Wednesday, November 13, 2019

¿A Qué, o a Quién El Curso Le Está Hablando?

Uno de los errores fundamentales que cometí en un principio fue no ser consciente de que el Curso le está hablando a la mente que me sueña a “mí”, no a “mí” como “persona”.

Creía que era “yo”, Nick Arandes, el que “elegía” entre dos sistemas de pensamiento. Con el tiempo fui comprendiendo que si ese fuese el caso, el Curso estaría corroborando lo que el sistema de pensamiento del ego da a entender, que la separación de Dios “ocurrió”, y de que “yo” como “ser humano” “existo”. Eso me llevaba, inclusive, a interpretar algunos extractos del texto de manera que terminaba yendo en dirección opuesta hacia donde el Curso apunta, la Verdad (letra mayúscula), que no es de este mundo.

Por consiguiente, en mi entendimiento, práctica, y comprensión de la enseñanza no-dual de Un Curso de Milagros, sería imposible que el Curso le esté hablando al “yo” que me experimento con un cuerpo. Pues, si esta experiencia física es una proyección, y “yo” formo parte de esa proyección, el Curso tiene que estarle hablando a Aquello que proyecta el sueño. Eso que proyecta el sueño se le conoce como Conciencia, como Mente, inclusive, como el único Hijo de Dios (letra mayúscula).

Pero para no confundirnos solo voy a utilizar el término mente. Y la mantendré con letra minúscula. Entonces, Un Curso de Milagros no le está hablando al personaje “yo”, le está hablando a la mente que me sueña a “mí”. Esa es a la que se le conoce como causa. “Yo”, “ser humano” soy simplemente un efecto, una proyección de esa causa (mente).

Cuando esto se tiene claro, la teoría de Un Curso de Milagros es obvia e inequívoca. Es imposible de tergiversar. Sólo cuando creo que me está hablando a “mí” como “persona” es que se presta para confusión. Sin embargo, la única razón por la cual el Curso aparenta estarle hablando a este “yo”, no es porque éste “yo” sea “real”. Es porque este “yo” es lo que creo ser. Por lo tanto, el Curso utiliza lenguaje dual, palabras, que aparentan ir dirigidas a este “yo”, para que, poco a poco, según la enseñanza se va integrando, empieza la mente a percatarse de que es a ella (mente) a la que el Curso va dirigido.

Entonces, sólo por citar uno de los cientos de extractos del curso, que, generalmente tiende a generar confusión cuando no se percata uno de que el Curso le está hablando a la mente que sueña el sueno, es:

"Soy responsable de lo que veo.
Elijo los sentimientos que experimento y decido el objetivo que quiero alcanzar.
Y todo lo que parece sucederme yo mismo lo he pedido, y se me concede tal como lo pedí." T-21.II.2:3-5

Si yo creo que el Curso me está hablando a “mí” como persona, dos cosas ocurren simultáneamente:

UNA: El Curso se estaría contradiciendo. Porque por un lado dice que este mundo es una ilusión, que todo esto es un sueño, y que “yo” formo parte de ese sueño, mientras que por otro lado le da realidad al sueño al igual que a “mi” como “persona”, al decir que “yo” (personaje soñado, en éste caso Nick Arandes) soy responsable de lo que veo, elijo los sentimientos…, etc. Como si "yo" fuese algo que "existiese" (dualismo), y que tengo "libre albedrío". Siempre llevémoslo a la analogía del sueño. El personaje soñado no tiene ningún "libre albedrío" porque todo lo que "hace" es lo que la mente que lo sueña quiere que haga.

SEGUNDO: Si el personaje “yo” se encuentra experimentando una condición dolorosa o sufrimiento, ahora se siente culpable porque cree que “él” es el responsable de lo que está teniendo lugar en su guion. Eso lo que hace es incrementar la culpa. Y ahora intenta desesperadamente cambiar su guion cambiando de mentalidad, sin darse cuenta que eso solo refuerza en la mente la creencia de que ese “yo” “existe” y de que el “guion”, “el mundo” es “real”.

Me recuerda un extracto de las lecciones que dice, "En esto radica la insensatez de las defensas, las cuales otorgan absoluta realidad a las ilusiones y luego intentan lidiar con ellas como si fuesen reales. Ello no hace sino añadir más ilusiones, a las ilusiones, haciendo así que la corrección sea doblemente difícil." W-pI.135.1:2-3

Pero, de nuevo, la única responsable de esta experiencia es la mente que proyecta el sueño, no el “yo” que me creo ser. El “yo” que me creo ser es la distracción misma a la mente que sueña el sueño.

Entonces, quiero que leas esas mismas palabras. Solo que, antes de leerlas, respira profundamente, y léelas, no como algo que “tú” estás leyendo. Sino como palabras que, aunque aparenta que van dirigidas a “ti” (persona), simplemente eres como un intermediario a través el cual las palabras atraviesa para llegar a la mente que te sueña a “ti”. Es como un salirte del medio y permitir que las palabras sean leídas. Es como si leerlas ahora se convierte en una meditación en ves de algo que "tú" activamente crees que están haciendo.

Por consiguiente, relájate. Respira. Ahora empieza a leerlas:

"Soy responsable de lo que veo.
Elijo los sentimientos que experimento y decido el objetivo que quiero alcanzar.
Y todo lo que parece sucederme yo mismo lo he pedido, y se me concede tal como lo pedí." T-21.II.2:3-5

¿Vez como ahora cobran perfecto sentido?

Claro, Yo (mente) soy responsable de lo que veo.
Yo (mente) Elijo los sentimientos que experimento y decido el objetivo que quiero alcanzar.
Yo (mente) Y todo lo que parece sucederme yo mismo lo he pedido, y se me concede tal como lo pedí.

Porque la mente que sueña el sueño es la causa de todo. Es la causa original. Pero como hay tanta resistencia a tomar conciencia de que lo que soy es mente, dado que eso implica soltar mi identidad como persona (morir), el Curso lo que hace es, primero hace consciente, a la mente, de que está soñando un sueño. De esa manera la mente se puede relajar. Eso se refleja en como el personaje “yo” vive la experiencia de mundo, también conocido como el sueño feliz.

El sueño feliz no tiene nada que ver con lo que tenga lugar en el mundo (en el sueño). Nada tiene que cambiar para que la felicidad pueda ser extendida. La felicidad de la que estamos hablando es cuando la mente se hace consciente de que todo esto es un sueño. Es por eso que la mente sueña feliz-mente.

Una vez que el sueño deja de tener importancia (valor) para la mente, el mismo se deja a un lado. Y eso no es algo que “yo” “hago” o “decido”. Ese es un ocurrir que tendrá lugar en su debido momento, que es a lo que el Curso se refiere cuando dice, "Cuando estemos listos, Dios Mismo dará el último paso que nos conducirá de regreso a Él." (Prefacio UCDM)

Por lo tanto, lo único que tengo que ser consciente de, mientras leo las palabras del Curso, es reconocer que no es a “mi” a quien le habla, sino a la mente que me sueña a “mi”. Entonces no habrá confusión de niveles, el texto será entendido muy claramente sin ningún tipo de confusión ni de tergiversación, que por eso el Curso mismo me recuerda, "He tomado las máximas precauciones para usar palabras que sean casi imposible de distorsionar, pero siempre es posible tergiversar los símbolos si así se desea." T-1.I.3:11

Eso no implica que porque haya compartido este texto quien comience a leer el Curso no caerá la confusión de niveles. Recordemos que hay la resistencia muy grande (culpa inconsciente) a dejar este sueño a un lado. A soltar este “yo” que me creo ser. Por eso, el Curso está escrito de tal manera, que en un principio aparenta que le está hablando a este “yo”. No obstante, muy amorosamente, según el miedo se va deshaciendo de la mente, las palabras en Un Curso de Milagros empiezan a cobrar un nuevo sentido.

Quizás, si se me hubiese dicho esto cuando comencé a estudiar Un Curso de Milagros, no sé si hubiese estado listo para reconocerlo. Pueda que sí, o pueda que no. Sólo siento agradecimiento porque el guion me haya llevado a percatarme de ello. Estas palabras no van dirigidas a nadie porque no hay nadie. Sin embargo, se están inscribiendo. Por lo tanto, si en este mundo ilusorio, donde aparenta haber un “yo” escribiendo estas palabras, y, a su vez, aparenta haber “otros” leyéndolas, espero que puedan servir de apoyo. Por eso tengo claro que no tengo que hacer nada en el mundo, salvo que, nunca perder de vista mi única función, la cual es, perdonar. Y eso, no lo decido "yo". Y si "tú" te encuentras leyendo este texto, me atrevería a decir que la mente a través de "ti" ya está lista para perdonar.

#nickarandes