Thursday, February 7, 2019

La Atracción Es Para Unirse a Dios, No a Un “Otro”

Al sentirnos separados y carentes intentamos encontrar a Dios para que pueda restaurarse nuestra naturaleza plena y abundante, y lo hacemos buscándolo “afuera” Eso tiene la forma de una atracción. Cuando esa atracción se distorsiona añadiéndosele fantasías e historias, ese impulso de “unión” se convierte en un obstáculo y lo que nos topamos es con el miedo. Vamos entonces a explorar juntos esta dinámica.

Hablando en primera persona, digamos que me siento atraído hacia una mujer. La creencia fundamental dice, “esa chica me gusta, quiero hacerla mía, estoy ‘enamorado’, la deseo tanto que no puedo vivir sin ella, quiero casarme con ella y tener una familia…” Todo lo que está ocurriendo es que estoy proyectándole a esa mujer mi carencia emocional. Si ella se siente de la misma manera proyecta toda su carencia emocional en mi y aparenta como que encontramos la “felicidad”, o como dicen por ahí, “mi alma gemela”, hasta que ella se canse de que deje la tapa del inodoro abierta jejeje

Continuando…, hacemos planes juntos, seguimos fantaseando juntos, queremos construir un futuro juntos. Lo cual no hay nada malo con ello. Eso es perfecto y muy bonito en una familia. Pero a lo que voy es, cuando no se es consciente de la dinámica del ego, aunque en la superficie se ve muy “bonito”, su contraparte está escondida. ¿Cuál es esa contraparte? Que detrás de ese deseo por poseerla, por hacerla mía, por seguir alimentando la fantasía de que ella puede hacerme sentir de alguna manera está el terror de que ahora pueda perder eso que he convertido en mi fuente; eso que he endiosado.

Ahora en esa relación tan “amorosa” entran las condiciones y los límites. Tú tienes que comportarte de cierta manera, tienes que ser “fiel” a mi, tienes que hacer lo que sea necesario para sentirme complacido, etc.., y tengo que hacer lo mismo por ti. Eso obviamente va a generar tarde o temprano resentimiento porque las cadenas, las condiciones que estoy poniendo sobre ti las estoy poniendo sobre mi y por consiguiente estoy perdiendo mi propia libertad.

Como podemos ver, esa atracción original, que no significaba nada, al llenársele de contenido y de creencias, pierde de vista su propósito original, el cual es recordar a Dios, no hacer un dios del “otro”. Si esa atracción se le permite ser, vacía de expectativas, vacía de fantasías, vacía de condiciones, vacía de creencias, se puede generar un espacio en el que puede haber un intercambio de amor puro en el que juntos, como compañeros de camino, pueden disfrutar el viaje de regreso al amor. Y no tienen ni siquiera que entrar en una relación de pareja solo porque hubo atracción. Continuemos mirando que esto se pone bueno.

Lo que voy a compartir ahora puede aparentar ser muy radical. Un hombre o una mujer puede sentir una atracción, él hacia otro hombre y ella hacia otra mujer sin tener que ser homosexual. ¿Por qué? Porque la atracción la generó la vida misma para que esos dos seres se encuentren de manera que pueda haber un intercambio que favorezca el reconocimiento de la verdad en cada uno. Aquí no se esta hablando de derivar un placer físico sino de la atracción que la Fuente siente hacia Si Misma. Y todos somos parte de, o mejor dicho, somos esa Fuente. De nuevo, lo que distorsiona ese impulso natural que está teniendo lugar son las creencias que tenemos alrededor de esos impulsos. Porque, una vez más, se nos olvida que no existen hombres ni mujeres “separados”. Sólo existe una sola esencia (amor) que constantemente desea unirse a sí misma.

Cuando se vacía la mente de contenido, de creencias, es hermoso ver como la vida fluye sin temerle a ninguno de los sentimientos ni sensaciones que surgen. Por lo tanto, no hay que temerle a la atracción, sino que observar muy conscientemente, qué es lo que esa atracción me quiere decir.

Y lo que esa atracción me dice mientras miro a eso que me siento atraído a, es; “cuando belleza, cuando amor, cuando dulzura hay en mi, gracias por reflejármela”.

Como resultado de está nueva mirada no temeré sentirme atraído a nadie porque todo lo que me está mostrando el mundo a través de cada una de sus partes, que forman parte de mi, es toda la belleza que hay en mí. Obviamente, todo aquello que rechazo también está mostrando lo que rechazo de mí. Solo que el tema que estamos abordando aquí es la atracción.

Así que, ¿sientes una atracción hacia “alguien”, hombre o mujer? Despójala de toda creencia y celebra tu propia belleza que esa “persona” a la que te sientes atraíd@ a te está mostrando, y continúas tu camino. No tienes que ir en busca ni en pos de esa persona. Solo disfruta de esa atracción que sentiste como tu deseo profundo de unirte a tu Ser, a Dios, a Ti Mism@. Si se supone que esa persona tenga que formar parte de tu vida en algún nivel, la vida misma se encargará de que ese encuentro tengo lugar.