Saturday, April 6, 2019

Reflexionando, Tercer LIbro de Nick Arandes

Introducción de mi 3er libro titulado: Reflexionando.
(Proyectado a estar disponible para mediados o finales del año 2019.)

En un principio, cuando decía que quería soltar, esa no era la realidad. La razón es porque todavía deseaba el mundo. Lo que quiero decir es, por un lado, decía, “quiero soltar esto…” mientras que por el otro decía, “no quiero soltar esto otro”. En otras palabras, si deseo una cosa del mundo, sea lo que sea, deseo el mundo entero. Esto da miedo solo en el sentido de si se percibe el soltar el mundo como una pérdida, como un sacrificio. No obstante, cuando se es consciente de que soltar el mundo no implica pérdida, sino que liberación, el soltar ocurriría automáticamente. ¿Pues quién, en su sano juicio, querría mantenerse encadenado?

Pero el mundo es muy atractivo y el deseo por él está muy arraigado en el ser humano porque le da al individuo un sentido, le da un "propósito" al “yo” que se cree ser. De lo contrario, si para ese “yo” el mundo no tuviese sentido no tendría razón para vivir y por consiguiente buscaría la manera de dejar de existir. Para un “yo” que no puede más con el dolor el suicidio sería la manera más directa y rápida de dejar a un lado esta experiencia física. Para un “yo” que todavía tolera el dolor, él suicidio es mas lento; drogas, entretenimiento, alcohol en exceso, trabajo, juguetes, en fin, todo lo que le distraiga para no tener que confrontarse con su propio dolor.

Pero para todo aquel que está listo, ya que la vida lo ha decidido así, hay un punto de inflexión en el que el dolor y el sufrimiento lo lleva a rendirse. No sabe qué quiere hacer con su vida. No intenta siquiera ya buscarle sentido. Lo único que desea es paz interior. Ese deseo profundo por la paz interior lo lleva a observar la vida en vez de intentar controlarla. Ya le da igual lo que esté teniendo lugar, aun si lo pierde todo. En cierta manera está muriendo. Pero no es el cuerpo lo que está muriendo, es su sentido de identidad “individual”.

Esa identidad que intentaba sostener buscando su fuente en el mundo (dinero, estatus, pareja, “ayudar a otros”, etc.), ahora se suelta y se descansa. En ese descanso, aunque en un principio no se sienta de esa manera porque todavía está la incertidumbre de, “qué va a ser de mi” o “qué o quién me va sostener”, etc., no obstante, observa como la vida le provee de todo lo que necesita.

Al darse cuenta, no por teoría, sino por experiencia personal que el mundo lo sostiene, comienza un proceso de genuina rendición y cada vez más confía en como la vida le va moviendo, nunca perdiendo de vista lo único que de verdad es importante, su paz interior. Ahora soltar se le facilita más. Paradójicamente, su vida cobra un nuevo sentido. Su nuevo propósito es amar y perdonar. Y está dispuesto a mirar todas sus sombras, que, aunque duela, se queda atendiendo todo lo que surge, sentimientos dolorosos, heridas de infancia, memorias, se abre totalmente, se deja desbaratar emocionalmente, sin esconder nada. Está listo, está abierto a sanar.

Mientras tanto, si la vida lo pone a ayudar a otros, lo ve como un efecto natural que surge del amor que hay en él y no como algo que él “hace” para darle sentido a su vida. Si se supone que escriba libros o de charlas, lo hace, y lo ve como un efecto natural de sentirse conectado con su paz interior, no con la intención te recibir crédito o hacerse famoso ni buscar seguidores. Si compone música lo ve como la inspiración que surge a raíz de la rendición total a lo que la vida depara, y la comparte sin intención de halagos ni de hacer nada especial de ello.

Todo lo que su personaje se encuentra haciendo tiene lugar a raíz de reconocerse como un instrumento de la vida, no como alguien que cree “saber” nada ni se cree “mejor” que nadie. Este no es un escrito sobre un personaje imaginado. Esta es la experiencia de vida que me está tocando vivir.

Nick Arandes
2019