Tuesday, October 8, 2019

¿Es Posible Saber Cuál Es La Pareja “Adecuada”?

La contestación simple y directa sería que la pareja adecuada es con la que ahora mismo te encuentras debido a que ahí tienes el currículo perfecto para las lecciones de perdón que sean necesarias. Pero vamos a ampliar sobre este tema empezando por algo que escuché de la filosofía budista.

En el budismo se dice que, si conoces a una persona con la que el latido de tu corazón incrementa intensamente y se te mueve todo, esa no es la persona adecuada. Si, no obstante, conoces a una persona con la que sientes calma, sientes paz, es la persona adecuada.

Aquí hay que tener mucho cuidado. Porque el ego puede utilizar esas palabras para esconderse y evitar lecciones de perdón. Esas palabras están apuntando hacia un conocimiento muy útil y beneficioso. Pero para ello, primero tiene que haber una preparación. Entonces, vamos a explorar juntos hacia donde estas palabras apuntan.

Antes de abordar este tema, tengamos claro que en este escrito se está hablando en dos niveles simultáneamente. El nivel de la forma, que es la apariencia de que hay un cuerpo relacionándose con cuerpos separado de ese, y el contenido, que es nuestra verdadera esencia.

Me explico. Habiendo solo Uno, en Esencia, no en la forma, no existe una “persona allá afuera” que me pueda hacer sentir de ninguna manera porque no existe nada ni nadie. Pero, en la forma, en la experiencia física, aunque ilusoria, pero es nuestra experiencia, esa persona “allá afuera” es más bien un espejo que muestra lo que se encuentra en mi. En ese sentido, si alguien me hace sentir excitado o ansioso, solo está mostrando la excitación y la ansiedad que hay en mí. De la misma manera, si alguien me hace sentir paz, es simplemente un reflejo de la paz que hay en mí. Ahí es que las palabras del budismo apoyan a ver en qué estado me encuentro cuando la vida me presenta a alguien para compartir una dinámica de relación.

Vamos ahora a ver que surge con este tema. Cuando se siente una atracción, un deseo profundo hacia otra persona, aunque en la superficie se le llame estar “enamorado” y empiezan a surgir ideas de un “futuro feliz”, de que encontré la “persona perfecta”, el “amor de mi dividida”, mi “alma gemela”, etc., sabemos que tarde o temprano todo el condicionamiento de miedo que está escondido detrás va a aflorar. Porque, creámoslo o no, ese deseo por esa “otra” persona, no puede, sino que venir de un sentido de carencia, de sentirse incompleto, y que ahora se busca ese “otro cuerpo” para sentirse uno “completo”. (Esa es la premisa de la cual surge la analogía de la "media naranja")

Cuando uno se siente pleno, no hay deseo de buscar nada más. Eso no implica que la vida no nos pueda dirigir a un compartir con otro ser humano. Pero ese compartir no proviene de una carencia. Proviene de un impulso que nos mueve a extender el amor que somos. No obstante, cuando se experimenta carencia, también va a haber un impulso que nos mueve hacia otra persona, sólo que este impulso es para ver qué puedo derivar de ese encuentro.

Entonces, ¿qué hacer cuando la vida nos presenta a alguien que nos mueve todo? ¿Rechazarlo? ¿Huir de ahí porque los budistas dicen que eso lo que va traer son problemas? No hay contestación especifica a qué hacer o qué no hacer dado que lo que sea que tenga que ocurrir ocurrirá. Pero, de nuevo, para efectos de personas leyendo esto, creyendo que tienen algún poder de elección, lo que observo es, si de antemano se le establece el propósito de sanar, no para albergar fantasías ni expectativas de un futuro o de estar juntos para siempre, no porque sea “incorrecto”, sino porque eso tampoco está garantizado, la relación ahora se puede aprovechar para mirar todos los miedos escondidos para ser expuestos y liberados ante la luz de la verdad.

Eso, creámoslo o no, le da un verdadero sentido a la relación. Y lo curioso del caso, cuando ese propósito está firmemente establecido, en el momento en que surgen situaciones extremadamente dolorosas, la tendencia no es de huir de la relación como generalmente ocurre. Es poner todo el enfoque en un trabajo interno para sanar. Y no importa lo que tenga lugar en la relación, al traer conciencia, no puede sino que sentirse agradecimiento cuando se observa el cambio que va teniendo lugar en uno.

Una vez se experimenta una sanación, una de dos cosas podría ocurrir: la primera, si la relación no sirve para el propósito de perdonar y sanar, o, aunque el propósito de sanar este ahí, pero no puede uno ir más allá de su resistencia debido a la intensidad de su dolor o sufrimiento, el amor mismo hace que la relación se deshaga por si sola. Luego, si todavía hay lecciones de perdón con relación al ámbito de pareja, una vez la persona esté lista para mirar sus miedos, se le presentará otra oportunidad.

Si, por el contrario, lo que se tenía que sanar se sanó, pueda que continúen juntos. Eso no lo sabemos. De hecho, aunque la relación sea conflictiva, si ese es el currículo perfecto para los dos, según el plan universal, pueda que permanezcan juntos de por vida. Pero, no sólo por experiencia personal, que no insinúo que sea la verdad absoluta, es solo un punto de vista, sino también por la experiencia de aquellas personas que comparten una relación consciente, cuando una de las partes siente paz interior y su pareja está en constante conflicto interno, es muy raro que esa relación se sostenga a menos que la persona que esté en paz no tenga problema alguno con el conflicto que la otra persona pueda experimentar consigo misma y de corazón desee estar ahí.

Pero lo que me inspiró a compartir este escrito, es, siempre y cuando nunca se pierda de vista que la única función, en todo momento, con cualquiera que sea la experiencia de vida, con quien sea que la vida nos ponga enfrente, es perdonar, es sanar, el amor se encargará de restaurar la cordura. Y este escrito aplica a todo tipo de relación. Porque, sea una relación de pareja, de amigos, que compañeros de trabajo, o con cualquiera que sea, lo que me atrae a esa persona o me repulsa, sigue siendo un movimiento interno, que, si no se observa, va a regir nuestras vidas, haciéndonos creer que el problema está "afuera", con la pareja, cuando en realidad, está en nuestro interior, solo que proyectado "fuera".

Lo que estamos haciendo ahora, es, no evadir, rechazar o ignorar ese mecanismo, sino que observarlo conscientemente. Eso nos libera para poder relacionarnos en paz con quien sea que la vida nos ponga enfrente. Porque, a final de cuentas, habiendo solo Uno, quien la vida me pone en frente, es ¡a mi mismo!

#nickarandes