Comentario: Cuando la mente es secuestrada por
el sistema de pensamientos del ego, el deseo por el placer es su constante
fuente de "vida". Todo deseo, seamos conscientes de ello o no, es
sinónimo de sufrimiento. Y es por esa misma razón se la pasa uno satisfaciendo
deseos, creyendo que eso es felicidad. Pero lo que hay subyacente es una
constante insatisfacción. De nuevo, eso es sufrimiento. Recuerda que nuestra
naturaleza es plenitud. Pero al percibirnos como algo incompleto (separado), la
búsqueda del placer para sentirme "pleno" es el motor que motiva la
acción de todo ser humano.
Una vez que
se han tenido suficientes experiencias que dan testimonio de que la verdadera paz
y felicidad no se deriva de la búsqueda del placer, se pueden experimentar
cambios, que en un principio son malinterpretados, dado que todavía existe en
el organismos las creencias latentes con las que la mente se ha identificado
toda su vida.
Según esas
creencias van siendo desarraigadas por así decirlo, se puede experimentar un
espacio de confusión. Y en un principio, mientras la comprensión no es
integrada, se puede experimentar un nivel de conflicto que en ocasiones es
extremadamente agudo porque en este proceso la mente está aprendiendo a
discernir entre sus fantasías y la realidad. Utilizando el ejemplo que
compartes, una relación que se sostiene por el deseo, parte de la premisa de
que son incompletos. Y como si fuera poco, esa misma premisa está siendo
sostenida por un sinnúmero de creencias.
Digamos que
tu crees que el sexo es importante en una relación. Y a su vez, también hay en
ti un miedo a ser abandonada o rechazada. El deseo, el apetito sexual, mientras
te percibas como incompleta jugará un papel muy significativo en tu búsqueda de
la relación. Sin embargo, una vez ese deseo se cumple, observas que no te
sientes satisfecha, que todavía hay un sentimiento de vacío, por lo que
mientras haya una atracción fuerte hacia esa persona, alimentada por el deseo,
intentas llenarlo con otro encuentro sexual, y otro, y otro. Pero aun así,
observas que el sexo no te brinda lo que realmente deseas, lo cual es, sentirte
plena ¡TODO EL TIEMPO!.
Una vez que
eres consciente de que ese deseo no cumple lo que realmente tu corazón anhela,
lo cual es un estado de plenitud, de paz interior, comienza la búsqueda. Cuando
la mente empieza a experimentar atisbos de paz, que es lo que todos deseamos,
aunque todavía no seamos consciente de ello, y la búsqueda del placer deja de
llamarte la atención ya que sabes que ahi no hay nada, el sexo deja de ser
importante. Esto no implica que no vuelvas a tener sexo. Solo que si el deseo
surge, se ver por lo que es, una sensación placentera y pasajera que no tiene
valor ninguno, que no añade nada a tu sentido de ser. Si se tiene sexo se
disfruta, y luego se deja a un lado, como cualquier otra cosa que carece de
valor. No hay culpa, no hay sentimiento de vacío, solo una experiencia.
Sin embargo,
y aquí es donde uno de los conflictos fuertes pueden tener lugar. Si en tu
sistema de creencia existe el miedo a ser abandonada, o rechazada, pueda que
empieces a cuestionar tu propia cordura. Entonces crees que eres tú el
problema. Pues hay creencias muy arraigadas sobre la relación de pareja, la
sexualidad, etc.
Ese fue uno
de los conflictos más grandes que experimenté en relaciones anteriores. Creer
que el sexo era "importante", y por encima de ello, que era "mi
responsabilidad" satisfacer a la mujer. Y para añadirle más sal a la herida,
el miedo profundo a ser abandonado, o reemplazado, me sentía aterrorizado a
elegir la paz de Dios. Porque de nuevo, hay un miedo subyacente que dice que si
elijo la paz de Dios voy a "perder" a esta mujer que tanto DESEO,
porque ese deseo viene de mi sensación de sentirme incompleto. Y como elegir la
paz de Dios, según esa creencia inconsciente, daba lugar a la ausencia del
deseo (paz verdadera), el miedo a no desearla, de nuevo, por miedo a ser
abandonado, implicaba un sufrimiento muy profundo. Sin embargo, el sufrimiento
surge del deseo mismo. ¿Puedes observar la demencia del sistema de pensamientos
del ego, y como utiliza el deseo mismo para sostener la creencia de que el
deseo es algo valioso, cuando en realidad el deseo mismo es la causa del sufrimiento?
Pero si no examinamos lo que está detrás de todo deseo, nuestra experiencia de
vida continuará siendo regida por nuestros deseos, y por ende, es una vida
sufrida. Por eso es que el curso nos recuerda que nuestros deseos están ahi, no
para ser juzgados, sino que para ser perdonados.
Y por
cierto, aunque lo que acabo de compartir eran mis creencias, no estoy
insinuando qué las mujeres con las que estuve en relaciones exigían de mi que
las satisficiera. Sin embargo, generalmente, una mujer que entre en una
relación motivada por el placer, deseando sentirse deseada, si su pareja no le
hace sentir de esa manera, ya sea porque no desea tener sexo, o porque no le
dice lo que ella quiere escuchar, una de dos cosas puede ocurrir: la primera es
que ella deje la relación porque no siente que esa persona satisface sus
necesidades. O, que ella empiece a cuestionar su propia valía, exigiéndole a su
pareja que le de lo que ella cree que es "normal" y
"necesario" en una relación de pareja. Eso finalmente termina haciendo
de la relación un infierno.
Tú te
encuentras en un proceso de discernimiento, en el que estás observando los
deseos que surgen, y que a su vez se contraponen a tus creencias. Según las
creencias se van deshaciendo y reemplazadas por la cordura, el proceso se
convierte en algo muy ligero y amoroso. No hay miedo de "perdida", no
hay sensación de "sacrificio", simplemente la mente descansa en su
Fuente mientras observa los escenarios que van teniendo lugar en la
"vida" diaria.
Volviendo a
tu pregunta, comentas, "...aunque cuando no estoy con él lo extraño, pero
al estar juntos ya no quiero nada y lo único que quiero es irme a mi
casa".
Lo extrañas
porque te has acostumbrado a estar con él. Cuando compartes mucho tiempo con
una persona, y de repente la persona deja de estar ahí, por costumbre puede que
la extrañes. Ahí no tiene por que haber sufrimiento. Sin embargo, al darte
cuenta de que él no tiene nada de valor que ofrecerte (no es tu fuente), y no
estoy hablando de él, estoy hablando de el mundo en general, solo que en este
caso él forma parte de ese mundo, querer regresar a casa podría simbolizar tu
deseo de querer estar contigo.
Por lo
tanto, manteniendo una comunicación abierta y honesta con tu pareja, continúas
honrando tu deseo por recordar a Dios, y el guión que te haya tocado vivir es
lo que decidirá si esa relación continúa en la misma forma en la que se inicio
(como pareja) o si no. Pero eso no es algo por lo que tienes que preocuparte.
Elegir el perdón como tu única función, es lo que te va a ir apoyando a estar
en paz con cualquiera que sea tu experiencia de vida.