Te pido en este preciso instante que reflexiones sobre esas
palabras y te hagas la siguiente pregunta, ¿en realidad lo tengo todo?
Es imprescindible tener claro que una mente tranquila es el
deseo más profundo de todo ser humano. Porque el miedo (juicio, ataque,
resentimiento, sensación de victimismo, avaricia, competición, miedo a perder algo,
proteger algo, inclusive, el deseo por algo, etc.), sea cual sea,
independientemente de la forma que tome el miedo, se origina en la mente.
Lo curioso es, la gente me pregunta si hago algún tipo de
práctica para tranquilizar o aquietar la mente, y aunque no vamos a negar que
puedan haber prácticas, que en ocasiones, puedan ofrecer una tranquilidad
temporal, en mi experiencia, después de tantos años practicando muchas cosas,
no tranquilizan la mente de manera que sea el modo de vida constante.
Antes de continuar, que algo quede claro. Cuando hablo de
una mente tranquila, no hablo de un ser humano que no tiene retos, o que deja
de sentir sensaciones, que no le surgen pensamientos, digamos “negativos”, que
deja de sentir dolor físico, en fin, que tiene una vida libre de todas esas
experiencias que forman parte de la condición humana. Hablo de una mente que
vive todas esas mismas experiencias en paz.
Entonces, ¿a qué nos referimos cuando hablamos de una mente
tranquila? Es una mente que vive la experiencia presente en aceptación total de
lo que piensa, de lo que siente, de lo que vive. Sí, surgen deseos como parte
de la condición humana, pero no busca la manera de satisfacerlos con el fin de
derivar placer o felicidad. Simplemente los observa, y si siente el impulso de
moverse en dirección a que los mismos se satisfagan, a un nivel mas profundo,
sabe que el cumplimiento de esos deseos no es la fuente de la felicidad. No les
va a brindar paz. Son simplemente deseos que surgen, y no pasa nada.
En un principio esto no suena muy atractivo, sobre todo
cuando el ser humano está condicionando a vivir su vida en la constante
búsqueda del placer intentando satisfacer deseos. Aquí es donde se pone
interesante el juego, y es la razón por la cual es tan sutil la distracción.
Hablamos de “muchos” deseos. Sin embargo, aunque aparenta que son “muchos” los
deseos, la realidad es que es “un” solo deseo que se disfraza de “muchos”: el
deseo por el mundo, que es impulsado por la creencia de que soy un ser
“separado” que necesita del mundo para ser feliz (para sentirse completo).
En otras palabras, la raíz del problema, aunque pueda
aparentar ser el deseo por el mundo, es el deseo por seguir sosteniendo la
identificación con este “yo”. Esa identificación con este “yo” es la que da
lugar a todos los aparentes deseos “externos” (una pareja, mas dinero, una
familia, la aprobación de los demás, un cuerpo sano, o mas esbelto, una vida
llena de experiencias, lujos, juguetes, muchas amistades, una posición social,
etc., etc., etc.). Y es un callejón sin salida porque mantiene a la mente
distraída de si verdadera esencia como Ser, lo cual no tiene nada que ver con
este “yo” “separado” que me creo ser. Y aunque haga practicas para intentar
tranquilizar la mente, ¿quién es ese “yo” que las hace? ¿Ves la trampa? Porque
ese “yo” ¡no existe! Y, sin embargo, aparenta haber un “yo” escribiendo estas
palabras. ¿Pero a quién? Y aparenta haber un “yo” leyéndolas.
Es como cuando duermes y sueñas. Es imposible despertar del
sueño si se desea algo del sueño, por más minúsculo que sea. Porque para
despertar del sueño se tiene que soltar el sueño completo. Y aquí no hay
excepciones. Por lo tanto, para que la mente que sueña el sueño pueda
permanecer tranquila de manera que nada de lo que tenga lugar en el sueño le
afecte, tiene que dejar de identificarse con el personaje en el sueño. Y
poniendo al personaje en el sueño a hacer prácticas en el sueño para
tranquilizar la mente del personaje en el sueño la sigue manteniendo distraída.
Entonces, ¿cómo puede “uno” empezar a deshacer este montaje?
Bueno, no es “uno” el que lo deshace. Eso se deshace por si solo cuando toca.
Pero si esta información te está llegando, se puede deducir que ya el
deshacimiento a través de ti está comenzando a tener lugar. Entonces, vamos a
ver en que dirección nos llevan estas palabras.
Nuestra experiencia humana es una experiencia (no realidad)
proyectada por la mente que sueña este sueño. Al ella identificarse con el
personaje “yo”, como ya he compartido, es desde ahí donde surgen todos los
deseos y todos los apegos al mundo, lo cual es un círculo vicioso que no
termina hasta que se haga consciente de que el único problema es la
identificación con este "yo".
Cuando esa toma de consciencia empieza a tener lugar, no por
algo que “yo” haga, sino porque la gracia, por así decirlo, se apodera de la
mente, es que el desapego al mundo empieza a tener lugar, y el deseo por el
mundo se va debilitando, resultando en una mente tranquila. Estas palabras,
como podrás ver, no son una prescripción de que hacer o que no hacer para
desapegarte. Son una descripción de lo que tiene lugar cuando la mente empieza
a tomar conciencia de que es mente y se va dejando de identificar con este “yo”
separado.
Por consiguiente, una mente que lo tiene todo es la que se
reconoce ¡como el todo! Por eso no le hace falta nada. Y es cuando finalmente
descansa en paz.
Si me preguntases, qué hago “yo” (Nick Arandes) para ser
consciente de lo que comparto en este escrito. Cada vez me doy cuando que “yo”
no hago nada. La vida se hace a través de mi. No tengo prácticas, solo observo
lo que la vida hace a través de mi. Y si surgiese alguna “práctica”, sería la
vida a través de mi haciéndola. Pero en mi caso, es solo observar mi
experiencia presente, los movimientos que surgen, y vivir. Y de nuevo, si “tú”
estás leyendo estas palabras, es la vida a través de “ti”, que te llevó a
leerlas, utilizándolas para recordarse a si misma que todo esto es un sueño, y
que el único problema es que nos lo estamos tomando muy en serio.
Ese amor, que, independientemente del camino que haya
elegido para “mi”, es el mismo amor que ha elegido el camino para “ti”, ahora
nos ha dirigido, a “ti” y a “mi” a este punto de encuentro. Pueda que
continuemos caminando juntos, o pueda que no. Mientras tanto, lo que sea que te
sientas inclinado a hacer, confía en tu proceso, de la misma manera que confío
“yo” en el “mío”.
Permíteme compartir éstas hermosas palabras del Poeta Sufi
Hafiz, lo cual es lo mas cercano a como observo la vida viviéndome: “Soy un
agujero en una flauta por la que se mueve el aliento del Cristo. Escucha esta
música.”
Dicho de otra manera, soy un instrumento por el cual la
voluntad de Dios se hace. Como ser humano no pretendo ser “perfecto”. Tengo mis
virtudes, al igual que mis defectos. Pero confío, en que la vida sabe lo que
hace conmigo. Confía, que sea lo que sea que esté teniendo lugar en tu
experiencia de vida, Ella sabe también lo que hace contigo. Eso es una mente
tranquila, y por eso, al igual que “tú”, lo tengo todo.
#nickarandes