cuando
haces a tus hijos más especiales que a cualquier otra persona sería lo mismo
que decir que el amor de Dios es más especial para unos que para otros.
Y tercero, esa idea de amor
"incondicional" hacia los hijos, si de verdad somos honestos, es una
mentira porque siempre uno quiere algo de ellos. Inclusive, los tienes por lo
que crees que podrías derivar de ellos. Dices, “soy feliz porque
tengo a mi hijo”. ¿Entonces si no lo tuvieses
no podrías ser feliz? Y volviendo al tema de amor “incondicional”, ¿podrías
aceptarlos tal como son y que se comporten como quieran, y darles toda la
libertad que se merecen?
En otras palabras, dices que los amas
“incondicionalmente”, sin embargo quieres que se comporten como tu quieres,
quieres que te hagan sentir de alguna manera. Eso no es amor incondicional. La
verdad es que no se puede negar que uno de los apegos psicológicos más fuertes
que el sistema de pensamientos de ego puede utilizar para no querer soltar este
mundo es la familia. O como el ego lo plantea, el “amor” por la familia. Vamos
a llevarlo un poco mas allá, el “amor” por MI familia. Sin MI familia, ¿cuál
sería la razón para YO querer quedarme aquí?
¿Observas la razón por la cual estoy
capitalizando los “MIS” y los “YOS”? Porque el ego quiere que tú creas ser un
cuerpo separado. En el momento que te adjudicas a ti la idea de “yo” como
individuo, el mundo de las ilusiones se utiliza para contrastar en la mente la
idea de un “yo” separado y un “mundo”.
Todo en este mundo son diferentes
distracciones que el ego utiliza para mantener a la mente distraída en el
sueño. Todos esos deseos vienen de una sensación de carencia que si los ponemos
ahora al servicio del Espíritu Santo se convierten en puentes a través del cual
se puede reconocer ese amor incondicional que Dios tiene por nosotros. Es por
eso que el propósito de toda relación especial es transformarla en una relación
Santa. Otra manera de decirlo sería, que todo deseo hacia algo (hijo, familia,
objeto, etc.) pueda ser liberado y convertirse en un espacio de aceptación
total (amor incondicional), y es así como se suelta el apego al mundo, la mente
descansa en paz, y en su debido momento despierta del sueño.
Por lo tanto, te lo voy a plantear muy
fácil. Si no tienes hijos es porque no se supone que los tengas. Si tienes
hijos es porque se supone que los tengas. Lo importante no es si los tienes o
no, ni si los deseas o no. Lo importante es que, sea cual sea tu escenario, lo
utilices para ejercer tu única función la cual es perdonar. ¡Es así de simple!
Por lo tanto, si en el caso que fuese
alguien siente tristeza por no poder tener hijos, esa es su oportunidad para
perdonar. Si le da igual tenerlos o no, mientras su experiencia sea la de ser
un cuerpo, el mundo le presentará las mismas oportunidades para perdonar sólo
que la forma que tengan tendrán la "apariencia" de ser
"diferentes" que la de no tener hijos. Eso es todo, ya que a final de
cuentas un sueño sigue siendo un sueño no importa la forma que tenga. Por eso
el escritor Calderón de la Barca una vez dijo, “La vida es un
sueño y los sueños sueños son.”