Friday, March 30, 2018

El Verdadero Deseo, Es La Libertad de Todo Deseo


Me acuerdo un orador compartir la siguiente historia. Decía, "le regalé a mi hijo unas nuevas gafas, y el me dijo, 'me encanta lo que se siente el tener algo nuevo'". En otras palabras, no era su nuevo regalo lo que tanto deseaba sino que la sensación que tiene lugar cuando lo obtiene.

Cuando adquiero algo que deseo, la mente asocia el que haber obtenido eso, es la razón por la que soy feliz, o por la que estoy en paz. Cuando el objeto, juguete, lo que sea, pierde su encanto, y por consiguiente la sensación desaparece, la búsqueda comienza de nuevo. Entonces, se hace claro y plenamente obvio, que lo que siempre se busca es ese sentimiento, que solo tiene lugar cuando está uno en contacto con su esencia como Ser. Los regalos que obtenemos temporales solo nos dan un atisbo de esa sensación del Ser. Pero de nuevo, son solo temporales. Y si los seguimos buscando, estamos pasando por alto nuestra esencia constantemente. Por eso buscamos "fuera" lo que ya somos, y a eso se debe que nunca se encuentra.

El perdón nos lleva a darnos cuenta de cuan prisionero es uno de sus deseos para que a raíz de un cambio de mentalidad, el Espíritu Santo nos haga conscientes de que el mundo no tiene nada de valor que desee, y empieza entonces uno a traer la atención al interior, libre de distracciones. Es ahi donde la verdadera liberación tiene lugar, y es por eso, que el deseo mas profundo es la liberación de todo deseo.

Pero esto no es algo que nosotros superponemos sobre los deseos que surgen porque entonces se experimenta una sensación de sacrificio. Los deseos surgen, y sin juicio ni culpa se observan muy inocentemente. Eso es todo. Mientras creamos ser cuerpos, no estaremos libres de deseos. Pero según la mente se va sanando, los deseos, que surgían a raíz de la culpa inconsciente, se van cayendo por su propio peso. Por eso es importante recordar que nuestra función, no es intentar no tener deseos. Es perdonar.

El cambio de mentalidad, que es lo que el Espíritu Santo hace, no nosotros, se refleja en la libertad de todo lo que tanto se valoraba en el mundo, y por consiguiente, el deseo se deshace muy benévolamente. Y si algún atisbo de ese deseo surge, se ve como una nube pasajera, sin el poder de agarrar nuestra atención.

Por eso es importante no luchar contra nuestros deseos, contra nuestro ego. Por algo el curso nos dice, "no luches contra ti mismo" (T-30.I.1:7 Es aprender a observarlo. Que por eso el curso nos recuerda: "El perdón es tranquilo y sosegado, y no hace nada...Simplemente observa, espera y no juzga (W-pII.220.I.4:1-3). Al igual que, "el milagro contempla la devastación y le recuerda a la mente que lo que ve es falso (W-pII.340.13.1:3).

Pero esto solo tiene lugar cuando hay un profundo deseo por la verdad. En ese sentido, si existe un deseo que de verdad es digno de ser valorado, es el deseo por la verdad, el deseo por la paz de Dios. Ese es el deseo que lleva la mente a la liberación de todo deseo. En otras palabras, ese es el deseo que lleva a la mente a soltar el deseo de sentirse especial. Todo otro deseo que tenga que ver con el deseo por el mundo, es distracción.