Tuesday, July 30, 2019

Cada Vez Que Duermo, Muero

Cada vez que duermo, muero. Y esa es la experiencia más bella del mundo. El “yo” que aparenta estar “viviendo” esta experiencia de “vida” descansa porque desaparece en la conciencia. Se le tiene tanto miedo a morir sin siquiera haber tenido la experiencia misma.

Sin embargo, cada vez que cierro los ojos en la noche le doy la bienvenida a la muerte. Eso es para mí descansar en paz. Y siento que es el regalo más bello que la vida me ofrece como un descanso de toda la actividad que tiene lugar mientras el cuerpo se percibe como algo “vivo”.

No tengo que “despedirme” de nadie, pues cuando el “yo” desaparece en la noche, no existe nada ni nadie. Cuando me “levanto” en la mañana, para mí es como la vida decir, “todavía tienes lecciones de perdón, y por eso se te ha brindado la oportunidad de mirar los obstáculos al amor.”

Entonces, lo que observo cada vez más, mientras me experimento como un “cuerpo” en el “mundo”, es que mi única función es observar donde todavía hay obstáculos que no me permiten amar incondicionalmente, tal como mi Esencia (Dios, Amor, Espíritu, como se le quiera llamar) ama. No hay nada mas que “hacer”. Solo aprender a amar, pues es así como puedo ser consciente del amor que Soy.

Ramesh Balsekar, poco antes de dejar el cuerpo a un lado dijo, “Ama a todo como si fuese tu propia creación.” San Agustín dijo, “Ama, y luego haz lo que quieras.” La Biblia dice, “Ama a tu prójimo como a ti mismo.” Otra manera de decirlo sería que hasta que no puedas ser consciente del amor en ti no podrás amar a nadie. Pues no puedes dar lo que no “tienes”. Que aunque sabemos que amor es lo que eres, no es que no lo “tienes”, sino que no eres consciente de él, pues crees ser un cuerpo separado del todo.

Entonces, en resumidas cuentas, aprovecho todos y cada uno de mis momentos “despierto” para tomar consciencia de cuanto miedo hay en mi, para poder pedir ayuda y que el miedo sea transformado en amor. Hay una frase muy bella de una enseñanza titulada, Un curso de milagros que dice, “El más santo de todos los lugares de la tierra es aquel donde un viejo odio se ha convertido en un amor presente.” T-26.IX.6:1

Y cuando me acuesto a dormir en la noche, siento un gran agradecimiento porque se me brinda otra oportunidad para descansar en paz, sin la mas mínima preocupación de que si me “levanto” al día siguiente. Porque no hay “día siguiente”. Lo que hay es este instante, y no hay ninguno más. Y si solo se experimenta paz (amor) en este instante, estoy viviendo un sueño feliz, que no difiere tanto de como la mente descansa en la noche. Pues con los ojos abiertos, o cerrados, lo que hay es paz, lo que hay es amor, y eso es lo único que de verdad, para mi, vale la pena recordar.

Y aunque amor es lo que Soy, se que estas palabras van dirigidas a aparentes “yos” separados. Pues no hay nadie quien tenga que leerlas, de la misma manera que no hay un “yo” que las escribe. Pero la experiencia humana es la que la mente utiliza para recordarse a si misma que esta experiencia es solo un sueño, una proyección. Así que, dentro de la proyección, el personaje “yo” se encuentra jugando el papel de alguien que escribe palabras, hasta que eso deje de tener lugar, si es que tiene que dejar de tener lugar. Eso no lo sé.

#nickarandes