Thursday, October 10, 2019

¿Si Mi Pareja Me Insulta Es Que Me Estoy Insultando A Mi Misma?

Esta pregunta surgió a raíz de un escrito que compartir titulado, ¿Es Posible Saber Cuál Es La Pareja “Adecuada”?, el mismo se puede leer haciendo clic en el siguiente enlace:


Pregunta: "Así que cuando mí pareja, me dice cállate, loquita, histerica, mujer que usa a los hombres etc (cosa que no es así para nada), pero según tus palabras, yo me insultó, yo pienso eso de mí, el otro no existe, y no dice nada, pero yo sí creo que el otro ahí afuera, es el que es violento y me insulta, espero que cambie eso, porque las peleas, conmigo misma son terribles!!!"

Comentario: Si tu pareja te insulta o te dice todas esas cosas, y a ti te molesta, es porque está apuntando hacia algo en ti, que, quizás, no quieres, o no puedas ver. Cosas que crees de ti a nivel inconsciente. Si, por el contrario, tu, honesta e íntegramente, sabes qué lo que tu pareja está diciendo no es verdad, no tendrías por que molestarte.

Ahora, presta mucha atención. Si estás con una persona que te insulta de esa manera, la pregunta que yo te hago es, ¿por qué te quedas ahí? Si te quedas en una situación como esa, eso sólo muestra la falta de respeto que tienes hacia ti misma. Y esa falta de respeto se manifiesta con personas que no te respetan. ¿Puedes ver ahora la trampa?

Por lo tanto, no es que tu deliberadamente te insultas a ti misma. Pero puedes ver lo que sientes sobre ti misma reflejado en el mundo que te rodea. Hay una vieja historia sobre un hombre que estaba en la entrada de un pueblecito. Llega un forastero y le pregunta a ese hombre cómo es la gente en ese pueblo debido a que estaba buscando un lugar a dónde mudarse. El hombre le pregunta el forastero, "¿cómo era la gente en su pueblo?" El forastero respondió, "son gente chismosa y mal agradecidas. Y es por eso que estoy buscando otro lugar adonde vivir." El hombre le dice al forastero, "la gente en este pueblo son exactamente así." Y el forastero decide irse.

Horas más tarde llegó otro forastero y le preguntó al hombre que cómo era la gente de ese pueblo porque está buscando un lugar a donde mudarse. El hombre le hace la misma pregunta que al forastero anterior, que cómo era la gente en su pueblo. Y el nuevo forastero le respondió, "era gente muy amorosa y servicial, desarrollamos muchas amistades y los queremos mucho, pero por circunstancias fuera de nuestro control nos vemos forzados a mudarnos."

El hombre le dijo al nuevo forastero, "la gente en este pueblo son exactamente igual que en el suyo."

El mensaje es, el mundo solo refleja nuestro estado interno. El tipo de pareja que entra en tu vida refleja exactamente tu estado de conciencia. La pregunta que podría surgir ahora es, ¿pero si yo siento amor hacia mi misma, y comprensión, y sin embargo mi pareja me insulta, quiere decir eso que no siento amor por mi?

Lo único que te podría compartir por experiencia personal es que si estoy en un entorno en el que la persona me insulta, sin culpar a esa persona, sin juzgarla, por amor hacia mí mismo, y por respeto a que esa persona necesita vivir su proceso, me encuentro saliendo de ahí sin problema alguno.

Como ves, el amor que siento por mí, si la situación lo permite, lo que me diría es, "sal de ahí". Esto no es una huida, es sentido común. Pero, de nuevo, si te quedas con una persona que te insulta, y te sientes molesta por ello, si miras más profundamente podrás darte cuenta que te quedas ahí por miedo. Entonces, puedes utilizar esa experiencia para profundizar en tu proceso de sanación. Y, en ese sentido, si utilizas esa relación con el propósito de sanar, tu pareja te está ofreciendo el gran regalo de mostrar donde hay falta de amor hacia ti misma a raíz de como te trata. Y si crees que salir de esa relación, culpando a la pareja, sin tomar conciencia de que el mundo solo refleja lo que está en tu interior, todas y cada una de tus relaciones te seguirán reflejando lo mismo hasta que aprendas la lección.

Es por eso que toda filosofía que apunta hacia la verdad nos dice que nuestros hermanos son nuestros salvadores. Porque al ser parte de mí, me muestran lo que hay en mi, que "solo", o no puedo, o temo ver. Y no necesitas estar en una relación de pareja para sanar. Toda relación sirve ese mismo propósito. Cualquier cosa en el mundo, cualquier persona, o situación en el mundo, que de alguna forma mueva algo en ti, sirve para lo que estamos hablando.

Permítame compartir un ejemplo que tuvo lugar anoche. Entré al supermercado con una actitud de amor y apertura. La mujer detrás de la caja registradora me pregunta si quiero una bolsa, sólo que las que le quedan son bolsas de papel. Le compartí que estaban cayendo gotas de llovizna y tenía aproximadamente unos 15 minutos de caminata para llegar a donde me estoy quedando. Pero si lo que tienen disponible son solo bolsas de papel, que está bien conmigo, y con mucho gusto las acepto. La mujer reflexiona por un momento, agarra una bolsa de las que la gente paga que son reusables y me dice, tranquilo, te regalo esta bolsa.

Ahí tienes un ejemplo de una relación. Me estaba relacionando conmigo mismo. Sólo que en este caso la "otra" persona no era una pareja, sino que era una mujer que estaba jugando el papel de cajera en un supermercado.

Digamos, no obstante, que yo entro a ese mismo supermercado con una actitud negativa y de rechazo. Y le explicó a la mujer que está lloviznando y tengo unos 15 minutos de caminata. Ella podría haber reflejado mi actitud con una mala mirada, me podría haber hablado condescendientemente y quizás me hubiese dado la bolsa de papel de mala gana. No porque ella sea una "mala" persona. Sino porque estaría reflejando la negatividad que hay en mi. Porque lo que estoy “viendo” “fuera”, no es “el” mundo. Es “mi” mundo.

Presta ahora atención. Aquí va otra experiencia personal. Cuando estuve en Puerto Rico buscando una documentación en el registro demográfico, que al ser una agencia gubernamental se escuchan muchas historias de empleados que tratan a la gente de mala gana, ya sea porque no les gusta su trabajo y eso es lo que reflejan al público, o lo que sea, fui con una actitud abierta dispuesto amar. Todo el mundo me trataba con respeto, reflejando el respeto hacia mi mismo. Sin embargo, me tocó una persona, que por más amable que pudiese ser, su actitud hacia mi era muy tajante. Yo tenía claro que la actitud de esa persona no tenía nada que ver conmigo, y que era algo que ella tiene que trabajar para sí misma. Pero, como en un principio sentí un pinchazo de molestia, sabía que esa persona estaba mostrando algo en mi que necesitaba yo ver.

Al tomar conciencia de ello, en ningún momento reaccioné hacia ella, aunque en un principio me hubiese gustado decirle algunas cosas. Pero simplemente profundicé en recordar que lo único que hay es inocencia. Y que esa persona se está comportando de esa manera porque ese es su proceso, que no tiene nada que ver conmigo. Y que la respeto y la amo igual. Porque el amor hacia mi y el respeto hacia me es lo que estaba priorizando.

Mientras tanto yo estaba cooperando con toda la información que ella me pedía, que en ocasiones aparentaba ser ridícula, pero yo sólo fluí con la conversación. Al final de nuestro encuentro, se pudo ver en ella, un cambio en su actitud. Me pidió que fuese el próximo día con la documentación necesaria que me había pedido y qué no tenía que hacer fila, sino, que fuese directamente hacia donde ella. Aunque, obviamente el tener que regresar al otro día temprano en la mañana al igual que el tener que buscar esa otra documentación era una inconveniencia para mí, yo salí de esa agencia gubernamental confiando en que la vida sabe lo que hace y estaba en paz y total aceptación con la circunstancia.

Busqué la información que me pidió, qué luego me enteré que no era necesaria, pero cuando llegó al otro día, esa misma mujer no estaba trabajando ese día. Lo curioso del caso, fluyendo con la experiencia misma, me dirigí hacia otra persona que me había atendido antes, sin tener que hacer fila, y dos cosas ocurrieron: primero, me pudo facilitar la información que estaba buscando sin lo que la mujer del día anterior me había pedido. Y segundo, me di cuenta que había llevado una carta equivocada, y que si hubiese estado con la mujer anterior, seguramente no me hubiese facilitado la documentación por ese error, mientras que está lo pasó por alto y me facilitó el documento que necesitaba.

Así que, me alegro que esa otra mujer no hubiese estado trabajando ese día porque de lo contrario hubiese tenido que volver a salir del lugar, y, quizás, perder otro día más.

Pero lo que quiero compartir aquí, para no desviarnos del planteamiento original, es que el mundo constantemente refleja nuestro estado interno. Y te compartí dos ejemplos, una persona que reflejó un estado interno de amor, y otra que reflejó su estado interno de auto rechazo, el cual en un principio me permitió ver si había algún rechazo en mí, que luego se disolvió en la nada. En ese sentido, ella se queda con su rechazo hacia si misma, mientras yo me quedo con mi amor hacia mí mismo.

Por lo tanto, nunca juzgues a tu pareja ni a nadie porque te insulte. Mira honestamente si cualquier insulto que surja de “afuera” te molesta. Porque si ese es el caso, eso es lo que crees de ti misma. Y es simplemente una oportunidad para sanar, para que aprendas a amarte a ti misma. Y, en mi experiencia, la vida no me ha puesto parejas que me insultan. Pueda que la relación me muestre otros aspectos de sanación, pero todas han sido muy respetuosas. Y ese es el respeto que siento por mi mismo.

En las redes sociales, si veo algún comentario de insulto hacia mi, primero observo si estoy reaccionando a ello. Si hay reacción, perdono, mientras eliminó el comentario, o quizás bloquee a la persona. Y si no hay reacción, igualmente eliminó el comentario, y posiblemente bloquee a la persona.

Por lo tanto, si te encuentras con una persona que te insulta, mientras perdonas y se restaura el amor en ti, puedes salir de ahí. Eso no implica que estás rechazando a ninguna otra persona, porque no hay nadie ahí “fuera”. Pero sí implica que te estás amando a ti misma.

#nickarandes