Saturday, January 26, 2019

Cuando Nada De Lo Que Se Hace En El Mundo Tiene Sentido

Pregunta: “Buenos Dias Nick, Tengo varios años practicando el curso de milagros y poco a poco se ha ido asentando últimamente sucede que a medida que voy experimentando más espacios de paz he ido perdiendo interés en muchas cosas tales como proyectos de emprendimiento que han surgido en los cuales tengo dinero invertido, hoy simplemente no me atraen sin embargo observo cierta culpa por no consolidarlos o mantenerlos, aún con dudas de si este sentimiento será temporal y debo conservarlos o aceptar que ya no me son atractivos, como que eso es en lo que me detengo en la práctica ya que siento a un cuestionamientos de una anterior forma de vivir. Un poco confundida de saber si no estoy aplicando bien el perdón y hay algo que no puedo ver. Por otro lado la preferencia de experimentar la paz de dejar de hacer cosas que aparentemente ya no tienen sentido alguno. Sé y me imagino has pasado por esto. Me encantaría me hablaras un poco en relación a esto si en un momento llegas a tener tiempo. Gracias”

Comentario: Este es un período muy delicado que requiere de mucha confianza. De hecho, sin confianza lo que se experimenta es dolor y confusión. Hay un extracto de Un curso de Milagros que dice, ”A medida que este reconocimiento se arraiga más, acaba por convertirse en un punto decisivo en la vida de cada persona. Esto finalmente vuelve a despertar la visión espiritual y, al mismo tiempo, mitiga el apego a la visión física. Este alternar entre los dos niveles de percepción se experimenta normalmente como un conflicto que puede llegar a ser muy agudo.” T-2.III.3:7-9

En otras palabras, lo que tiene lugar es que por un lado la mente está empezando a reconocer su deseo profundo por despertar. No obstante, como todavía el condicionamiento del sistema de pensamientos del ego está vigente, hay miedo de soltar el mundo que la mente ha fabricado a raíz de la culpa inconsciente. Y es por eso que como dice ese extracto, “Este alternar entre los dos niveles de percepción se experimenta normalmente como un conflicto que puede llegar a ser muy agudo.” T-2.III.3:9

Pero ese extracto finaliza con la siguiente oración, “Aun así, el desenlace final es tan inevitable como Dios.” T-2.III.3:10 Es decir, no hay razón por la cual preocuparse porque el regreso al amor está garantizado. Pero de nuevo, el miedo al amor es lo que lleva a la mente a proyectar un mundo. Y sin embargo, ese mundo que la mente proyecta es la causa del sufrimiento. Es un juego de ajedrez que no importa qué movimiento hagas siempre vas a perder.

Aquí es donde la paz de Dios es la única herramienta que nos puede apoyar. Porque la atención deja de estar puesta en el mundo y descansa en su fuente. Para fines prácticos, ahora vamos a ver cómo esa transición se experimenta en nuestra experiencia “humana”. Al creer que somos un cuerpo, y que nuestra fuente proviene del mundo, nos encontramos emprendiendo todo tipo de actividades para obtener esa “seguridad” que tanto deseamos y buscamos. En otras palabras, para obtener esa “felicidad” y esa “paz” que tanto buscamos a raíz de lo que hacemos y de lo que creemos obtener. Una vez que el propósito, la paz de Dios queda establecida en la mente, algo muy curioso ocurre. Perdemos interés por el mundo y las cosas del mundo, y a su vez queremos descansar más y más en ese espacio de quietud que mora en nuestro ser.

El mundo, siendo un espejo, siendo un reflejo de nuestro estado de conciencia, cuando la paz se va estableciendo en nuestra mente, un estado de aceptación se va asentando, y no es que dejamos de hacer cosas en el mundo sino que lo que se hace en el mundo sirve únicamente para seguir alimentando ese propósito ya establecido en la mente, lo cual es esa paz que se experimenta cuando se desea el amor sobre todas las cosas.

Es así como empiezas a vivir en el mundo en un estado de amor, en un estado de dicha, en un estado de paz. Ya sabes que el mundo no tiene nada de valor que desees. Sólo deseas más y más esa paz que se va asentando en tu corazón. Y ahora cuando surgen deseos de hacer cosas en el mundo se hacen sin expectativa. Simplemente se hacen por la dicha y por el gozo de hacerse. Y es así como se integra uno al mundo sabiendo que no forma parte de él.

Pero en un principio esta transición se experimenta como confusa y dolorosa porque por un lado deseo la paz de Dios pero por el otro todavía creo que esa paz y esa seguridad se deriva de lo que haga en el mundo u obtenga del mundo. Sin embargo, mientras más esa paz se va priorizando uno puede observar como nuestra forma de percibir el mundo cambia de manera que la enseñanza se va cada vez más integrando y asentando. Toda experiencia es aceptada porque se desarrolla una confianza en la vida donde no importa lo que esté teniendo lugar sabemos que forma parte de un plan cuyo único propósito es nuestro verdadero bienestar.

Esto me recuerda los siguientes extractos del curso que dicen; “Todas las cosas obran conjuntamente para el bien (de la mente, pues ahí es donde se experimenta la paz). En esto no hay excepciones salvo a juicio del ego." T-4.V.1:1-2 Y el otro extracto, mi favorito, ”¿qué no ibas a poder aceptar si supieses que todo cuanto sucede, todo acontecimiento, pasado, presente y por venir es amorosamente planeado por Aquel cuyo único propósito es tu bien?" W-135.18:1

Cuando esta comprensión va teniendo lugar, y esto es una experiencia, en el que todo es aceptado y acogido, la vida se convierte en una aventura, se hace mas amable, y paradójicamente las experiencias se disfrutan plenamente porque ya nuestra atención no divaga. Está firmemente establecida en nuestro centro. Y aunque vivimos en el mundo, o mejor dicho, nos experimentamos como cuerpos en el mundo, se vive más ligero lo cual me recuerda el siguiente extracto del curso, “Hay una manera de vivir en el mundo que no es del mundo, aunque parezca serlo. No cambias de apariencia, aunque sí sonríes mucho más a menudo. Tu frente se mantiene serena; tus ojos están tranquilos.” W-pI.155.1:1-3

Eso no implica que no se experimenten los mismos desafíos que tienen lugar en el mundo dado que esta experiencia física es dual. Pero sí implica que cuando hay comprensión se viven de manera diferente. Ya no hay sufrimiento. Sí, hay dolor y hay placer dado que eso forman parte de la polaridad, de la experiencia de este mundo. Pero no hay sufrimiento. Hay confianza, hay comprensión, hay paz interior, no importa lo que la vida traiga.

Así que, lo único que puedo ofrecer para brindar consuelo a tu inquietud es que utilices todas y cada una de tus experiencias para el único propósito que tiene sentido el cual es perdonar. Y mientras tanto, confía en tu proceso. De esa manera, a raíz de tu experiencia, las siguientes palabras, a raíz de tu nueva experiencia de vida, harán perfecto sentido, "Si supieras Quién camina a tu lado por la senda que has escogido, sería imposible que pudieses experimentar miedo." T-18.III.3:2