Sunday, August 12, 2018

Soltando Este Único Miedo La Mente Se Libera

Cuando la mente está acostumbrada al conflicto, al drama, no por naturaleza sino por hábito, en el momento que se empieza a practicar una rendición total a lo-que-es, de manera que la misma pueda abrirse a un estado de quietud con el que no se siente familiarizada, tiende a surgir una resistencia tan profunda, que aunque en un principio el objetivo es generar un espacio de tranquilidad, parece como que lo que se experimenta es una locura absoluta.

Es como cuando una persona adicta a las drogas la internan en un centro de tratamiento contra las adicciones, esos primeros días en que la droga no se le es suministrada la persona experimenta como una forma de muerte muy dolorosa. De hecho, hasta preferirían morir. El cuerpo, o mejor dicho, la mente que dirige al cuerpo, y aquí estamos hablando de la mente "humana", la que forma parte del organismo cuerpo-mente, al no suministrársele su "alimento" (la droga) siente que se está muriendo de hambre.

Un curso de Milagros describe este proceso de la siguiente manera, “El ego atacará tus motivos tan pronto como éstos dejen de estar claramente de acuerdo con la percepción que él tiene de ti. En ese caso es cuando pasa súbitamente de la sospecha a la perversidad, ya que su incertidumbre habrá aumentado. Es evidente, no obstante, que no tiene objeto devolverle el ataque. Pues ¿qué podría significar eso, sino que estás de acuerdo con su evaluación acerca de lo que eres?” T-VII.4:6-9

Cuando empiezo a desidentificarme con la idea de que soy este cuerpo, de que este cuerpo es "mío", y me abro a la expresión total de lo que Soy, el sistema de pensamientos del ego no tiene a que aferrarse ya que no existe el miedo a la "muerte". Al no haber nada que "perder", por consiguiente nada que "defender", la mente descansa en esa paz, simplemente observando los acontecimientos que tienen lugar, sensaciones, pensamientos, escenarios, libre de preocupaciones, libre de identificación personal.

Mirémoslo de la siguiente manera. Digamos que escuchas a una persona que se encuentra llorando. Cuando le preguntas por qué llora la persona te dice que es porque su bebé acaba de morir. Como tú no conoces a ese bebé ya que no es "tuyo", pueda que una parte de ti sienta compasión y empatía por esa persona. Quizá le das un abrazo, la consuelas por un momento, pero luego continúas con tu vida. Ese escenario no se convierte en un obstáculo para tú continuar tu vida normal.

Sin embargo, digamos que eso le ocurre "tu" bebé. El problema ahora, como podemos observar, no es que un bebé haya muerto, sino que "tu" bebé haya muerto. Cuando te identificas con el bebé como "tuyo", hay un vínculo emocional y psicológico muy fuerte. Sin embargo, cuando no hay un vínculo psicológico emocional, si eso, sea lo que sea, "muere", o se va, no hay sufrimiento en absoluto. Como podemos ver, el problema no es el bebé ya que bebés mueren cada momento. El problema es cuando se trata de "tu" bebé.

Llevémoslo ahora a otros ámbitos de nuestra vida para que veamos que el problema sigue siendo el mismo. Cuando se trata de la pareja no hay problema, pero cuando se trata de "mi" pareja ahí es donde surge todo el miedo. Cuando se trata de el dinero no hay problema, pero cuando se trata de "mi" dinero ahí es donde surge todo el miedo. Cuando se trata de las posesiones del mundo no hay problema, pero cuando se trata de "mis" suposiciones ahí es donde surge todo el miedo. Cuando se trata de el cuerpo no hay problema, pero cuando se trata de "mi" cuerpo ahí es donde surge todo el miedo. Cuando se trata de la enfermedad no hay problema, pero cuando se trata de "mi" enfermedad ahí es donde surge todo el miedo.

Nuestro vínculo emocional con el ego, con nuestro cuerpo, con nuestra identidad "personal" es la fuente de todo sufrimiento. El perdón simplemente lleva la mente al reconocimiento de que hay un espacio con la que la misma puede identificarse que va más en acorde con su Realidad. Por eso el perdón no es para "resolver" nada, sino que para permitir que el Espíritu Santo haga Su trabajo, sin interferencia de la mente conceptual, sin interferencia de la mente intelectual, sin interferencia de la mente ego. Por eso el perdón nos dice, "El perdón, en cambio, es tranquilo y sosegado, y no hace nada. No ofende ningún aspecto de la realidad ni busca tergiversarla para que adquiera apariencias que a él le gusten. Simplemente observa, espera y no juzga." W-pII.1.4:1-3


Una mente aquietada es una mente que se devuelve a su estado natural de comprensión, donde no hay identificación personal, donde no hay ego (que es lo que creo que soy donde se experimenta toda esa resistencia). Por consiguiente, si se pone en práctica el verdadero perdón para beneficio de la Verdad y no las ilusiones, la resistencia va cediendo, el ego se va deshaciendo, y la paz se restablece. Recordemos que para que el ego se mantenga fuerte solo hay que alimentarlo. Por algo el curso nos dice, "Lo que tienes que reconocer es que cuando no compartes (alimentas) un sistema de pensamiento, lo debilitas." T-6-IVB.1:7

Para fines prácticos, observemos todo aquello que creemos que nos "pertenece" que si lo "perdiésemos" sufrimos, y con nuestra pequeña dosis de buena voluntad, aquietando la mente podríamos decir, "Espíritu, Dios, Amor, (como se le quiera llamar) pongo esto en Tus Manos para que me recuerdes que nada de esto es mío y así no hacer un Dios de ello." Obviamente estamos empezando con cosas que aparentes ser "externas" a uno. Pero el objetivo final es soltar el apego al cuerpo mismo.Pero vamos poco a poco. Es mas fácil soltar el apego al nuevo coche que el cuerpo. Luego, cuando la mente está mas entrenada, es mas fácil soltar el apego a la familia que al cuerpo. Y luego, cuando ya la paz es lo mas que se valora, hasta el cuerpo se suelta.

Este ejercicio, para personas que tienen un apego profundo a sus bienes materiales al igual que a sus vínculos emocionales, obviamente por su apego a su identidad personal, pueda que le resulte algo inquietante. No pasa nada, es simplemente el sistema de pensamientos del ego intentando intensificar el miedo con el propósito de mantener a la mente distraída de la paz, distraída del amor, distraída de su propia luz. Es para que la mente pare el ejerció. Por lo tanto, si mientras se práctica el ejercicio se experimenta algún nivel de miedo, es tiempo de parar. Luego se retoma en un momento en el que la mente esté un poco más receptiva. Pues recordemos que el mero hecho de poner en práctica este ejercicio, el Espíritu Santo está llevando a cabo el proceso de desasimiento. Por lo tanto, ningún instante, por más diminuto que haya sido, es desperdiciado.

Es como una camisa que está manchada. Si la sumerges en el agua una vez, la mancha aparentará como que está igual que antes. A simple vista este movimiento aparenta haber sido una pérdida de tiempo. Sin embargo, el contacto con el agua empezó a debilitar su composición molecular, y digamos que después de sumergirla 10 veces puede observarse un cambio significativo. Ese cambio, por más diminuto que sea, es lo que nos motiva a continuar sumergiendo la camisa en el agua. Pueda que en algunas ocasiones se requieran 15 lavadas. Pueda que en otras se requieran 50 lavadas. Pueda que en otras se requieran 1000 lavadas. Pueda que en otras se requieran 50.000 lavadas. Si en vez de pensar cuantas lavadas nos tomará, que esa es la estrategia que el ego utiliza para desilusionarnos, para hacer que no continuemos, para que tiremos la toalla por así decirlo dado que sabe que su extinción es segura, seguimos sumergiendo la camisa, en su debido momento la mancha se eliminará y la camisa (la mente) es restaurada a su estado natural.

Vuelvo a hacer hincapié sobre algo extremadamente importante. Aunque en un principio hacemos este ejercicio con el objetivo de sentirnos "mejor", es importante no perder de vista lo que realmente estamos deshaciendo: nuestra identificación personal con este "yo" que me creo ser, con este cuento que me creo ser o que creo que es "mío", con esta falsa identidad. Pues de nuevo, el problema no es el apego a nuestras experiencias o cosas a nivel mundano. El problema es la creencia de lo que yo creo ser, el apego a este "yo" que me creo ser. Cuando soy consciente de que no soy este cuerpo-mente, el apego al mundo naturalmente se cae por su propio peso. Esa es la paz de la cual el Buda, Cristo, Krishna, Nisargadatta, Ramana, Krisnamurti, y muchos que quizás no los conocemos nos habla.

Pues recordemos, "Deseo la paz de dios. Decir estas palabras no es nada. Pero decirlas de corazón lo es todo. Si pudieras decirlas de corazón, aunque sólo fuera por un instante, jamás volverías a sentir pesar alguno, en ningún lugar o momento..Desear la paz de Dios de todo corazón es renunciar a todos los sueños. Pues nadie que diga estas palabras de todo corazón desea ilusiones o busca la manera de obtenerlas." W-pI.185.1:1-3..5:1-2