Monday, June 11, 2018

Rechazo, Deseo, La Meditación

Lo que hace tan difícil deshacer el sistema de pensamientos del ego, no es el rechazo al mundo sino que el apego hacia él. Rechazar algo implica sacrificio mientras que el apego hacia algo implica deseo. Mientras el deseo profundo hacia algo se mantenga arraigado, rechazar ese deseo, luchar contra él es extremadamente exhaustivo y doloroso. Es por eso que generalmente uno necesita satisfacer esos deseos, para que una vez a raíz de una experiencia personal se de cuenta que ahí no hay nada, pueda la mente hacer un giro de 180° hacia el interior.

Es ahí cuando la búsqueda, por así decirlo, tiene lugar. Lo que ocurre ahora es que, por un lado hay un profundo deseo por La paz, mientras que por el otro el deseo por el mundo sigue vigente. Y ese deseo por la paz se confunde con una experiencia mas cómoda como ser humano. Es como decir, "quiero seguir siendo un ser humano sintiéndome separado de Dios pero cómodo y feliz dentro de esa separación". Por eso el curso me recuerda, “Desear la paz de Dios de todo corazón es renunciar a todos los sueños. Pues nadie que diga estas palabras de todo corazón desea ilusiones o busca la manera de obtenerlas." W-pI.185.5:1-2

Esta es en sí la etapa conflictiva que generalmente se experimenta como muy dolorosas. No es que sea dolorosa en realidad. ¿Cómo sería posible que la paz de Dios fuese dolorosa? No obstante, se experimenta de esa manera porque hay un apego todavía al mundo, ya que fue el deseo por sentirnos separados lo que llevó a la proyección del mismo. En otras palabras, es la historia del hijo pródigo cuyo deseo fue separarse de su Padre y a raíz de eso construyó su propio mundo.

Ahora que la mente intelectual se encuentra aturdida, quiere intentar regresar a casa, sólo que es imposible dado que la mente intelectual es el obstáculo mismo por la cual la comprensión que ya somos se mantiene oculta. La simpleza del proceso es que lo único que requiere es una rendición total a lo que es. "El perdón, en cambio, es tranquilo y sosegado, y no hace nada. No ofende ningún aspecto de la realidad ni busca tergiversarla para que adquiera apariencias que a él le gusten. Simplemente observa, espera y no juzga." W-pII.1.4:1-3

Lo que dificulta el proceso, que no es dificultoso, en realidad es muy simple, no obstante, es que la mente quiere entenderlo, quiere hacer sentido de ello ya que si una rendición total tiene lugar, es la desaparición de la mente. Es la desaparición del ego. La muerte de el "yo" que se percibe separado. No estoy hablando de la muerte física, aunque como no existe un cuerpo no puede haber una muerte "física" pero ese es otro tema de conversación, sino que estoy hablando de la muerte psicológica. Eso es debido a que nuestra identidad psicológica esta basada en este "yo" que creo ser. Si eso se deshace, la pregunta que surge es, ¿quién soy yo?

Sin embargo, para esa pregunta no existe contestación. Lo único que existe es una experiencia, la cual cuando la misma tiene lugar, no hay nada más de qué hablar. Es por eso que se dice que para iluminarse hay que desaparecer. Una manera de desaparecer mientras nos experimentamos como un cuerpo-mente, es cuando nos experimentamos en un estado de contemplación constante, donde no reaccionamos al mundo sino que más bien lo observamos. El deseo de opinar se cae por su propio peso. No entramos en conflicto con nada ni con nadie. Nos da igual tener la razón o no. Esto me recuerda el pasaje del curso que nos dice, "Hay una manera de vivir en el mundo que no es del mundo, aunque parezca serlo. No cambias de apariencia, aunque sí sonríes mucho más a menudo. Tu frente se mantiene serena; tus ojos están tranquilos." W-pI.155.1:1-3 Y si en algún momento se requieren palabras que surjan de uno, que en ocasiones puedan tener la apariencia de opiniones o sugerencias, surgirán naturalmente como una acción espontánea sin apego a que las mismas sean escuchadas o aprobadas.

Una vez que uno ha recorrido bastante el mundo, experimentado el subidón de los placeres seguido por el bajón de los dolores, y está listo para elegir la paz sobre todas las cosas, ahí comienza el trabajo. El llamado de regreso a casa está latente. Los días del sistema de pensamientos de ego están contados. Sin embargo, sabiendo el ego que su final está cerca, quiere jugar ahora el papel de "salvador", de "maestro espiritual" dirigiendo la mente hacia prácticas, que aunque algunas aparenten ser espirituales, están diseñadas para incrementar el placer, o un estado de aparente "tranquilidad" como la meditación, sólo que la utiliza para evadir en vez de para mirar.

En otras palabras, cuando la mente se enfrenta a un obstáculo, algún miedo que no quiere afrontar, la meditación se utiliza para esconderse y no mirar lo que está ahi. Es por eso que uno puede practicar la meditación por años y años, y sus miedos e inseguridades se mantienen intactas. En ese sentido el buscador se convierte en un adicto a la meditación. Eso fue lo que me ocurrió a mi por muchos años. Utilizaba la meditación, o para no sentir, que es otra manera de decir evadir el dolor, o para intentar visualizar, manifestar, cambiar algo, que es otra manera de decir la búsqueda del placer.

No era con la intención de recordar la verdad. Recordemos que la verdad atemoriza al sistema de pensamientos del ego, ya que como estamos tan identificados con él, creemos que deseamos la verdad, cuando en realidad lo que queremos es seguir sintiéndonos separados, sólo que más "cómodos". De nuevo, el hijo pródigo quiere que se le "arregle" su mundo para mantenerse cómodo ahí y no regresará al Padre.

No obstante, cuando ya está uno listo para mirar, la meditación deja de ser una práctica para "solucionar" problemas o para evadir, y ahora se convierte en una practica para conscientemente observar. Y la misma se puede hacer con los ojos abiertos o cerrados, sentado o parado, sin ninguna posición "especial". Es simplemente un constante observar. En ese sentido se podría deducir que nuestra experiencia de vida se convierte en una constante meditación.

En un principio, y aunque esto aparente ser contradictorio con lo que acabo de compartir, la meditación como forma de evasión es muy útil para un principiante, porque por lo menos lo va llevando a una práctica a través del cual la atención deja de ser puesta en lo exterior. En ese sentido, en su debido momento, la comprensión aprovecha esa práctica para entonces ejercer la posición que le corresponde y dirigir la mente hacia la verdadera paz.

Sería como decir, digamos que un niño muy rebelde utiliza armas de fuego para matar animales indefensos. Si yo intento quitarle el arma el niño simplemente va a rebelarse contra autoridad y pueda que su comportamiento empeore. Sin embargo, yo podría comprar un arma de fuego y llevármelo conmigo en una caminata donde aparenta que vamos a matar animales indefensos. El niño creyendo que estoy de su lado, me acepta y caminamos juntos. En esa caminata puedo aprovechar y tener una conversación la cual lleve a ese niño a reflexionar. En ese sentido, aunque yo compré el arma de fuego con la aparente intención que el niño tenía, sirvió simplemente para que yo pueda entrar en conversación con él y a raíz de ello el niño cambia de parecer sobre su comportamiento.

Por consiguiente, aunque el deseo por la verdad no sea la razón por la cual alguien se sienta inclinado a la practica de la meditación, aún así, el mero hecho de empezar a meditar es siempre un buen lugar para comenzar.