Thursday, June 27, 2019

La Vida Es Simple Cuando Se Vive, No Cuando Se Interpreta

La vida es simple porque se trata de este instante. Teñida de futuro es preocupación (miedo). Teñida de pasado es culpa (miedo). Aún así, el momento presente es lo único que hay. Este entendimiento no implica que pensamientos de un pasado o de un futuro dejarán de surgir en la mente. Vivir el momento presente implica permitir que todo o sea como es, libre de historias. Simplemente observando el transcurrir de la vida. Eso es paz interior.

La vida continúa presentándonos escenarios, sensaciones, pensamientos, y si se les despoja de significado, lo que queda es, escenarios, sensaciones, pensamientos, solo que vividos desde un espacio ecuánime conocido como, “la paz que sobrepasa todo entendimiento”. Sin embargo, ¿por qué, aunque intelectualmente esto sea tan fácil de comprender, para muchos es tan difícil de aplicar?

Primero que nada, recordemos que hay una creencia que dice que mi identidad es que soy un ser separado, y eso es lo que lleva al ser humano a la interminable búsqueda del placer, que curiosamente eso es lo que se le confunde con “felicidad”. Pero sin tener que entrar en ese detalle, a este nivel en el que me aparento encontrar, una respuesta sería a la pregunta de por qué algo tan obvio de comprender es tan difícil de aplicar, es porque hay un condicionamiento que dice que la felicidad, que la paz es algo que solo tiene lugar cuando se cumplen ciertas condiciones, cuando ciertos sentimientos o sensaciones tienen lugar, cuando el momento presente va en acorde a como uno prefiere que vaya. No obstante, si uno presta mucha atención, se puede observar como la vida se vive mas en paz, mas en armonía, cuando cada instante se le va despojando de significado.

Esto tomará el tiempo que sea necesario para cada individuo según la resistencia que haya al amor en ella o él. Pero no se puede negar, que, aunque sea por instantes, si se le despoja de significado a la experiencia presente, hay una paz que se va asentando.

Cuando el condicionamiento se va revirtiendo, dado que la comprensión se va integrando, la experiencia misma da testimonio que hay otra manera de vivir la vida en completa paz y harmonía con lo que es. Eso es aceptación, eso es paz, y solo tiene lugar cuando la vida se vive, no cuando se interpreta.

Wednesday, June 26, 2019

Cuando Se Cuela la Esperanza…

He aprendido que cuando se cuela la esperanza en mi vida, sustituirla inmediatamente por la paz. La esperanza, aunque en la superficie se vea como algo “optimista” o “positivo”, lo que hace para mí, es ponerme en resistencia a la experiencia presente.

Mi experiencia continúa siendo que la paz sólo la experimento cuando vivo en total aceptación de mi experiencia presente, sea como sea que la misma se presente. Porque si confío en el plan de la Vida, si confío en el amor como mi Fuente, tengo que confiar que lo que sea que esté teniendo lugar en cada momento tiene que formar parte de ese plan, de Su voluntad.

No tengo que entenderlo. Esa no es mi responsabilidad. Solo aceptarlo. Y no es que tenga que “aceptarlo”. Pues si está ocurriendo, no hay nada que pueda hacer al respecto. Pero, de nuevo, he aprendido que si hay aceptación hay paz.

Por consiguiente, mi deseo más profundo siempre es vivir en paz con mi experiencia presente. Este instante es el regalo que la vida me ofrece para recordar el amor que hay en mí. Ese amor no rechaza nada en absoluto. Ese amor no desea que las cosas sean diferentes. Ese amor sólo quiere ser reconocido en este instante, el único que hay. Mi única oración, aunque yo prefiero llamarlo reconocimiento, es, solo se hace Su voluntad. Y de ahí en adelante, confío en lo que tenga que tener lugar en mi experiencia. No hay más que “hacer” por "mi" parte.

En este instante, Su voluntad es que "yo" escriba estas palabras, y que "tú" las leas. ¿Por qué lo siento así? Porque eso es lo que está ocurriendo. Es ¡así de simple!

Monday, June 24, 2019

Cómo Ser Verdaderamemte Útil

“La paz mental es claramente una cuestión interna. Tiene que empezar con tus propios pensamientos, y luego extenderse hacia afuera. Es de tu paz mental de donde nace una percepción pacifica del mundo.” W-pI.34.1:2-4

Comentario: Me llamó mucho la atención la tercera oración que dice, “Es de tu paz mental de donde nace una percepción pacifica del mundo.” En otras palabras, lo que se nos dice es que cuando hay paz interior nada tiene que cambiar en el mundo que percibo. Lo que tiene que cambiar es mi manera de percibirlo. Cuando se me hacen entrevistas al igual que en las charlas, de las preguntas que más surgen es, “¿cómo puedo ayudar?, ¿qué puedo hacer, sobre todo en esos países donde hay tanto conflicto, guerras, gobiernos corruptos, injusticia, etc.? Y la respuesta siempre es, atender primero como eso está teniendo un efecto sobre ti.

La razón es, al este mundo ser una experiencia dual, siempre se experimentarán opuestos. Si existe el concepto de “bien” el concepto de “mal” también tiene que existir. Si existe el concepto de “bueno” el concepto de “malo” también tiene que existir. Si existe el concepto “justicia” el concepto de “injusticia” también tiene que existir y así sucesivamente con todo. Esa es la experiencia dual la cual es la base que sostiene la experiencia física. La Verdad, Dios, Amor, Esencia, llámesele como se le quiera llamar, no es dual, y por ende no forman parte de la experiencia física

Sin embargo, mi manera de percibir lo que sea que tenga lugar tiene que ver con mi estado mental interno. Si estoy en paz, eso no implica que el mundo que percibo vaya a cambiar. Pero sí implica que lo voy a percibir de tal manera que por lo menos mi paz interna no será afectada, y lo paradójico es que, independientemente de lo que esté teniendo lugar en el mundo, desde mi paz, cualquier acción que me sienta inspirado a tomar, siempre va a ser la mas amorosa y apropiada. Por lo tanto, primero necesito atender mi estado mental, para entonces confiar en lo que me sienta inspirado a hacer. Solo así es que puedo ser verdaderamente útil.

Porque, sea lo que sea que me encuentre “haciendo” o no en el “mundo”, necesito nunca perder de vista que mi Realidad es Conciencia, es Unidad, es Amor, es Ser, llámesele como se le quiera llamar. Esa Realidad (letra mayúscula) no puede ser afectada por ningún acontecimiento. En otras palabras, el soñador del sueño nunca podrá ser afectado por lo que acontezca en el sueño, a menos que olvide que es el soñador. Por eso es que el “trabajo”, por así decirlo, que se está haciendo, es tomar conciencia de mi Realidad como Fuente, y no dejarme distraer por lo que los sentidos perciben.

Es por eso que la ecuanimidad del Buda estribaba, no en que el era algo “especial” sino que se hizo consciente de que, en sus propias palabras, “sé que soy el soñador del sueño”. En las palabras de Jesús, "El reino de Dios no viene con señales visibles, ni dirán: ``¡Mirad, aquí está! o: ``¡Allí está! Porque he aquí, el reino de Dios entre vosotros está.” [Lucas 17:21]

En otras palabras, el mundo no existe “fuera”. El mundo está en la mente que lo sueña. Y el cambio no tiene que ser un cambio “externo”, sino interno. Y es ahí donde la paz queda establecida. Y ese cambio de mentalidad del que estoy hablando no es un cambio en la “mente” o “cerebro” “humano”. Es un cambio que tiene lugar a nivel de Conciencia. Y es por eso que las palabras apuntan en esa dirección, aun cuando aparenta que es un “ser humano” el que las escucha. El intelecto humano sirve para procesar la información, pero no para tener una experiencia. Es por eso que puede uno experimentar frustración, porque quiere entender lo inentendible con esa mente, que paradójicamente, es el obstáculo mismo. Por lo tanto, aun cuando éstas palabras que están siendo leídas pueda que hagan sentido, en última instancia, solo el silencio es la única "respuesta".

Tal como le preguntó el estudiante al maestro, "¿Maestro, si practico le meditación, eso contestará mis preguntas?" Lo cual el maestro le respondió, "No contestará ninguna de tus preguntas, pero sí va a eliminar al que está preguntando."

Saturday, June 15, 2019

Tiene Deseos de Tener Pareja, Qué Hacer… (Cuando el Ego Se Aprovecha de la Espiritualidad)

Pregunta: “Hola Nick, he escuchado tantas preguntas y las respuestas es la misma para todo… Pero ahora desde mi honestidad estoy enredada y medio perdida, ¿cómo se hace cuando estás consciente que no eres un cuerpo, pero el cuerpo tiene deseos y no tienes pareja? ¿Qué haces? Aquí con mucha pena, pero me gustaría saber tu punto de vista si es posible.”

Comentario: En realidad es muy simple, solo que la tendencia cuando se emprende la búsqueda espiritual lo complicamos. Así que vamos por partes. No sufres porque no tienes pareja. Sufres porque estás en resistencia a tu experiencia presente. Si tu experiencia presente es que no tienes pareja, es porque eso es lo que te toca vivir. Solo que si no tienes claro tu propósito, perdonar, te la vas a pasar juzgando tu experiencia presente si la misma no va en acorde a como tu crees que “debería” ser.

Entonces, cómo abordamos los deseos. Muy simple, si deseas algo, o mejor dicho, si el deseo por algo surge, muévete en dirección a ese deseo, y aquí es donde quiero que prestes mucha atención. Lo que quieres es observar la actitud con la que te mueves en dirección a ese deseo. En otras palabras, si la actitud es que necesitas desesperadamente que ese deseo se cumpla, no solo estás sufriendo desde ya, sino que si el mismo no se cumple sufres todavía más. Si, por el contrario, te mueves en dirección a ese deseo, con la plena aceptación de que, si se da bien, y si no también, ese cambio de actitud es el que da fin al sufrimiento, que ese era el único problema.

Una de las cosas que tiene lugar con la practica espiritual es que hay la tendencia de suprimir o ignorar los deseos en pos de una “iluminación” o un “avance”, o de lo que sea, sin darse uno cuenta de que esa actitud se experimenta como un sacrificio. Y eso solo perpetua la creencia de que soy un cuerpo separado, y es, paradójicamente, el obstáculo.

Por lo tanto, vive tu vida normal, honrando tus deseos, solo que, si tienes claro que tu única función es perdonar, entonces, mientras esos deseos se observan, y se honran, tienen ahora un propósito que va mas allá del deseo mismo. Si, por ejemplo, utilizando tu ejemplo, tienes el deseo de tener una pareja, pues hay múltiples plataformas en internet que sirven ese propósito. Solo que si te mueves en esa dirección, sin prestar atención a tu única función, la cual es perdonar, recuerda la famosa frase que dice, “ten cuidado por lo que pides porque puedes terminar obteniéndolo.” Es una forma de decir, eso que tanto deseas puede convertirse en un infierno.

Por lo tanto, aprovecha este, y cada momento para poner en practica el proceso de perdón. A raíz de ese desapego, con ese cambio de actitud, si la vida te da una pareja, por lo menos ahora esa relación tiene un propósito. Si la misma despierta conflictos, los mismos se utilizan para sanar, para perdonar, y eso es lo único que le da sentido a toda experiencia humana.

Permíteme compartir un ejemplo personal, que, aunque no tiene nada que ver con pareja, es en realidad lo mismo. Uno de mis deseos es el de obtener la ciudadanía española. No tengo apego a ello, ni me quita el sueño. Pero es un deseo que surge, y lo honro. ¿Qué hago? Muy simple. Estoy mirando las opciones que tengo, moviéndome en dirección a ello, solo que mi actitud es, si se supone que tenga la ciudadanía se dará, y si se supone que no, pues no. Final de la historia.

Por lo tanto, no es cuestión de suprimir, o de ignorar los deseos en pos de una ideología espiritual. Es vivir tu vida normal, honrando los deseos que surgen, sin sentirse culpable por ello, solo que lo que cambia es la actitud. Y lo que añadiría es, cuando el deseo surge, que primero nos demos un espacio para observarlo, para perdonar, reflexionar, y no actuar inmediatamente. A veces, eso hace que ese mismo deseo se deshaga  sin ninguna sensación de pérdida o sacrificio. Pero si el deseo se sostiene, y no le hace daño, ni a ti, ni a nadie, pues moverse en esa dirección, de nuevo, nunca perdiendo de vista el propósito, el cual es, perdonar.