Saturday, April 9, 2016

La Pequeña Dosis De Buena Voluntad, El Camino Directo Hacia La Paz

Cuando nos encontramos abrumados por nuestro sentir, por las historias que la mente fábrica para distraernos de la paz, la pregunta que constantemente se hace es, ¿cómo elegir la paz?

Primero que nada es solo cuestión de voluntad. Solo que como la mente está tan identificada con el sufrimiento aparenta como que esa decisión no es posible de alcanzar. Pero algo muy interesante ocurre cuando uno al menos se abre a la posibilidad de que es posible experimentar esa paz que aparentemente tanto nos elude.

Se empieza primero por abrirse uno a ese espacio. ¿Como? Nos sentamos en un lugar tranquilo y aquietado, con todo nuestro ruido mental. No intentamos aquietar la mente ni los pensamientos, aún cuando eso sería lo ideal. Simplemente nos movemos a ese espacio, que a eso se le conoce como nuestra pequeña dosis de buena voluntad. Es como decir, “quiero aprender a tocar guitarra pero no se como empezar.” Pues empieza por buscar un maestro, y de ahí en adelante verás como tocar la guitarra es posible.

Según tomamos la decisión de sentarnos en un espacio de quietud, aun cuando no creemos que sea posible experimentar esa paz, podemos emplear ahora esa misma mente pensante solo que a nuestro favor.

Si antes la mente en automático salía con todas sus historias como, "no soy lo suficiente..., soy culpable por..., tengo miedo de..., esto es imposible de hacer…,” bla, bla, bla, ahora podríamos conscientemente desde ese espacio de quietud y receptividad pensar, "me rindo completamente a este momento, no sé absolutamente nada, confío plenamente en que el amor de Dios me sostiene, no soy yo quien toma decisiones, toda decisión la toma la vida con el propósito de recordarme que soy amado o amada…”, etc.

Observemos que no estamos intentando cambiar ni sustituir creencias “negativas” por “positivas” ya que eso no nos conduce a la paz que de verdad deseamos. Intentar cambiar creencias solo nos conlleva a intentar “mejorar” el personaje y por consiguiente estamos todavía intentando controlar. Mas seguimos identificados con la separación.

La Paz se experimenta solo cuando la mente se encuentra en un estado de aceptación total de lo que es. Eso es confianza. Según la confianza en la vida va aumentando a raíz de nuestra práctica, nuestra paz va incrementando con ella ya que una no puede existir sin la otra.

Una vez que hay confianza la mente descansa en paz y todo esto comenzó con nuestra pequeña dosis de buena voluntad de simplemente querer darnos esos espacios de quietud y continuar la práctica con un firme compromiso de que lo que deseamos es la paz de Dios.

Si queremos elegir la paz para evitar o evadir el dolor, nuestro compromiso no es con la paz de Dios sino que mas bien una manera de manipular la situación con la esperanza de que el dolor se vaya, con la esperanza de que alcanzaremos lo que creemos desear.

Cuando nuestro compromiso es con la paz de Dios, lo que estamos diciendo es que no deseamos mas ilusiones, sino que deseamos la Verdad. Por eso se nos recuerda: “Deseo la paz de Dios: Decir estas palabras no es nada. Pero decirlas de corazón lo es todo. Si pudieras decirlas de corazón, aunque sólo fuera por un instante, jamás volverías a sentir pesar alguno, en ningún lugar o momento." W-pI.185.1:1-3 Luego en esa misma lección nos recuerda: “Desear la paz de Dios de todo corazón es renunciar a todos los sueños. Pues nadie que diga estas palabras de todo corazón desea ilusiones o busca la manera de obtenerlas." W-pI.185.5:1-2

Que conste que no estamos negando nuestros deseos mundanos, simplemente estamos abriéndonos a una nueva mentalidad, y en su debido momento, a raíz de nuestra práctica diaria, los deseos que no nos sirvan para el propósito que ahora hemos elegido, el cual es la paz de Dios, se caen por su propio peso.