Wednesday, May 10, 2017

Si al Hijo de Dios No La Rigen Las Leyes de Este Mundo... ¿Por Qué Me Afectan?

Pregunta: “Al margen del mensaje quería agradecerte tu magnífica labor. Esto lo llevo trabajando bastante tiempo... Desde diferentes enfoques sin éxito, hasta ahora. Se supone que con la edad te vas haciendo más sabia y te vas desidentificando del cuerpo y esas cosas... Pero a mí no me pasa... Debido a mi edad... Muchas personas me dicen que el aumento de peso puede ser por la pre-menopausia... Que los cuerpos cambian con la edad... En fin... Que no me preocupe... Pero como ves, yo me preocupo...Si a una hija de Dios no la rigen las leyes de este mundo... ¿Cómo es que a mí me afectan de esta manera? No sé... A ver si a ti te "viene" algo al leer el mensaje y me ayudas a ver más allá. Gracias de nuevo.”

Comentario: Primero que nada uno no se hace más “sabio” con la edad. Por el contrario, la tendencia es que porque uno ha vivido muchos años “cree saber más”. Una persona que ha vivido muchos años aparenta ser mucho más difícil cambiar sus hábitos y manera de pensar. Lo que nos abre a la verdadera Sabiduría es dejar un lado todo lo que creemos “saber”.

"Lo esencial, sin embargo, es que reconozcas que no sabes nada. El conocimiento es poder y todo poder es de Dios. Tú que has tratado de quedarte con el poder para ti sólo lo has "perdido". Todavía lo tienes, pero has interpuesto tantos obstáculos entre él y tu conciencia de él que no puedes utilizarlo. Todo lo que te has enseñado a ti mismo, ha hecho que seas cada vez menos consciente de tu poder. No sabes lo que es ni dónde se encuentra. Has hecho un alarde de fuerza y de poder tan lamentable que no ha podido sino fallarte. Pues el poder no es una apariencia de fuerza, y la verdad está más allá de toda apariencia. Aun así, lo único que se interpone entre ti y el poder de Dios que hay en ti, es tu falso aprendizaje, así como todos tus vanos intentos de querer deshacer lo verdadero." T-14.XI.1:1-9

En tu caso, y en realidad es lo que veo en general con la mayoría de las personas en este camino, es que utilizan la espiritualidad para efectuar cambios en su mundo, en la forma, en su cuerpo, etcétera. El camino espiritual va dirigido hacia la Verdad no hacía lo que ocurra en el mundo de las formas. Por lo tanto cuerpos engordan, enflaquecen, nacen y mueren. Pero el cambio de mentalidad es para que seamos conscientes que no somos este cuerpo de manera que lo que suceda con el cuerpo no perturbe nuestra paz mental. Si no tienes eso claro te encontrarás constantemente preocupándote por los cambios que ocurran o dejen de ocurrir con tu cuerpo, o en tu “mundo”.

Vamos ahora a ver otra parte de tu pregunta donde dices, “Si a una hija de Dios no la rigen las leyes de este mundo... ¿Cómo es que a mí me afectan de esta manera?”

Tengamos primero algo muy claro para que no confundamos los niveles. La hija de Dios no es el ser humano que se encuentra en un cuerpo. Eso es una proyección. El Hijo de Dios es nuestra Esencia como Espíritu. No obstante, en este caso se podría decir que como Espíritu distraído de la Verdad. Porque Dios siendo la Verdad Absoluta no podría tener hijos debido a que si ese fuese el caso habría más de uno, y Dios es lo Unico que hay.

Utilizando la analogía del sueño, cuando estás despierta eres Dios. Cuando te acuestas a dormir sigues siendo Dios sólo que en el momento que te pones a soñar estás completamente distraída de que eres Dios y es ahí donde “nace” por así decirlo el Hijo de Dios. Entonces el Espíritu Santo está en constante comunicación con la mente que sueña el sueño (Hijo de Dios) para recordarle que su realidad es Dios. Sólo que el hijo de Dios al estar eligiendo el sistema de pensamientos del ego en la mente proyecta un sueño por lo que ahora toda la atención de la mente va hacia el sueño distrayendo a la mente doblemente de la verdad.

Utilizando como ejemplo esta interacción entre “tú” y “yo”, los “dos” creemos ser individuos en este mundo interactuando a través de una pregunta que se hace y una respuesta. Esta interacción en realidad está teniendo lugar en la mente en donde el sueño aparenta tener lugar, y por consiguiente la mente que está distraída de la verdad se está hablando asimisma dentro del sueño. Ese es el primer paso para que la mente se haga consciente de que es mente. Según soy consciente de que soy mente y no cuerpo mi identificación empieza ahora a dejar de ser fija en el sueño y según la mente se va desapegando del sueño, donde el mismo deja de ser distracción, Dios toma el último paso y al despertar del sueño desaparece Hijo y lo que queda es lo que siempre fue, lo que siempre es, y lo que siempre será, ¡Dios!

Por lo tanto, volviendo a tu pregunta, las leyes del sueño no afectan en absoluto al que está soñando el sueño. Qué sería lo mismo que decir, las leyes del mundo no afectan al Santo Hijo de Dios. A ti, no obstante, te afectan porque tú sigues identificada con tu personaje como si esa fuese tu realidad. Y si estás aplicando el perdón para sentirse mejor estás pasando completamente por alto la enseñanza. Si de lo contrario tu práctica del perdón e Instantes Santos van dirigidos a que recuerdes que eres Dios por el amor que sientes hacia la Verdad, no solo vas en dirección hacia el despertar, sino que te darás cuenta como esas preocupaciones se van cayendo por su propio peso.

Por lo tanto aquí tienes que hacerte una pregunta muy honesta, y es, ¿qué es lo que realmente deseo, experimentar a Dios en mi o dejar de preocuparme o cambiar mi cuerpo? Pues eso es lo que decidirá si experimentarás paz o no. Que por algo se nos recuerda: “Deseo la paz de Dios: Decir estas palabras no es nada. Pero decirlas de corazón lo es todo. Si pudieras decirlas de corazón, aunque sólo fuera por un instante, jamás volverías a sentir pesar alguno, en ningún lugar o momento." W-pI.185.1:1-3 No obstante, luego esa misma lección nos dice: “Desear la paz de Dios de todo corazón es renunciar a todos los sueños. Pues nadie que diga estas palabras de todo corazón desea ilusiones o busca la manera de obtenerlas." W-pI.185.5:1-2

Por lo tanto observa tu experiencia y se honesta contigo misma. Primero reconoce que deseas sentirte como un cuerpo separado de Dios mientras que observas el precio que estás pagando por esa elección. Decide o honestamente si lo que deseas es paz, y si ese es el caso, ríndete ahora a tu experiencia en completa aceptación sin necesidad de intentar entender nada, y confía en tu proceso. El amor mismo irá dirigiendo tus pasos.