Friday, August 30, 2019

Lo Tengo Todo Porque Tengo Una Mente Tranquila

En una reciente conversación que tuve con una amiga, ella me dijo, “lo tengo todo porque tengo una mente tranquila”.

Te pido en este preciso instante que reflexiones sobre esas palabras y te hagas la siguiente pregunta, ¿en realidad lo tengo todo?

Es imprescindible tener claro que una mente tranquila es el deseo más profundo de todo ser humano. Porque el miedo (juicio, ataque, resentimiento, sensación de victimismo, avaricia, competición, miedo a perder algo, proteger algo, inclusive, el deseo por algo, etc.), sea cual sea, independientemente de la forma que tome el miedo, se origina en la mente.

Lo curioso es, la gente me pregunta si hago algún tipo de práctica para tranquilizar o aquietar la mente, y aunque no vamos a negar que puedan haber prácticas, que en ocasiones, puedan ofrecer una tranquilidad temporal, en mi experiencia, después de tantos años practicando muchas cosas, no tranquilizan la mente de manera que sea el modo de vida constante.

Antes de continuar, que algo quede claro. Cuando hablo de una mente tranquila, no hablo de un ser humano que no tiene retos, o que deja de sentir sensaciones, que no le surgen pensamientos, digamos “negativos”, que deja de sentir dolor físico, en fin, que tiene una vida libre de todas esas experiencias que forman parte de la condición humana. Hablo de una mente que vive todas esas mismas experiencias en paz.

Entonces, ¿a qué nos referimos cuando hablamos de una mente tranquila? Es una mente que vive la experiencia presente en aceptación total de lo que piensa, de lo que siente, de lo que vive. Sí, surgen deseos como parte de la condición humana, pero no busca la manera de satisfacerlos con el fin de derivar placer o felicidad. Simplemente los observa, y si siente el impulso de moverse en dirección a que los mismos se satisfagan, a un nivel mas profundo, sabe que el cumplimiento de esos deseos no es la fuente de la felicidad. No les va a brindar paz. Son simplemente deseos que surgen, y no pasa nada.

En un principio esto no suena muy atractivo, sobre todo cuando el ser humano está condicionando a vivir su vida en la constante búsqueda del placer intentando satisfacer deseos. Aquí es donde se pone interesante el juego, y es la razón por la cual es tan sutil la distracción. Hablamos de “muchos” deseos. Sin embargo, aunque aparenta que son “muchos” los deseos, la realidad es que es “un” solo deseo que se disfraza de “muchos”: el deseo por el mundo, que es impulsado por la creencia de que soy un ser “separado” que necesita del mundo para ser feliz (para sentirse completo).

En otras palabras, la raíz del problema, aunque pueda aparentar ser el deseo por el mundo, es el deseo por seguir sosteniendo la identificación con este “yo”. Esa identificación con este “yo” es la que da lugar a todos los aparentes deseos “externos” (una pareja, mas dinero, una familia, la aprobación de los demás, un cuerpo sano, o mas esbelto, una vida llena de experiencias, lujos, juguetes, muchas amistades, una posición social, etc., etc., etc.). Y es un callejón sin salida porque mantiene a la mente distraída de si verdadera esencia como Ser, lo cual no tiene nada que ver con este “yo” “separado” que me creo ser. Y aunque haga practicas para intentar tranquilizar la mente, ¿quién es ese “yo” que las hace? ¿Ves la trampa? Porque ese “yo” ¡no existe! Y, sin embargo, aparenta haber un “yo” escribiendo estas palabras. ¿Pero a quién? Y aparenta haber un “yo” leyéndolas.

Es como cuando duermes y sueñas. Es imposible despertar del sueño si se desea algo del sueño, por más minúsculo que sea. Porque para despertar del sueño se tiene que soltar el sueño completo. Y aquí no hay excepciones. Por lo tanto, para que la mente que sueña el sueño pueda permanecer tranquila de manera que nada de lo que tenga lugar en el sueño le afecte, tiene que dejar de identificarse con el personaje en el sueño. Y poniendo al personaje en el sueño a hacer prácticas en el sueño para tranquilizar la mente del personaje en el sueño la sigue manteniendo distraída.

Entonces, ¿cómo puede “uno” empezar a deshacer este montaje? Bueno, no es “uno” el que lo deshace. Eso se deshace por si solo cuando toca. Pero si esta información te está llegando, se puede deducir que ya el deshacimiento a través de ti está comenzando a tener lugar. Entonces, vamos a ver en que dirección nos llevan estas palabras.

Nuestra experiencia humana es una experiencia (no realidad) proyectada por la mente que sueña este sueño. Al ella identificarse con el personaje “yo”, como ya he compartido, es desde ahí donde surgen todos los deseos y todos los apegos al mundo, lo cual es un círculo vicioso que no termina hasta que se haga consciente de que el único problema es la identificación con este "yo".

Cuando esa toma de consciencia empieza a tener lugar, no por algo que “yo” haga, sino porque la gracia, por así decirlo, se apodera de la mente, es que el desapego al mundo empieza a tener lugar, y el deseo por el mundo se va debilitando, resultando en una mente tranquila. Estas palabras, como podrás ver, no son una prescripción de que hacer o que no hacer para desapegarte. Son una descripción de lo que tiene lugar cuando la mente empieza a tomar conciencia de que es mente y se va dejando de identificar con este “yo” separado.

Por consiguiente, una mente que lo tiene todo es la que se reconoce ¡como el todo! Por eso no le hace falta nada. Y es cuando finalmente descansa en paz.

Si me preguntases, qué hago “yo” (Nick Arandes) para ser consciente de lo que comparto en este escrito. Cada vez me doy cuando que “yo” no hago nada. La vida se hace a través de mi. No tengo prácticas, solo observo lo que la vida hace a través de mi. Y si surgiese alguna “práctica”, sería la vida a través de mi haciéndola. Pero en mi caso, es solo observar mi experiencia presente, los movimientos que surgen, y vivir. Y de nuevo, si “tú” estás leyendo estas palabras, es la vida a través de “ti”, que te llevó a leerlas, utilizándolas para recordarse a si misma que todo esto es un sueño, y que el único problema es que nos lo estamos tomando muy en serio.

Ese amor, que, independientemente del camino que haya elegido para “mi”, es el mismo amor que ha elegido el camino para “ti”, ahora nos ha dirigido, a “ti” y a “mi” a este punto de encuentro. Pueda que continuemos caminando juntos, o pueda que no. Mientras tanto, lo que sea que te sientas inclinado a hacer, confía en tu proceso, de la misma manera que confío “yo” en el “mío”.

Permíteme compartir éstas hermosas palabras del Poeta Sufi Hafiz, lo cual es lo mas cercano a como observo la vida viviéndome: “Soy un agujero en una flauta por la que se mueve el aliento del Cristo. Escucha esta música.”

Dicho de otra manera, soy un instrumento por el cual la voluntad de Dios se hace. Como ser humano no pretendo ser “perfecto”. Tengo mis virtudes, al igual que mis defectos. Pero confío, en que la vida sabe lo que hace conmigo. Confía, que sea lo que sea que esté teniendo lugar en tu experiencia de vida, Ella sabe también lo que hace contigo. Eso es una mente tranquila, y por eso, al igual que “tú”, lo tengo todo.

#nickarandes