Thursday, February 21, 2019

El Miedo No Se “Supera” ¡Se Mira!

El miedo es la cerradura que se le pone a la puerta de salida. Lo curioso del caso es, el miedo no se deshace “superándolo”, sino más bien, MIRÁNDOLO. Superar el miedo lo que hace es otorgarle realidad. Pues no tendría sentido alguno “superar” algo ¡que no existe!

El miedo no quiere ser visto porque de ser así pierde todo su “poder”. Observemos que puse la palabra poder entre comillas. Porque la realidad es, el miedo no tiene poder alguno. El poder que el miedo aparenta tener es el que uno mismo le otorga a raíz de creerse cualquiera que sea la historia que la mente fabrique.

Lo que hace temeroso mirar el miedo, aunque ya sepamos teóricamente que si se erradica la historia el miedo se deshace, es el sentimiento que se genera, que con una historia añadida, es lo que no nos permite poder mirar el miedo de frente. Se podría decir entonces que la puerta de salida se mantiene cerrada con la cerradura que se le conoce como miedo, y que el sentimiento que se experimenta a nivel psicológico/corporal, es la llave que abre esa cerradura.

Cuando la mente intenta utilizar la lógica para deshacer el miedo lo que hace es esconder la llave. Porque si el miedo desapareciese, también desaparecería esa mente. Entonces, la única manera de utilizar esa llave para abrir la cerradura que nos lleva a abrir esa puerta es sentir completamente todos los sentimientos que se genera, sin adherirles, cualquiera que sea, la historia que la mente fabrique. Porque si nos permitimos sentir cualquier sentimiento, sin historia, todo lo que queda es una sensación cruda, completamente inofensiva, y que a su vez es pasajera.

Cada vez que alguna de esas sensaciones se va atravesando, sería como insertar la llave en una cerradura para que una puerta se abra. Lo que ocurre es que como se han cerrado tantas puertas, hay que abrir múltiples cerraduras. Las que son más difíciles de abrir son las primeras. Una vez que se han abierto esas primeras puertas, y se le deja de temer al sentir, el resto de las cerraduras se abren fácilmente.

El que se abran fácilmente no implica que dejemos de sentir. Sólo que ahora todo sentir es bienvenido, no rechazado. Ahí es cuando el sistema de pensamiento del miedo empieza a reconocer que ya tiene su batalla perdida, y durante esa etapa pueda que los sentires se intensifiquen. Esto me recuerda algunos extractos del curso como:

“El ego atacará tus motivos tan pronto como éstos dejen de estar claramente de acuerdo con la percepción que él tiene de ti. En ese caso ES CUANDO PASA SÚBITAMENTE DE LA SOSPECHA A LA PERVERSIDAD, ya que su incertidumbre habrá aumentado. Es evidente, no obstante, que no tiene objeto devolverle el ataque. Pues ¿qué podría significar eso, sino que estás de acuerdo con su evaluación acerca de lo que eres?” T-9.VII.4:6-9

O, ”A medida que este reconocimiento se arraiga más, acaba por convertirse en un punto decisivo en la vida de cada persona. Esto finalmente vuelve a despertar la visión espiritual y, al mismo tiempo, mitiga el apego a la visión física. Este alternar entre los dos niveles de percepción se experimenta normalmente como un conflicto QUE PUEDE LLEGAR A SER MUY AGUDO.” T-2.III.3:7-9

Es por eso que deshacer el miedo es tan simple. Simple porque no requiere de ningún tipo de entendimiento lógico, de ninguna práctica especial, de ninguna estrategia mental, todo lo que se requiere es mirarlo de frente a raíz de sentirlo. PERO HAY QUE SENTIRLO. Y eso es lo que cuesta. Y no estoy insinuando que alguna practica, indagación, análisis, etc., sea “incorrecta”. Todo sirve para preparar el terreno. Pero lo que deshace el miedo es sentir sin juzgar. Porque, en mi caso, aunque en ocasiones podía ver la creencia que sostenía, el sentimiento, por alguna razón permanecía. Eso me generaba tanta frustración. Pues el sentimiento era solo una herida, una capa que salía que necesitaba ser iluminada, no interpretada, y sobre todo, no rechazada.

Es por eso que la definición de el perdón según Un curso de Milagros es: "El perdón, en cambio, es tranquilo y sosegado, y no hace nada. No ofende ningún aspecto de la realidad ni busca tergiversarla para que adquiera apariencias que a él le gusten. SIMPLEMENTE OBSERVA, ESPERA Y NO JUZGA. " W-pII.1.4:1-3

Cuando uno empieza a sentirse lo suficientemente cómodo con los sentimientos que surjan, nada es una amenaza, todo es bienvenido, y por primera vez es que se puede vivir la vida. El que tiene miedo a sentir tiene miedo a vivir. Y por consiguiente se esconde. Pero no por mucho tiempo. Porque el sentir mismo lo llevará a tomar alguna acción. Para algunas personas es anestesiarse, para otras, quién sabe, hasta que finalmente dejemos de huir de él, demos la vuelta, lo meremos de frente, lo sintamos, y así es como se deshace. Porque  pierde todo su "poder". El "poder" que estaba sostenido, no por ningún hecho, sino que por una historia que la mente fabricó, y se la creyó.