Comentario: Mirando
éste extracto del Curso que acabo de compartir vamos a poner el enfoque en la
tercera oración la cual es clave para poderle sacar provecho a lo que se nos
enseña en Un Curso de Milagros, “Pero
el espejo que desee reflejar a Dios no puede albergar imágenes de otros dioses
que lo empañen.” T-IX.5:63
Todo lo que estamos haciendo con Un Curso
de Milagros es mirar los obstáculos al amor. En otras palabras, mirar los
miedos escondidos. Desear reflejar a Dios no es intentar buscarlo a Él, ni
siquiera tienes que entender lo que Dios es. Si prefieres utilizar una palabra
menos teológica reemplaza la palabra Dios por la palabra Amor siempre y cuando
no confundas la palabra Amor con ningún tipo de sensación o sentimiento. Es por
eso que para este ejemplo la palabra Amor se utilizará con letra mayúscula.
Continuando, Dios o el Amor no hay que
buscarlo porque eso es lo que Eres. Sin embargo ese espejo ha sido empañado por
todas y cada una de nuestras creencias que proceden de la creencia fundamental
que dice que soy un cuerpo que a su vez se percibe separado de otros cuerpos en
un mundo de separación. Esa sensación de sentirse separado genera miedo. Y lo
que sostiene ese miedo, una vez más, es el “yo” que me he creído ser. Y como lo
sostenemos hasta el punto de “morir” para defender su identidad, la negación de
nuestra Realidad como Dios o como Amor se continúa perpetuando incrementando
así el miedo.
Pero según desarrollamos la valentía, con
la ayuda del Espíritu Santo por supuesto, de mirar todos esos obstáculos
(miedos escondidos) para así darnos cuenta de su falsedad y poderse ir dejando
un lado, ese espejo se va poco a poco limpiando. Según ese espejo se va
limpiando como muy bien nos dice la sexta oración de el extracto que compartí,
“Dios brillará en él
por Su cuenta.” T-IX.5:6
Por consiguiente no hay nada en realidad
que tengamos que “hacer”, ni para llegar a Dios, ni para ver al mundo
perdonado. Utilizamos no obstante todas nuestras relaciones personales al igual
que impersonales con el mundo para exponer el miedo oculto y permitir que el
Espíritu Santo se encargue del milagro (corrección de percepción). Dios no va a
poder sino que brillar a través de nosotros debido a que eso es lo que somos
por más que intentemos negarlo. Por lo tanto según los miedos van surgiendo
(obstáculos al amor, manchas en el espejo) entreguémonos completamente al
Instante Santo y así permitamos que Él nos muestre el camino. Así, no importa
lo que tu hermano haga o deje de hacer siempre percibirás en él TU propia
inocencia, no la de “él” porque no hay “nadie fuera”.
Si, no obstante, reaccionas a lo que tu hermano
haga o deje de hacer, en él estás viendo TU culpabilidad negada que no deseas
ver en ti y por consiguiente se la proyectas a él, que no es sino que una
mancha en el espejo. Y el Espíritu Santo, si se lo permites, no te juzga porque
haya una mancha en el espejo. Él simplemente y lleno de mucho amor la limpia.
Viéndolo de esa manera, todos esos
hermanos que suscitan algún tipo de miedo en ti (sacan a la superficie las
manchas en tu espejo) son tus salvadores. Aprende a sentir agradecimiento por
ello y el camino hacia tu liberación se va despejando más rápidamente que la
velocidad de la luz. Reconozco que esto no es muy cómodo sobre todo cuando se
encuentra uno atrapado en la oscuridad y el mundo nos la refleja. Y es por eso
que necesitamos ayuda que va más allá que nosotros. Créanme no obstante cuando
les digo que sí se puede. Pero esto requiere un deseo profundo por la Verdad.