Friday, February 22, 2019

Atravesando El Túnel de Terror

Ayer me encontré pasando una etapa muy oscura de la mente. No entendía nada de lo que sentía. Era un lugar muy triste y desolado. Por momentos surgía llanto y era muy doloroso. Surgió un sentimiento de abandono, de resentimiento, de sentirme ignorado, traicionado. La mente inmediatamente buscaba a qué o a quién dirigir esos sentimientos; buscando una raíz, mas no había respuesta. Sólo un sentimiento desgarrador de desvaloración y tristeza.

Intentaba con pluma y papel escribir, hacerme preguntas, para ver si surgía una respuesta, algo a lo que la mente pudiese aferrarse para hacer sentido de toda esta locura. Más no surgía nada. Era un túnel oscuro qué simplemente tenía que ser atravesado. Tenía que ser sentido, no entendido. Entiendo claramente por qué nadie quisiera entrar ahí. Pues la única manera de atravesarlo es con fe y confianza. No hay otra.

Queremos pasar alrededor de él, brincarle por encima, evitarlo, pero tarde o temprano hay que cruzarlo. Esto me recuerda el extracto de una enseñanza llamada Un curso de milagros cuando nos dice: "Recuerda que tienes que atravesar las nubes (el miedo, la oscuridad) antes de poder llegar a la luz." W-pI.70.8:5

Entiendo que, en ese túnel, en el que todos esos sentimientos surgen para persuadirme a no dar un paso más, yo me rendía y sentía, mientras continuaba caminando. En medio de todo ese proceso, experimenté momentos de claridad y lucidez. Eran como regalos de la Divinidad ayudándome a recordar que hay luz y que no todo es oscuridad. Continuaba tomando el próximo paso y entraba de nuevo en la tristeza y el dolor, que, aunque quizás, no tan fuerte ni tan duradera como las capas anteriores, seguía ahí.

En un pasado me preguntaba, “¿cuánto más…? ¿cuanto esto durará…?”. Pero algo en mi ya sabe qué todo lo que está teniendo lugar es que se están sanando todas las heridas, se están cicatrizando. Y aunque todavía duele, hay una certeza que se va asentando, sabiendo que todo es beneficioso y forma parte de una preciosa transformación.

Requiere de gran coraje mirar, sentir, y entrar en lugares tan oscuros de la mente inconsciente. Esto no me hace ni “mejor” persona que nadie ni mas “espiritual”, solo comparto experiencias. Sin embargo, sé que hay un amor que me lleva de la mano porque pedí recordar ese amor que soy. Durante ese camino, qué no asumo que haya terminado, en el que siempre pido ayuda, surgió una hermosa comprensión que me susurraba diciendo:

“Todo lo que estás mirando y atravesando son los obstáculos que tú mismo has fabricado ante el amor. Este túnel lo inventaste tú y lo sostienes tú. Yo, que tú crees que soy algo “aparte” de ti, soy el amor en ti, el recuerdo de lo que tú realmente eres. Por consiguiente, no soy quien desmantela estas murallas, eres tú quien lo está haciendo. Es tú voluntad, no la mía. Sólo que aparenta como que hay dos voluntades separadas. Pero eres tú quien lo estás haciendo porque ya estás cansado de vivir en la oscuridad. Eres tú quien ha elegido caminar el túnel de salida y eres tú quien se recuerda a si mismo del amor que te acompaña. Y según se va desmantelando todo este montaje que has fabricado, no es que vas a encontrar la luz al final del túnel, sino que vas a reconocerla ¡en ti mismo! ¡Es a ti a quien buscas! Sé que en momentos puede experimentarse como una experiencia muy dolorosa. Pero sólo estás mirando fantasmas, espejismos, imágenes que ante la luz de tú mirada se deshacen. Por lo tanto, continuemos caminando.”

Nunca sé cómo se desenvolverá el día. No sé lo que me depara en ningún momento. Sólo sé que estoy abierto a lo que venga, porque estoy listo y dispuesto a mirar. Y no puedo, sino que sentir un profundo agradecimiento por esa voz que constantemente me recuerda; "Si supieras Quién camina a tu lado por la senda que has escogido, sería imposible que pudieses experimentar miedo." T-18.III.3:2 No sé porque me he sentido inspirado a compartir esto. Pero si hay alguien allá “afuera” que se encuentre pasando por un proceso similar, que recuerde que no está solo. Y que lo único que queda es rendirse, sentir, y confiar. Eso es todo lo que hago.

"Aunque pase por el valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque Tú estás conmigo; Tu vara y Tu cayado me infunden aliento." Salmos 23:4

"Tu Amigo te acompaña. No estás solo.” W-pII.Epilogo.1:2-3