He visto muchos
de tus videos y me ha aclarado un montón.
Pero hoy te
escribo porque me siento muy agobiada. En mi guión me ha tocado estar desde
hace ya algunos años en una relación muy viciosa ( sé que el guión ya está
escrito y terminará cuando tenga que ser) pero es una relación de la que entro
y salgo todo el tiempo y que me produce mucha angustia. Se que en el fondo es
miedo al amor de Dios, solo que yo experimento ese terror cada vez que esta
persona me deja. Y no se como sentirme merecedora del amor de Dios, para poder
irme en paz de esta relación y dejar de torturarnos a ambos.
Se que ésta es mi
lección de perdón y tengo miedo de no poder llevarla a cabo. Estoy muy
identificada con el personaje y aunque tomo distancia y le pido a Jesus que me
ayude a mirar de otra manera sé que en el fondo aún no deseo la paz de Dios. Es
como un laberinto del que no se como salir, o mejor dicho, se que es con el
perdón, pero no consigo estar en paz. Y no se como salir de esta relacion que
no me hace bien.
Si tienes que
leer ésto porque así lo dispone la vida, para ayudarme a aclarar un poco mis
pensamientos, estaré atenta a tu respuesta. Abrazo y muchas gracias."
Comentario:
Comprendo perfectamente como te sientes, y aunque por lo que escribes siento
que tienes bastante clara la teoría, llevarla a la práctica se te dificulta. Lo
que observo, según lo que me cuentas, es lo mismo que tiene lugar con el 90% de
las preguntas que se hacen.
La gente quiere
sentirse “mejor”, obviamente, pero no quieren soltar su identidad como “ser
humano” por miedo a creer que pueden "perder" algo. Entonces piden
"ayuda" al Espíritu Santo, Maestro Interno, como se le quiera llamar
para que les "enseñe" a ver esto de "otra manera", que sin
darse cuenta, para ellos significa seguir identificados con su identidad como
"ser humano separado", sólo que más "cómodos" en el mundo.
Ver esto de otra
manera es otra forma de decir, tomar conciencia de que toda esta experiencia
física es sólo un sueño. Pero aquí es donde se pone interesante el juego.
"Yo", como "ser humano", no puedo ver esto como un sueño
debido a que "yo" formo parte del sueño. Entonces, en mi experiencia,
primero necesito observar cuan todavía siento atracción por el sueño sin auto
engañarme con conceptos de que todo esto es una ilusión. Luego hacerme la
siguiente pregunta: "¿Qué realmente deseo para mi vida, paz y armonía, o
drama y conflicto?"
Esta no es una
pregunta que uno se hace cuando está cansado, sufriendo o adolorido. Porque
todo el que está en una condición sufrida haría esa pregunta. Esa pregunta sólo
se hace cuando el deseo más profundo es la verdad; cuando el sufrimiento no es
la razón para hacer esa pregunta, sino el deseo profundo por descansar en los
brazos de Dios. Para efectos de estudiantes de Un curso de Milagros a eso se le
conoce como "la pequeña dosis de buena voluntad."
Sin esa pequeña
dosis de buena voluntad, una vez que el sufrimiento o el dolor se esconde
temporalmente a raíz de que el ego nos ofrece una experiencia placentera, ese
deseo por la paz de Dios queda anulado. Y para esto uno tiene que estar listo.
Eso también lo he aprendido. Porque por más de 10 años la vida me llevó a
compartir la teoría no-dual de Un curso de Milagros, y sin embargo me era
imposible intentar soltar el apego que se generaba a una relación hasta que el
deseo por esa paz genuina empezó a asentarse. Esto no implica que deseos no
surjan en mi, pero al poder ser observados, el desapego es más simple.
Ahora, presta
mucha atención. Cuando comienza uno el camino del deshacimiento del ego, al
nuestro sentido de identidad quedar amenazado, mucha resistencia suele surgir
lo cual en un principio el conflicto y la confusión incrementan. Es otra manera
de decir que el ego (sentido de identidad separada) luchará por su
supervivencia.
Es por eso que
hay un extracto de Un curso de Milagros que dice: “El ego atacará tus motivos tan
pronto como éstos dejen de estar claramente de acuerdo con la percepción que
él tiene de ti. En ese caso es cuando pasa súbitamente de la sospecha a la
perversidad, ya que su incertidumbre habrá aumentado. (T-9.VII.4:6-7)
Aquí es donde
nuestra única salida es una rendición total al experiencia presente aferrados
de la mano de nuestro Guia Interno. Llámale Jesús, Espíritu Santo, Divinidad,
Esencia, Dios, Krishna, Ala, Buda, el nombre es irrelevante. Lo importante es
que no te aferres a tu mente lógica. Si intentas analizar lo que está teniendo
lugar te la pasarás corriendo en círculos porque sigues identificada con tu
identidad como “persona”. Solo la rendición total, la aceptación total te
brinda paz.
OJO: Este escrito
va dirigido estrictamente a alguien que desea la verdad. Porque como todo, el
ser humano empieza desde la planta baja, subiendo escalones hacia la azotea.
Por lo tanto, todo aquel que está identificado con su identidad como ser humano,
en un principio pueda que necesite ayuda psicoterapéutica, lo cual requiere el
uso de la mente lógica para manejarse en este mundo antes de estar listo para
el paso que aquí estoy describiendo.
Continuando, según
la rendición y aceptación total se convierte en tu práctica diaria, basada en el
deseo honesto por la verdadera paz, según empiezas a sentir esa paz en ti,
observarás como naturalmente el apego hacia el mundo, hacia las relaciones
especiales se va deshaciendo por si solo. Y cualquier relación que entre en tu
vida, aún cuando tú hayas sentido una atracción original hacia ella, si ves que
esa persona está llena de conflicto, sin culpar a esa persona, algo en ti
naturalmente te llevará a soltarla. No porque tú creas ser más
"avanzada" dado que esa sería arrogancia espiritual, sino porque la
dicha de estar en paz contigo misma no le da cabida al conflicto.
Y este no es un
proceso que tienen lugar a raíz de fuerza de voluntad o entendimiento de la
teoría. Esto ocurre muy orgánicamente cuando el deseo profundo por la verdad se
continúa aceptando en la mente.
Así que,
volviendo a tu pregunta, en vez de intentar descifrar o entender la razón por
la cual sigues atraída hacia esa persona, otra manera de decirlo sería,
deseando el mundo; honrando lo que sea que estés deseando, sin suprimir nada,
bríndate más a menudo espacios de quietud. Observa lo que sientes, y repite en
tu interior, "que se haga solo Su Voluntad, solo deseo sentir mi
paz."
Las palabras no
son importantes sino la intención que las inspira. Puedes utilizar otro juego
de palabras, o ninguna palabra. Cuando tu deseo profundo por la verdad empieza
a formar parte de ti, la vida misma te lo reflejará, no sólo con el tipo de
relaciones que la vida te brinda, sino con las mismas relaciones que te
encontrarás soltando.
Por consiguiente,
no quiero que sientas culpa porque ahora mismo te encuentres atravesando esa
experiencia. Considérala como el regalo que la vida te está ofreciendo para que
empieces a priorizar la paz sobre todas las cosas. Eso es todo. Y que recuerdes
que el deseo por esa paz no requiere sacrificios. Es por eso que no te digo que
“sueltes” esa relación o que hagas algo relacionado a que hacer o no hacer en
el mundo. Yo no estoy aquí para dar consejos sino mas bien apoyarte a redirigir
tu mente.
Simplemente
empieza por algo muy simple, hazte honestamente la pregunta si deseas paz
interior, de nuevo, no como una pastilla temporal para dejar de sufrir, sino
por el deseo profundo de reconocer a Dios en ti. Y si es así, observarás lo
dichosa y benevolente que la vida se hace. Y te esa será inspiración suficiente
para no querer volver a soltar la mano del Padre.
Eso es todo lo
que yo hago con mi vida. No hago nada más. No tengo prácticas ni rituales.
Cuando me levanto por la mañana le pido a la vida que me utilice como
instrumento y presto mucha atención a cualquiera deseo por el mundo que pueda
surgir. No lo niego ni lo reprimo, simplemente lo observo. Y como tengo claro
que este mundo no tiene nada de valor que me pueda ofrecer, y también tengo
claro que no sacrifico nada al dejarlo todo, sigo viviendo la experiencia de
mundo. Hago cosas que me apetecen el mundo, pero la mente se encuentra mucho
más receptiva a la paz y el amor de Dios. Y en las ocasiones que me caigo del
caballo, por así decirlo, lo veo como otra oportunidad que la vida me ofrece,
no como un castigo, sino para elegir de nuevo. ¿Elegir qué? La paz De Dios
sobre todas las cosas.
Por eso una de
las citas del curso, que por cierto, era la favorita de William (Bill) Thetford,
el que apoyó a Helen Schucman con el dictado de Un curso de Milagros, es:
"Las pruebas
por las que pasas no son más que lecciones que aún no has aprendido que vuelven
a presentarse de nuevo a fin de que donde antes hiciste una elección errónea,
puedas ahora hacer una mejor y escaparte así del dolor que te ocasionó lo que
elegiste previamente. En toda dificultad, disgusto o confusión Cristo te llama
y te dice con ternura: "Hermano mío, elige de nuevo”. "
T-31.VIII.3:1-2
#nickarandes