Cuando la mente está libre de conceptos no rechaza nada y
eso es amar. Mi experiencia continúa siendo que cuando amo lo que tengo
enfrente la vida se simplifica. Porque la vida es un movimiento y cuando cada
movimiento es aceptado el amor está siempre presente. Solo cuando me encuentro
rechazando algún movimiento, consciente o inconscientemente lo que estoy
diciendo es, “Dios se ha equivocado”.
Cada escenario, cada situación, cada sensación, cada
experiencia sirve a un único propósito el cual es ayudarme a recordar que mi
esencia es ese espacio inmutable que lo acoge todo. Solo cuando juzgo alguna de
mis experiencias paso por alto la esencia y me identifico con un aspecto
diminuto de la Totalidad. Eso es lo que da lugar, o mejor dicho, lo que
sostiene la creencia en una separación. Y el entender esto no es suficiente. Es
la experiencia que va teniendo lugar según se va uno rindiendo a lo-que-es en
total aceptación lo que demuestra que estás palabras hacen completo sentido.
Según la experiencia se va asentando lo que se experimenta
es un espacio de sosiego y de paz, que una vez más, solo puede tener lugar
cuando se suelta el apego a que las cosas vayan de cierta manera o a que me
sienta de cierta manera. Este camino se tendrá que recorrer tarde o temprano.
Pero para alguien que todavía desea el mundo y sus placeres estas palabras son
simplemente ignoradas incluso ridiculizadas. Es por eso que hay un extracto de
Un curso de milagros que dice, “Si quieres ser como yo, te ayudaré, pues sé que
somos iguales. Si quieres ser diferente, aguardaré hasta que cambies de
parecer." T-8.IV.6:3-4
Así que si hay algo que tengo claro es que no deseo nada del
mundo, y sin embargo, partiendo desde esa premisa el mundo se abre a mis pies,
las puertas se abren de par en par, y lo único que queda es el amor que dirige
todos y cada uno de mis pasos.
No sé qué tendrá lugar en el próximo momento. Pero sí sé que
es lo mejor que me pudiese ocurrir. Ya la vida deja de ser temerosa, amenazante
y empieza a ser una aventura a través del cual el Santo Hijo de Dios se
reencuentra con sigo mismo. Todos somos ese Santo Hijo, y todos simplemente
queremos reconocernos como amor. Lo único que nuestro corazón anhela es amar y
por consiguiente cuando se ama es que se experimenta lo que es ser amado.
No hay carencia solo expansión. Pero para que esa
experiencia pueda irse asentando hay que ser consciente que abrirse al amor
implica remover los obstáculos a él. Entonces todo lo que no es amor saldrá a
la superficie, no para ser juzgado sino para ser perdonado. Cuando surgen
expectativas de cómo las cosas deberían ser los obstáculos se experimentan como
muy dolorosos. Pero cuando ya hay una aceptación total, libre de expectativas,
los obstáculos simplemente se observan cómo imágenes pasajeras, como
sensaciones transitorias que se van liberando ante la luz de la verdad. Y esa
luz empieza a brillar cada vez más intensamente. Ese es el amor que ha estado
siempre ahí buscando expresión.
Si alguien me pregunta qué he hecho para que esta
comprensión vaya teniendo lugar en mi vida, la contestación es simple: ¡nada en
lo absoluto!. Es simplemente lo que me está tocando vivir según el plan que la
vida tiene para mí. Pero me atrevería a decir que al ser todos parte de la
misma mente, el que tú estés leyendo éstas palabras, puede ser un indicativo de
que la vida a través de ti te está preparando para que puedas disfrutar de la
experiencia de lo que es amar incondicionalmente.
De la misma manera que un compositor se siente inspirado a
componer, un actor se sienten inspirado a actuar, un empresario se siente
inspirado a montar una empresa, un piloto se siente inspirado volar, comparto
porque me siento inspirado compartir. Y cada vez más me hago consciente de que
mi deseo más profundo es amarlo todo.