Thursday, January 4, 2018

LECCIÓN 242: Este día se lo dedico a Dios. Es el regalo que le hago.

“1. Hoy no dirigiré mi vida por mi cuenta. 2No entiendo el mundo, por lo tanto, tratar de dirigir mi vida por mi cuenta es una locura. 3Mas hay Alguien que sabe qué es lo que más me conviene. 4Y Él se alegra de tomar por mí únicamente aquellas decisiones que me conducen a Dios. 5Pongo este día en Sus manos, pues no quiero demorar mi regreso al hogar, y es Él el que conoce el camino que me conduce a Dios.
2. Y así, ponemos este día en Tus Manos. 2Venimos con mentes completamente receptivas. 3No pedimos nada que creamos desear. 4Concédenos tan sólo lo que Tú deseas que recibamos. 5Tú conoces nuestros deseos y necesidades. 6Y nos concederás todo lo que sea necesario para ayudarnos a encontrar el camino que nos lleva hasta Ti.” W-pII.242.1:1-5;2:1-6

Comentario: Si este lección es integrada y aplicada se puede cerrar el libro de Un curso de milagros pues eso es el mensaje del curso resumido. Mas sin embargo, ¿por qué es tan difícil aplicar algo tan sencillo? Por el deseo de no soltar esta identidad "humana". Siempre y cuando quiera sostener la creencia de que soy un cuerpo y de que este mundo es mi realidad, y de que este mundo tiene algo que yo valore, en el momento que la paz de Dios intenta arropar mi mente la rechazaré porque me liberaría del conflicto que es a lo que estoy acostumbrado a vivir y es con lo que estoy familiarizado. Pues el mundo de la separación se sostiene por el conflicto. Aunque en realidad, si dejase que la paz de Dios arropase mi mente me liberaría del “yo” que creo ser y eso es lo que el ego no quiere soltar pues así es como el ego (“yo” que creo ser) “moriría”, mi mundo desaparecería. No dije el Mundo (letra mayúscula), dije “mi” mundo (mi sueño) desaparecería. Si supiera que es un sueño, entonces sería imposible “morir” lo que ocurriría es un despertar.

Ese conflicto del que hablo es simplemente mi deseo inconsciente de sentirme separado de Dios. Y Dios me habla en cada momento, pero lo rechazo y por eso quiero hacer del mundo "mi hogar" hasta que sea consciente de que el mundo no tienen nada que yo desee. “El mundo que veo no me ofrece nada que yo desee: El mundo que ves no te ofrece nada que puedas necesitar; nada que puedas usar en modo alguno; ni nada en absoluto que te pueda hacer feliz. Cree esto y te habrás ahorrado muchos años de miseria, incontables desengaños y esperanzas que se convierten en amargas cenizas de desesperación. Todo aquel que quiera dejar atrás al mundo y remontarse más allá de su limitado alcance y de sus mezquindades tiene que aceptar que este pensamiento es verdad.
Cada cosa que valoras aquí no es sino una cadena que te ata al mundo; y ése es su único propósito. Pues todas las cosas tienen que servir para el propósito que tú les has asignado, hasta que veas en ellas otro propósito. El único propósito digno de tu mente que este mundo tiene es que lo pases de largo, sin detenerte a percibir ninguna esperanza allí donde no hay ninguna. No te dejes engañar más. El mundo que ves no te ofrece nada que tú desees." W-pI.128.1:1-3;2:1-5

Entonces la mente empieza a abrirse a la mentalidad de Dios.

Por lo tanto, no hay que intentar rechazar el mundo, no hay nada que “sacrificar”, pero sí hay algo que desear. Y es a Dios sobre todas las cosas. De lo contrario el mundo me parecerá muy “atractivo”, aun cuando es a raíz de mi deseo por el mundo, repito, no por el mundo sino que mi DESEO por el mundo lo que me lleva a experimentar conflicto, culpa y miedo. Si no desease el mundo, estaría deseando a Dios. Pues o deseo a Dios, o deseo otra cosa, aun cuando esa otra cosa es ilusoria.

Si de la forma que redacté este último párrafo genera inquietud, emplearé otro juego de palabras. No hay que intentar rechazar la experiencia física, no hay que sacrificar nada, pero sí hay algo que desear. Y es la paz interior sobre todas las cosas, la verdad. De lo contrario la experiencia de la separación me parecerá muy atractiva, aun cuando es a raíz de sentirme separado de Dios, de sentirme separado de todo lo que me lleva a experimentar conflicto, escasez, miedo. Eso no significa que estoy diciendo que está bien desear las cosas del mundo y aplicar el perdón. La verdad es que, o deseas la oscuridad o la luz, pero no las dos simultáneamente. Lo que sí digo, es que desees la paz de Dios sobre todas las cosas sin sentir culpa porque todavía desees el mundo. Eso es algo diferente. Es una manera de ser consciente de que deseo el mundo, pero mi pequeña dosis de buena voluntad está disponible para que el Espíritu Santo la utilice a favor de la Verdad. De lo contrario voy a estar viviendo un autoengaño intentando utilizar el mensaje del curso para fines del ego.

Aun así no pasa nada. Llegará el momento en el que voy a desear a Dios (la paz verdadera) sobre todas las cosas. Por eso que se me recuerda; “Si quieres ser como yo, te ayudaré, pues sé que somos iguales. Si quieres ser diferente, aguardaré hasta que cambies de parecer." T-8.IV.6:3-4