Tuesday, November 12, 2019

¿Qué Es Ser Un Maestro de Dios?

Lo que me llevó a escribir este artículo es basado en el hecho de que se me ha etiquetado “Maestro de Dios” o “maestro” o “facilitador” de Un Curso de Milagros, y, aunque entiendo que desde su inocencia, inclusive, su forma de expresar gratitud por lo que yo haya compartido les lleve a percibirme de esa manera, es imperativo que explique la razón por la cual no me adhiero a ninguna de esas etiquetas, y siempre pido, que por favor, no me miren con esos ojos, ni siquiera se conviertan en mis seguidores. Eso simplemente los distraería del Maestro (letra mayúscula) que es al que Un Curso de Milagros les pide que sigan.

Ese Maestro, es su Maestro Interno, conocido, para lenguaje del Curso, como Jesús o Espíritu Santo. Por más claro que pueda ser “yo” (Nick Arandes), o no, compartiendo la teoría de Un Curso de Milagro, sigue siendo mi punto de vista. Este escrito que voy a compartir no tiene nada que ver con lo que cualquier individuo se sienta inspirado, o inclinado a hacer con el Curso. Simplemente lo comparto de manera que sirva de clarificación sobre lo que, para mí entender, es una enseñanza no-dual.

No le pido a nadie que esté de acuerdo con lo que comparta. Esta es simplemente mi comprensión. Y, como tengo claro que, aunque el Curso utiliza un lenguaje dual en función a la experiencia que se está teniendo aquí, su mensaje apunta hacia la Verdad, hacia Eso qué es no-dual. Por consiguiente, si el mensaje de Un Curso de Milagros es no-dual, eso implica que todo su contenido tiene que mantener consistencia y congruencia. Dado ese el caso, esto es lo que me siento inspirado a compartir sobre lo que, para mi comprensión, se le conoce como un Maestro de Dios.

Una de las cosas que generalmente tiende a suceder es la idea de que un “Maestro de Dios” es un “individuo” que se va por el "mundo" a “enseñar” a “otros” Un Curso de Milagros. Esto, obviamente, no implica que haya algo “incorrecto” si algunas personas hayan sido elegidas para compartir este material, y eso lo voy a abordar en la segunda parte de este escrito.

Cuando el “individuo” cree que su “función” es enseñar Un Curso de Milagros a “otros”, de ser así, el Curso mismo estaría contradiciéndose. Porque por un lado te dice que el mundo no existe, que aquí no hay nadie, que yo no existo, que todo esto es una ilusión, y si por el otro lado dice que como “Maestro de Dios” vayas a enseñárselo a “otros”, no habría congruencia.

Esta típica confusión de niveles surge debido a que la tercera parte de Un Curso de Milagros tiene como título Manual Para el Maestro. Así que, voy a elaborar un poco sobre este tema, empezando por citar de El Manual Para el Maestro mismo, donde en la introducción comienza con:

“En el pensamiento del mundo, los papeles de maestro y estudiante están, de hecho, invertidos. Esta inversión es típica. Parece como si el maestro y el alumno estuviesen separados y como si aquél le diese algo a éste, en vez de a sí, mismo. Es más, se considera que enseñar es una actividad especial, a la que uno dedica una parte relativamente pequeña de su tiempo. El curso subraya, por otra parte, el hecho de que enseñar es aprender, y de que, por consiguiente, no existe ninguna diferencia entre el maestro y el alumno. Subraya, asimismo, que enseñar es un proceso continuo, que ocurre en todo momento del día y que continúa igualmente en los pensamientos que se tienen durante las horas, de sueño.” M-In.1:1-6

Miremos juntos ese párrafo:

Cuando nos dice que los papeles de maestro y estudiante están invertidos, de la misma manera que luego nos dice que la idea de enseñar se considera como una actividad especial a la que uno dedica una pequeña parte de su tiempo, es porque creemos que enseñar es una cosa que un “ser humano” “hace”, primero desde una posición de “saber”, y luego para beneficio de “otros”, lo cual simplemente refuerza la creencia en un “yo” “individual”, que a su vez está “separado” de “otros”. ¿Podemos ver la trama aquí?

Sin embargo, lo que el Curso plantea, como enseñanza no-dual, es que no existen “otros”. Sólo existe Uno. Y ese Uno, no soy “yo” como cuerpo, es la Totalidad. Por consiguiente, la creencia en un “yo” separado, ESE ES EL ÚNICO PROBLEMA. Porque eso implica que la mente que sueña el sueño está poniendo toda su atención en el “yo” separado, en el sueño.

Volviendo al analogía del sueño, cuando la mente sueña un sueño, el personaje en el sueño no necesita ir por el sueño (mundo) a enseñarle nada a nadie, porque, no sólo no hay nadie, no hay sueño, ni siquiera un “yo” existe. Por lo tanto, si “yo” (Nick Arandes, personaje soñado) me fuese por el “mundo” a intentar “enseñarle” Un Curso de Milagros a “otros”, lo que estaría haciendo es corroborando lo que el sistema de pensamiento del ego quiere, que es, hacerle creer a la mente soñadora del sueño que este sueño es real, y así pasar totalmente por alto que lo único que es real es mente soñando un sueño, mente soñando este “yo” que ahora mismo se encuentra escribiendo éstas palabras.

Y cuando habla de que, "...se considera que enseñar es una actividad especial, a la que uno dedica una parte relativamente pequeña de su tiempo," es porque cree que es algo que uno hace por momentos, digamos, dar una charla y luego continuar con su vida cotidiana. Pero esto se abordará luego.

Miremos ahora este otro extracto de ese párrafo:

“El curso subraya, por otra parte, el hecho de que enseñar es aprender, y de que, por consiguiente, no existe ninguna diferencia entre el maestro y el alumno. Subraya, asimismo, que enseñar es un proceso continuo, que ocurre en todo momento del día y que continúa igualmente en los pensamientos que se tienen durante las horas, de sueño.” M-In.1:5-6

Observemos como dice que enseñar es aprender, y que no hay diferencia entre el maestro y el alumno. Eso es porque los dos forman parte de lo mismo. Forman parte de la misma mente. En ese sentido, se está enseñando a si mismo, tal como lo plantea la primera parte de esa párrafo compartido a principios de este escrito, “Parece como si el maestro y el alumno estuviesen separados y como si aquél le diese algo a éste, en vez de a sí, mismo.” M-In.1:3

Entonces, la razón por la cual el aprendizaje está teniendo lugar en todo momento, es porque lo que se está aprendiendo es a diferenciar entre la Verdad y las ilusiones. Y aquí, en este “mundo”, TODO es ilusión.

Por consiguiente, repitiendo lo que ya he dicho, si este mundo es una ilusión, irme por el mundo a enseñar este material solo corrobora la creencia de que esta ilusión es algo “real”, dando testimonio de que “yo” existo como “individuo”, olvidándome totalmente que lo que realmente Soy es mente, no cuerpo separado.

Luego el Manual Para el Maestro continúa:

Enseñar es demostrar. Existen solamente dos sistemas de pensamiento, y tú demuestras constantemente tu creencia de que uno u otro es cierto. De tu demostración otros aprenden, al igual que tú. No es cuestión de si vas a enseñar o no, ya que en eso no hay elección posible.” M-In.2:1-4

Aquí podemos ver como el Curso nos está hablando en dos niveles simultáneamente. Porque, aunque establece que maestro y estudiante son uno y lo mismo, sin embargo, observemos como dice que “De tu demostración otros aprenden al igual que tú”, como si hubiese un “tú” separado de “otros”. Sin embargo, necesita utilizar ese lenguaje porque “tú”, ahora mismo, crees que eres un “individuo” que está leyendo estas palabras. Es por eso que aparenta que te habla a “ti”, como “individuo”. Pero si no pierdes de vista que el Curso está constantemente hablándole a la mente que te sueña a “ti”, oraciones como esas no te confundirían en lo absoluto.

Eso es lo que tiene lugar a través del texto. Que cuando el estudiante no tiene claro que el Curso es una enseñanza no-dual, que sólo le habla a la mente que sueña el sueño, pero que a su vez, utiliza palabras con las que el “individuo” se pueda relacionar a este nivel, si eso se pierde de vista, el Curso aparenta ser muy confuso. De lo contrario, tal como el Curso mismo lo plantea, “…este Curso es la simple enseñanza de lo obvio.” T-31.IV.7:7

Continuando con el extracto del Manual Para el Maestro, observemos como el segundo párrafo comienza con la oración, desde mi punto de vista, más importante, ”Enseñar es demostrar”. M-In.2:1

Luego estipula muy claramente que sólo existen dos sistemas de pensamiento (ego y Espíritu Santo), y que uno está constantemente DEMOSTRANDO (enseñando) la creencia de que un sistema de pensamiento es real, o el otro lo es.

Si creo que el sistema de pensamiento del ego es real, lo voy a DEMOSTRAR (enseñar) mientras interactúo con el mundo, es que voy a reaccinar a él, me voy a sentir afectado por él, como si fuese real. Y si fuese a ir por el “mundo” (el sueño) a “enseñar” el Curso a “otros”, que no es ni “correcto” ni “incorrecto”, solo que, como comenté al principio, el Curso se estaría contradiciendo cuando hace el siguiente planteamiento, “¡El mundo no existe! Éste es el pensamiento básico que este curso se propone enseñar.” W-pI.132.6:2-3 A eso se debe cuando el Curso dice, ”No confíes en tus buenas intenciones,…” T-18.IV.2:1

Porque, aunque mis intenciones sean “buenas”, querer “enseñar” este material a “otros”, de nuevo, no es ni “correcto” ni “incorrecto”, simplemente me mantiene a “mi” distraído de la Verdad. Porque al creer que hay “otros” a quienes “enseñar” el Curso, y lo repito nuevamente, corrobora la creencia de que “yo” existo como un "individuo" “separado”. Es un callejón sin salida.

Y, lo que no se da uno cuenta, es que, querer enseñar este material a “otros” sostiene el deseo de querer sentirse especial. El deseo de sentirse especial es simplemente el deseo de sentirse como algo separado de Dios. Y esa idea de sentirse separado de Dios es lo que hace que el “individuo” se perciba como un “cuerpo” “separado”, en un “mundo” de separación, “separado” de “otros”. Es así como la mente que me sueña a “mi”, y que sueña todo este sueño, se mantiene distraída poniendo toda su atención en el sueño.

Por consiguiente, volviendo al párrafo citado del Manual Para el Maestro, cada instante es una oportunidad de enseñanza y aprendizaje, no porque “yo” le esté “enseñando” nada a “nadie”. Sino porque en cada instante el personaje “yo” está demostrando (enseñando), según como reacciono al mundo, si este mundo es realidad o no. Si “yo” existo como “individuo” separado o no. Si “yo” estoy “separado” de “otros” o no.

Utilizándome como ejemplo, cuando culpo a alguien o a algo por lo que sea que esté sintiendo: placer o dolor, cuando tengo miedo de algo, inclusive, cuando creo que debo “arreglar” algo ahí “fuera”, que por eso el Curso dice, “No trates, por lo tanto, de cambiar el mundo, sino elige más bien cambiar de mentalidad acerca de él”, T-21.In.1:7 todas esas son diferentes maneras de demostrar (enseñar) que este mundo es real, de que “yo” “existo” como “individuo” “separado”. En otras palabras, de que el sistema de pensamiento del ego es real.

Si, por el contrario, se utilizan todas las experiencias como aulas de aprendizaje para poner en practica el perdón de manera que pueda demostrar (enseñar) que solo el amor es real, eso es demostrar que el sistema de pensamiento del Espíritu Santo es real. ¿Podemos ahora apreciar lo simple que Un Curso de Milagros es? No dije, “fácil”. Pero sí es muy simple.

Para que no haya confusión de niveles ni contradicción con el mensaje no-dual del Curso, esa tercera parte de Un Curso de Milagros titulada Manual Para el Maestro simplemente habla de la ACTITUD del Maestro de Dios. Jesús, Buda, Ramana Maharshi, y todos aquellos “individuos” que se han hecho conscientes de la Verdad se les considera Maestros de Dios, no porque fueran por el “mundo” a “enseñarle” nada a “nadie”, porque de haber sido así, estarían corroborando la creencia de que el mundo es real, y de que “ellos” son “individuos”.

Simplemente estaban “viviendo” (demostrando, enseñando) desde ese espacio de consciencia. Enseñaban (demostraban) CON SU EJEMPLO, no con sus palabras. Y, hablando puramente en términos duales, la “gente” que se sintieron atraídos hacia “ellos”, primero los escucharon, luego los siguieron, y luego hicieron de ellos algo especial en vez de aprovechar sus enseñanzas. ¿Por qué? Por su miedo a deshacer su sentido de individualidad. Por miedo a deshacer su “yo” ilusorio.

Es por eso que Jesús en Un Curso de Milagros establece claramente que su intención no es que haga algo especial de “él”. Sino que siga sus enseñanzas de manera que ya no le necesite. Por eso a través del Curso Jesús, Espiritu Santo  me dice, "Enseñaré contigo y viviré contigo si estás dispuesto a pensar conmigo, pero mi objetivo será siempre eximirte finalmente de la necesidad de un maestro." T-4.I.6:3

En otras palabras, su objetivo es hacerte consciente de que tú, no como “ser humano”, sino como Conciencia, eres ese Maestro.

Luego, el Manual Para el Maestro dice, “Un Maestro de Dios es todo aquel que decide serlo.” M-1.1:1

Extractos como ese, al igual que muchos a través del Curso se prestan para interpretarse dualísticamente generando confusión. Para mantener consistencia con el mensaje no-dual del Curso, se le podría añadir a ese extracto lo siguiente: un Maestro de Dios es todo aquel QUE DESEA LA VERDAD (que desea serlo). Porque el Maestro de Dios es aquel que vive la Verdad. Dado ese el caso, el que de corazón quiera ser un Maestro de Dios, de nuevo, el que desea la Verdad, tiene que entonces estar dispuesto a mirar todos los obstáculos al amor. Esa parte puede ser hasta muy dolorosa.

En el desarrollo de la confianza, en el cual el Manual para el Maestro explica las diferentes etapas de su desarrollo para que la mente se libere de todo miedo dice, “En primer lugar, tienen que pasar por lo que podría calificarse como un "período de des-hacimiento". Ello no tiene por qué ser doloroso, aunque normalmente lo es.” M-4.I.A.3:1-2

OJO, no es que sea “doloroso” de por sí. Pero como para liberar a la mente de todo miedo tiene que soltar su apego a su sistema de creencias, a su identificación con este “yo”, eso, en un principio, se experimenta doloroso, hasta que se da “uno” cuenta que el dolor no surge a raíz de soltar esta identidad. De hecho, soltar esta identidad no es doloroso, es una liberación. El dolor solo se experimenta a raíz de aferrarse a esta identidad, que, de nuevo, es el deseo de sentirse especial, de creer que la realidad es cuerpo separado.

Por consiguiente, el que desea ser un Maestro de Dios es aquel que ya no desea las ilusiones, sólo la Verdad. De eso ser así, si solo deseo la Verdad y no las ilusiones, no tendría ningún sentido ir “yo” por el “mundo” a “enseñarle” este material a “otros” porque eso sólo corroboraría que mi deseo no es la Verdad, sino que continuar sintiéndome especial (continuar creyendo que soy un “individuo” que “existe” en un “mundo” de “separación”).

Ahora queda claro que el Curso es un currículo altamente individualizado, el cual no me pide que haga nada con el “mundo” ni en el “mundo”. Simplemente me pide que ponga en práctica su enseñanza para no perder de vista lo que realmente Soy (mente soñadora, no personaje separado). Una vez la mente se va liberando de toda culpa, la vida cotidiana dará testimonio de la actitud del Maestro de Dios. Lo cual implica, el mundo se deja de tomar en serio.

2da PARTE

¿QUÉ HAY DE LOS QUE ENSEÑAN UN CURSO DE MILAGROS?

Voy ahora a abordar la siguiente pregunta. ¿Y qué hay de los que comparten las enseñanzas de Un Curso de Milagros? ¿Están “ellos” distraídos de la Verdad?

Eso depende. Cuando el sistema de pensamiento del ego deja de tomar protagonismo en la mente, no hay necesidad de enseñar el Curso a nadie porque está claro que ¡no hay nadie! Y eso, el Maestro de Dios lo tiene muy claro. Simplemente vive su vida normal, haciendo lo que todo ser humano hace, solo que, desde otro estado de consciencia. Eso es todo.

Sin embargo, aquellos cuya función sea compartir este material, la vida los irá dirigiendo en dirección a compartir las enseñanzas del Curso. No buscarán ningún tipo de recompensa, compensación ni reconocimiento alguno. Y si se requiere que algún tipo de compensación tenga lugar de manera que pueda continuar su función trasmitiendo el mensaje, eso ocurrirá muy orgánicamente. En otras palabras, no habrá intención alguna de enseñar este material a nadie, ni de ganarse la vida con ello, porque, de nuevo, ¡no hay nadie! Simplemente será un ocurrir que tendrá lugar.

Y la pregunta que puede surgir ahora, y todos aquellos que leen mis escritos tienen todo el derecho de hacerla, es, ¿y por qué Nick Arandes se encuentra compartiendo y respondiendo preguntas relacionadas al Curso de Milagros?

Lo único que podría decir es, mi intención nunca ha sido “enseñar” Un Curso de Milagros a “nadie”. Inclusive, me encuentro escribiendo estas palabras, y en vez de luchar contra ello, solo las veo fluir. ¿Por qué razón? No tengo la mas mínima idea. Sólo sé que el impulso surgió, y también tengo claro que las palabras no son para mas “nadie”. Si acaso, son para recordar que mi única función es perdonar.

Hablando como si hubiesen “otros”, si estas palabras le sirven a “alguien”, es porque eso tenia que tener lugar en el guion, y “yo” fui quien las tuvo que escribir. Pero no soy “yo” el que escribe nada. Soy un instrumento. Y no tengo idea de lo que seguirá haciendo la vida “conmigo”. Sin embargo, en ocasiones que surge alguna invitación a compartir Un Curso de Milagros, primero me percato de que la persona que me invita no me vea como un “maestro”, sino que tenga un deseo profundo por la Verdad.

Es por eso que no accedo a todas las invitaciones que se me hacen. Si siento que la persona, u organizadora, siente un deseo profundo por la Verdad, el encuentro se convierte en un compartir, no en un “yo” que quiera “enseñar” nada a nadie.

Por ejemplo, este escrito está teniendo lugar un 12 de noviembre del año 2019. El 15 de noviembre de ese mismo año, unos tres días después, tengo una charla que voy a impartir en  Zaragoza, España, no porque tenga algún interés de enseñar este material, sino porque fue una invitación que recibí de alguien que su deseo profundo es la Verdad. Y por razones que desconozco, el personaje “yo” se encontró aceptando esa invitación. Se hizo un cartel para apoyar a la persona que me invitó, y se anunció.

Pero “yo” no voy con ninguna intención de “enseñarle” el Curso a “nadie”. Sin embargo, es un ocurrir que, hasta este momento, tendrá lugar. Una vez que me ponga a compartir las palabras que surjan a través de “mi” relacionadas a la teoría de Un Curso de Milagros, lo que tengo muy claro es que ese escenario ha sido diseñado únicamente para perdonar lo que pueda surgir a raíz de ese encuentro.

Como podemos ver, en ese sentido, ese escenario no difiere de ningún otro escenario que la vida presente. Eso lo tengo muy claro. Por eso no hago nada especial de compartir la teoría del Curso. Es simplemente lo que está teniendo lugar en mi guion. Y estarán las personas que tengan que estar. No tengo interés alguno en que la gente me siga. Sólo sé que los que estén ahí lo habrá orquestado la conciencia misma para que juntos recordemos la Realidad, la única Realidad (letra mayúscula), la cual es Eso que no puede ser descrito con palabras.

En ese sentido, Un Curso de Milagros es simplemente la excusa que la conciencia utiliza para que ese encuentro tenga lugar. Y siento en mi corazón, que esa pueda que sea, si no la última, una de las últimas veces que me encuentre compartiendo charlas relacionadas a Un Curso de Milagros. La vida me sigue llevando a compartir, pero mas bien relacionado a la no-dualidad. Pero todo lo relacionado a Un Curso de Milagros simplemente es “mi” práctica “personal”, la cual no necesito llevarla al “mundo” porque, de nuevo, ¡no hay mundo!

Y como siempre he dicho, no tomes nada lo que digo como la “verdad absoluta”. Es “mi” práctica, es “mi” comprensión de este material. Y si el material es no-dual, es obvio que no tiene nada que ver con la experiencia física. El que desee aprender Un Curso de Milagros, que se sienta con el material, que lo lea, que lo estudie, y que lo practique. Porque el único Maestro (letra mayúscula), según “mi” comprensión del Curso, capacitado para enseñar este material y transmitir el mensaje inequívoco es el que lo dictó. Que para efectos de lenguaje del Curso, se le conoce como Jesús, o Espíritu Santo.

Si el deseo profundo por la Verdad está vigente en el estudiante del Curso, porque es lo que toca en su guion, si fuese necesario un recurso “externo”, como un “individuo” para que le apoye en la comprensión de la teoría, ese encuentro será orquestado por la conciencia misma. Y ese individuo pueda que sea el barrendero, que aunque se veían todos los días, nunca se dieron la oportunidad de conocerse.

Siempre recuerdo, me percataré de un verdadero Maestro de Dios cuando sienta su paz, que es simplemente la mia proyectada en él, y nunca me pedirá que lo siga, ni intentará venderme nada. Porque si de verdad sabe que su Realidad es algo que trasciende la experiencia física, simplemente será un guía que apunta hacia Eso, que no tiene nada que ver con este mundo.

“Yo” (Nick Arandes) hago lo posible, si es que toca en mi guion, por salirme del medio. Y no soy siempre exitoso en ello. Quizás escribir estas palabras muestra que todavía hay una identificación con un “yo”. Eso no lo sé. Se que no intereso buscar seguidores. Como músico quizás, pero no como alguien que la vida lo ha llevado a compartir la teoría del Curso.

La práctica del Curso es para “mí”, y solamente para “mi”. Y si en el guión toca que comparta éste material, lo hago como parte de mi currículo para perdonar. Y lo que cada cual haga con el material es perfecto, en el sentido de que, todo forma parte del plan de Dios para salvación. En otras palabras, el “yo” compartir este escrito es tan perfecto como lo que cualquier individuo se sienta inclinado a hacer con Un Curso de Milagros. Por consiguiente, seguiré escribiendo y compartiendo, si, de nuevo, es lo que toca en mi guión.

Entonces, ¿soy un Maestro de Dios? Honestamente, no me interesa esa etiqueta. Hablando en un contexto no-dual, Soy (letra mayúscula), Eso que no difiere de lo que “tu” eres, y, que a su vez, palabras no pueden describir. Desde la experiencia dual, soy lo que sea que tenga que ser en este instante, en función a mi guion. No obstante, mi deseo más profundo es perdonar. El resto son detalles insignificantes.

#nickarandes