Si hago la pregunta, ¿que significa la preocupación? Generalmente la contestación es, miedo a lo que pueda suceder, miedo a la incertidumbre, en fin, miedo al futuro. Podría también preguntar, ¿que significa la culpa? Y la contestación general es, sentirse mal por algo que hice o que tuvo lugar en el pasado.
Sin embargo, culpa al igual que preocupación son nada más que pensamientos interpretados que están teniendo lugar en la experiencia presente. Y las interpretaciones surgen de una mente que cree que "sabe". Cree que sabe lo que podría tener lugar en un futuro de la misma manera que cree saber las razones por la cual lo que haya sucedido en el pasado tuvo lugar. No obstante, independientemente de lo que crea “saber”, los hechos son, lo único que está teniendo lugar es la experiencia presente.
La ignorancia, en el contexto en el que aquí se está utilizando, nos invita a vivir esta experiencia presente libre de interpretaciones. Esa actitud nos libera de la culpa y de la preocupación. Es, curiosamente, la actitud que nos permite experimentar la paz y la felicidad que ahora mismo se encuentran en esta experiencia presente, la única que existe. Una mente ignorante es una mente feliz. Una mente que cree que sabe está propensa a la culpa y la preocupación, en fin, al miedo.
Es curioso cuando vemos a una persona con retraso mental y la juzgamos como “incapacitada” o “ignorante”. Sin embargo, al esa persona no interpretar, dada su “incapacidad”, sabe algo que nosotros, los que “creemos que saber” no sabemos y es ser feliz. Como podemos ver, la paz, la felicidad, no es un misterio, es un hecho que tiene lugar en este momento, el único momento que hay, si estoy abierto a dejar a un lado todo lo que creo “saber” y empiezo a vivir desde mi bendita ignorancia.
Lo que acabo de compartir puede que haga sentido. Sin embargo, la pregunta que suscita esto es, ¿que se requiere para aprender a vivir desde la bendita ignorancia? Resumido en una sola palabra, confianza. Es imposible asumir esa bendita ignorancia si no hay confianza. Porque para que esa actitud tenga lugar, primero que nada, tengo que ser consciente de que la mente intelectual, esa que creo que me puede ofrecer algún tipo de respuesta, ¡no sabe absolutamente nada!
Eso genera miedo. Porque lo que la mente intelectual hace en todo momento es interpretar. Necesita hacer eso, pues de lo contrario se aterroriza dado que necesita mantener algún “control”, el “control” que en realidad nunca ha tenido. Y aunque esa es nuestra experiencia, aun así, seguimos intentamos controlar la vida. Qué terca es la mente. No solo eso, la mente interpreta para tratar de sentirse en paz. Lo que ocurre es que la mente no sabe lo que es la paz. La paz de La que estamos hablando es una rendición total al momento presente, libre de interpretaciones sobre el futuro al igual que sobre el pasado, descansando en la confianza de que todo lo que ocurre es perfecto y para el bien.
No intenta entender nada de lo que ocurre ni controlar nada para sentirse “segura”. Se abre a cada experiencia presente, y la vive completamente. Y hemos tenido prueba de ello una y otra vez. Cada vez que nos rendimos, cada vez que soltamos, tenemos la experiencia directa de esa paz, y no lo podemos negar. Pero de nuevo, aun así, no hay confianza. El condicionamiento se apodera de la mente, y vuelve otra vez a creer que "sabe", por consiguiente, intenta controlar lo incontrolable.
Pero hay otro detalle, el más importante, y es la raíz de todo miedo, el que no permite qué esa confianza de la que estoy hablando pueda tener lugar. Y es el miedo a la muerte. La mente intelectual quiere hacer sentido de todo, quiere intentar controlar todo, porque esa "seguridad" es una forma de protegerse de no morir. Aquí es donde se profundiza en este trabajo. Aquí es donde la pregunta relevante es: ¿Qué Soy, o Quién Soy?
Si soy consciente de que lo que realmente Soy es Aquello que es ilimitado, que no tiene principio ni fin, que simplemente Es, la experiencia humana se experimenta ahora como una anécdota que tiene lugar, que a su vez no afecta en absoluto eso que realmente Soy. Ahí es que se deshace el miedo a la muerte y se es consciente de que lo que realmente Soy es vida misma. La vida, desde esta nueva perspectiva, deja de ser “mi” vida. Ahora es “la vida”. Y yo sólo soy una experiencia. Una experiencia de vida, no una experiencia “humana”.
Sin embargo, la experiencia humana aparenta ser "mi realidad". Volviendo entonces a lo práctico de este escrito, mientras soy consciente de esta experiencia humana, puedo aprender a vivir desde esa bendita ignorancia. Y para ello necesito entonces cambiar mis prioridades. Si mi prioridad se convierte en la paz interior, la mente puede hacer la transición de soltar su apego a las creencias y abrirse a la bendita ignorancia por el mero hecho de que al hacer eso experimenta paz interior.
¿Quién querría sostener sus creencias, sean cuales sean, si no experimenta paz interior? Según el deseo por la paz se va asentando en la mente, la culpa y la preocupación empiezan a tomar gradualmente un segundo plano, siendo reemplazados por vivir cada experiencia presente libre de interpretaciones.
El miedo ahora es reemplazado por el amor, es reemplazado por esa sonrisa que cada vez más quiere dejar de saber para poder disfrutar de lo que es vivir inmersos completamente en la bendita ignorancia.
Ahora la vida es excitante. Todo es nuevo. No sé qué va a tener lugar en el próximo instante, pero sí sé que es lo mejor que pueda tener lugar. Creo que voy a ir a la izquierda y me encuentro yendo hacia la derecha. Creo que voy a hacer una cosa y me encuentro haciendo otra. Surgen sentimientos y sensaciones y en vez de ser rechazados y juzgados son explorados como un niño que cuando llega un objeto, sin tener idea de lo que es, lo observa, juega con él, y luego lo deja un lado.
Cuando sabes que eres la Totalidad, cuando sabes que eres Vida, cuando sabes que nada está separado de ti, no hay nada que buscar, no hay nada que “atraer”, porque todo forma parte de ti. Y llega lo que llega en cada momento en función a lo que se necesita en ese momento, no en un momento “futuro”. Una de las frases de la Biblia que tuvo un impacto muy profundo en mi es: "Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?" [Mateo 6:26] ¿Qué implica esto? Que, créalo o no, que ahora mismo tengo todo lo que necesito ¡para este momento!
Si creo que necesito más de lo que tengo ahora mismo no estoy reconociendo mi bendita ignorancia y por consiguiente no puedo vivir en paz, no puedo ser feliz. Porque la idea de que necesito más es como la mente que "cree que sabe" proyecta la idea de que si tengo más de lo que ahora mismo tengo, mi "futuro", ese "futuro" que no existe dado que es simplemente un pensamiento que está teniendo lugar en este momento presente, el único momento que existe, está "asegurado".
Siento que el regalo más preciado que la vida me ha estado haciendo, y que agradezco con todo mi corazón, es el hacerme consciente cada vez más de que no sé absolutamente nada para abrirme a vivir la vida desde mi bendita ignorancia.
Thursday, March 7, 2019
Monday, March 4, 2019
Silencio No Es Ausencia de Ruido, Es La Ausencia de Juicio
Cuando me levanto en la mañana la mente empieza a hacer ruido. Un pensamiento surge que dice, “mira el móvil”. Y me encuentro dirigiendo la mano hacia el móvil para mirarlo. En otras ocasiones el pensamiento podría ser que vaya al baño. En otras ocasiones podría ser siéntate que meditar. En otras ocasiones podría ser ve a la cocina y prepárate algo. Lo que quiero decir es, no tengo idea del primer pensamiento que surgirá, pero sea cual sea, es la mente haciendo ruido. Sólo que ese tipo de pensamientos no se les considera como ruidosos porque no generan preocupación. No obstante, si el pensamiento que surgiese fuese etiquetado como preocupante, a eso se le considera una mente ruidosa.
Según el día se va desenvolviendo me encuentro ahora interactuando con el ruido que se percibe “afuera”. Gente que se contacta conmigo, o yo contactándome con ellos, el ruido de la ciudad, y todos los pensamientos acerca de todas y cada una de mis experiencias. En otras palabras, el ruido no sólo deja de ser interno, sino que ahora aparenta como que es externo.
Luego queremos darnos un espacio para experimentar "silencio". Los que nos sentimos más inclinados a un camino "espiritual" le podríamos llamar meditación. Lo que no nos damos cuenta es, que es imposible vivir sin ruido. Aún si me escondo en una cueva a meditar, o me voy al campo o a la playa para alejarme del bullicio de la ciudad, aunque me pueda alejar te el ruido externo, sigo lidiando con los pensamientos que surgen en la mente, que es el equivalente al ruido interno. Como podemos ver, el silencio se imposibilita.
Pero si voy tomamos conciencia de que el silencio del que hablo es la liberación de todo juicio, dicho de otra manera, soltar interpretaciones personales sobre todo lo que se percibe; pensamientos, situaciones, sensaciones, etc., la mente no va a poder sino que experimentar silencio ¡en todo momento!
Porque el ruido no tiene nada que ver ni con los pensamientos ni con los sonidos. Tiene que ver con la interpretación que se les hace a ellos.
Por consiguiente, para experimentar silencio no hay ni que meditar, ni que escapar a las montañas o al mar, no hay que esconderse en una cueva ni buscar un paisaje especial. Se puede experimentar el silencio en medio de una ciudad llena de actividad (llena de ruido). Se puede experimentar en medio de cualquier experiencia, hasta con una mente llena de pensamientos. Solo con poder abrirse a cada momento y vivirlo tal y como se desenvuelve sin resistirlo, sin adherírsele una historia, aunque haya ruido, se vive en paz.
Lo que se está aprendiendo a raíz de la práctica del perdón, a raíz de la práctica de la total aceptación de lo que es, no es hacer que el ruido se vaya. Es aprender a vivir con el ruido sin sentirse uno afectado por él. Mientras se sienta uno afectado por el ruido, no es motivo para sentirse mal ni para juzgarse. Es simplemente la oportunidad que se nos brinda para mirar donde todavía hay obstáculos a la paz que somos, para mirar donde todavía hay obstáculos al amor que somos.
¿Por Qué Dos Personas Que Se Aman Se Separan?
Pregunta: "Nick, disculpa esta pregunta, sé que es un poco atrevida, pero por qué dos personas que se aman deciden separarse. Tú y Fayna se amaban de corazón. No entiendo."
Comentario: Nadie "decide" separarse. Eso es lo
que ocurre en el guion. La pregunta es, cómo se vive esa experiencia de
"separación" de dos "cuerpos". Si se vive desde el ego hay
sufrimiento, si se vive en total aceptación del plan que la vida tiene para cada
uno hay paz.
El error es creer
que porque haya una separación en la forma que al amor no esté ahí. El amor es
nuestra esencia. Eso no se deshace porque dos cuerpos no están juntos. Solo el
amor especial del ego es el que equipara cuerpos juntos con amor y cuerpos no
juntos con desamor.
Si se supone que
dos personas estén juntas, eso lo decide la vida, y no hay nada que uno pueda
hacer al respecto para que no ocurra. Y si por el contrario, se supone que dos
personas se separen, eso también lo decide la vida, y no hay nada que ninguna
de las personas pueda hacer al respecto.
Como nos recuerda
Un curso de milagros: "En la salvación no hay coincidencias. Los que
tienen que conocerse se conocerán...." M-3.1:6-7
¿Es Posible Vivir Sin Miedo?
En un escrito reciente titulado, Detrás de Cada Sentimiento Está la Paz, el cual se puede leer visitando el siguiente enlace: http://pucdm.blogspot.com/2019/03/detras-de-cada-sentimiento-esta-la-paz.html hice el siguiente comentario, "…se aprende ahora a vivir la vida libre de miedo. No dije libre de sensaciones, dije libre de miedo."
Luego cuando me estaba preparando el desayuno surgió en mi el pensamiento, “me pregunto si eso puede ser sacado fuera de contexto.” Así que me sentí inspirado a elaborar un poco sobre ello en este escrito. Cuando hablo de vivir sin miedo no implica que sensaciones de miedo no surjan. Lo que hablo es de como se experimentan.
Una persona que es consciente no implica que no sienta miedo, lo que sí implica es que no se siente paralizada por él. Tenemos que recordar que la experiencia humana es la experiencia de miedo porque es la experiencia de una aparente “separación”. Lo único que está libre de todo miedo es nuestra esencia como Amor, como Unidad, como Totalidad. Es decir, lo único que no experimenta miedo es Dios. TODO ser humano experimenta miedo por formar parte del sueño. Esto me recuerda un extracto de Un curso de milagros que dice, “Los sueños que te parecen gratos te retrasarán tanto como aquellos en los que el miedo es evidente. Pues TODOS LOS SUEÑOS SON SUEÑOS DE MIEDO, no importa en qué forma parezcan mani¬festarse. El miedo se ve adentro o afuera, o en ambos sitios. O puede estar oculto tras formas agradables. Pero nunca está ausente del sueño, pues EL MIEDO ES EL ELEMENTO BÁSICO DE TODOS LOS SUEÑOS.” T-29.IV.2:1-5
Mucha gente confunde la idea de una persona “valiente”, una que no tiene miedo por el mero hecho de ser muy “atrevida”, o que haga cosas que para la mayoría puedan ser percibidas como “heroicas” o desafiantes. Por ejemplo, alguien que escala montañas sin cuerdas, un boxeador que se sube al ring con cualquiera, un individuo que constantemente toma riesgos sin temerle a las consecuencias, un artista que camina sobre una cuerda a 100 metros de altura, etc. Sin embargo, siente celos si su pareja habla con otros, ¡eso es miedo! O le grita a su hijo por no hacer las cosas como él o ella le pidió, ¡eso es miedo! O siente impaciencia porque va llegando tarde al aeropuerto, ¡eso es miedo! Y puedo hacer una lista interminable de razones por la cual esa persona puede experimentar miedo. Y todo eso tiene lugar a raíz de creer ser un ser humano.
Si me haces la pregunta, ¿Nick, tú experimentas miedo? Mi respuesta seria, ¡claro que sí! Cualquier sentimiento, por muy sutil que sea, que pueda tener un efecto sobre mi paz interior es miedo. La diferencia es, según la mente va sanando, se le deja de temerle al miedo mismo. Se le deja de temer a cualquier sensación que surja.
El sistema de pensamientos del ego, qué es el que se adueña de todos estos conceptos espirituales, intenta aplicarlos al mundo de las formas buscando la manera de fabricar seres humanos “perfectos” (libres de miedo). Pero es imposible que un ser humano sea perfecto porque el ser humano, o digamos, la experiencia “humana”, es lo que da testimonio de imperfección. Lo único que es perfecto es Dios, es nuestra Esencia, y mientras la mente se mantenga identificada con una parte de la totalidad, un “yo”, esa imperfección por definición es miedo.
Toda enseñanza que apunta hacia la Verdad no intenta “perfeccionar” el ser humano. Todo lo que hace es hacer consciente de que su realidad no es ser un “ser humano”. Si acaso, para efectos de intentar utilizar una manera de describir lo indescriptible, su realidad es aquello que proyecta al ser humano.
Por consiguiente, la experiencia de vivir sin miedo dentro del contexto en el que nos encontramos, no es auto engañarme creyendo que nunca experimentó miedo. Es más bien, mirar el miedo de frente, reconocer que es sólo una sensación, dejar de proyectarle significado para así volver a traer en la atención hacia el interior, y por consiguiente, poder tomar conciencia de mi esencia como mente y no como cuerpo.
Como podemos ver, esta práctica no hace que en un principio no se sienta miedo. Lo que hace es que permite que el miedo deje tener poder sobre nosotros. Y en ese sentido es a lo que me refiero cuando dije en ese escrito anterior, "…se aprende ahora a vivir la vida libre de miedo. No dije libre de sensaciones, dije libre de miedo."
Sunday, March 3, 2019
Detrás de Cada Sentimiento Esta la Paz
Esto es algo que he ido experimentando cada vez más. En los últimos meses, a raíz de un sinnúmero de experiencias vividas, en el que tantos conceptos han sido expuestos, memorias escondidas han salido a la superficie, todo eso ha generado una gran cantidad de sentimientos, que de no haber sido por esta comprensión, me hubiesen desbordado y destrozado.
También soy consciente de qué el amor que dirige todos y cada uno de mis pasos supo prepararme, sabiendo el momento en que estaba listo para mirar todas esas heridas profundas que ahora tocaba sanar. Por lo tanto, éste para mi es uno, y me atrevería a decir, el tema más importante a explorar.
Empezando por establecer la premisa de que paz es lo que realmente soy (somos), los obstáculos a ella surgen como movimientos sentidos. No como imágenes vistas, no como sonidos escuchados, no como palabras leídas, simplemente como movimientos sentidos. Porque si exploramos más a fondo de lo que estoy hablando, es obvio darse uno cuenta de que imágenes, sonidos, palabras, sea lo que sea que esté teniendo lugar, sin un sentimiento adherido a ello, no se experimentaría como un problema.
No te pido que creas en lo que estoy diciendo. Te pido que hagas la prueba tú mismo para que puedas ver como tu experiencia corrobora lo que acabo de decir. Por ejemplo, digamos un ser querido que murió hace muchos años y su recuerdo ya no mueve nada en ti. No estoy diciendo que no lo hayas querido. Pudo haber sido tu madre, tu padre, un hermano, abuelo, abuela, un amigo, un hijo, sea quien sea que de veras hayas querido, sólo que dado el tiempo concurrido no se genera en ti sentimientos de tristeza ni dolor, a menos que todavía haya residuo de algo que se necesite perdonar, que no se haya sanado en ti. Y si ese es el caso, éster ejercicio no te servirá, solo por ahora, hasta que esa herida haya sido sanada.
Continuando, trae ahora mismo la imagen de ese ser querido a tu mente. Como puedes ver, esas son imágenes visuales. Pero como no hay sentimiento alrededor de ellas dado que no se les está proyectando significado, no se les está proyectando culpa, no se experimenta una pérdida de paz. Esto corrobora, una vez más, mi planteamiento que dice qué nada tiene poder alguno de quitarnos nuestra paz, salvo cuando se experimentan sentimientos.
Entonces, la razón por la cual se dificulta ser consciente de esa paz que somos es porque cuando los sentimientos surgen, sobre todo esos que se experimentan extremadamente dolorosos, y el placer también cae dentro de esta ecuación sólo que por ahora voy a poner el enfoque en los que duelen, dado que el ser humano ha sido condicionado, genéticamente al igual que socio culturalmente a evitar el dolor y a buscar el placer, son una distracción imposible de ignorar.
Siendo el dolor y el placer dos caras de la misma moneda, los dos evocan sensaciones que no nos permiten ver lo que está detrás de ellas. Y eso que está detrás de ellas es la paz que tanto se busca y que por consiguiente no puede ser encontrada.
Volviendo a mi experiencia, observando, como cuando acojo, y le doy la bienvenida a cualquier sentimiento que surja, es como si el mismo deja de perder su poder, por lo que entonces puedo ser consciente de la paz que se encuentra detrás de ellos. Sólo que como hay una resistencia tan grande a esa paz debido a la fuerte identificación que tengo con mi experiencia física, hay que traer mucha conciencia a esta práctica. Es tan fácil quedarse enredado en la telaraña entre el placer y el dolor que cuando empieza uno a emprender este camino del desasimiento del miedo puede empezar a sentirse culpable por creer no estar haciendo "bien" su trabajo.
Pero tenemos que ser conscientes de que la evasion del dolor y la búsqueda del placer es un condicionamiento instalado desde que tenemos uso de razón, y aun antes, es nuestra manera habitual de vivir. Por lo tanto, primero estos conceptos se entienden a nivel conceptual. Luego, según se hace el trabajo se van llevando a nivel de experiencial. Este proceso, según el condicionamiento, según la resistencia, en fin, según el guión de cada uno, va a tomar el tiempo que sea necesario. Y es muy importante NO INTENTAR COMPARAR NUESTRO CAMINO CON EL DE “OTROS”.
Entonces, paz, siendo lo que soy, no lo que busco sino que lo que soy, cada sentimiento que surge a raíz de una interpretación consciente o inconsciente, primero se libera de cualquier historia que la mente quiere fabricar para sostener ese sentimiento, y segundo, lo que ahora toca es permitirle ser. Sentirlo, acogerlo, abrazarlo, amarlo. ¡No hay nada más que hacer!
Esto es lo que permite que nuestra Sabiduría Interna, o llámelo Sabiduría Universal, pueda transformar ese sentimiento a raíz de un cambio de mentalidad.
Ese cambio de mentalidad, o cambio de percepción, nos lleva a una comprensión en la que el sentimiento deja de ser un obstáculo para la paz subyacente que está siempre ahí. Esa paz nunca cambia. Los sentimientos y sensaciones, que, aunque son temporales, solo que cuando la mente se identifica con ellos aparentan ser permanentes, si se les permite ser sentidos sin interpretarlos, como nubes pasajeras continúan su rumbo sin perder de vista la paz que se encuentra atrás ellas.
Utilizando la analogía del cielo y las nubes, si uno deja de enfocar en las nubes nunca pierde conciencia de que aunque aparentan nublar el cielo, el cielo está siempre presente y nunca cambia. Las nubes, que son pasajeras y que según nacen también se disuelven, son las que cambian.
Cuando una nube (sentimiento) aparece, y es percibida, no puede negarse su aparente existencia. Pero puede ser reconocida como lo que es, y así nunca se pierde de vista la permanencia del cielo (paz). De la misma manera, la experiencia humana es una que es pasajera, e incluso ilusoria. Pero como eso que se percibe a este nivel no puede ser negado, y las sensaciones SON LA HERRAMIENTA MÁS PODEROSA que el sistema de pensamientos del miedo tiene para darle realidad a esta experiencia, mientras más se va uno haciendo consciente, volviendo a los dos vasos compartí, 1: dejar de proyectarle significados a los sentimientos, y 2: que es el que requiere valentía y coraje, sentirlos completamente, se aprende ahora a vivir la vida libre de miedo. No dije libre de sensaciones, dije libre de miedo.
Porque ahora toda sensación es bienvenida. De la misma manera que el cielo no se deja distraer por las nubes, solo las observa, la paz que somos no se deja distraer por las sensaciones, solo las observa.
En ocasiones, y hablo de experiencia personal, que no implica que sea la verdad absoluta, es solo mi experiencia, hay momentos en el que surgen imágenes, memorias, creencias que necesitaba ser vistas para que el proceso de deshacer la culpa inconsciente pueda continuar teniendo lugar. A eso se debe que hay diversas formas de terapia. Y todas y cada una de ellas, siendo inspiradas por el amor mismo, aunque no son la verdad, sirven para remover obstáculos mientras va uno abriéndose a la verdad.
Un escrito que postulé titulado: El Miedo al Rechazo, que se puede leer visitando el siguiente enlace: http://pucdm.blogspot.com/2019/03/el-miedo-al-rechazo.html surgió a raíz de una catarsis que tuvo lugar en mi vida. Me encontré en una tesitura donde sentí ese profundo sentimiento de rechazo. Y aunque el primer impulso fue reaccionar, algo en mí eligió sentarse en el sofá y sentir esos sentimientos de rechazo. Para mi sorpresa, pude ver como toda mi vida le he temido a ese sentimiento, me la he pasado huyendo de él, pero al verlo de frente, y esta vez permitirme acogerlo y abrazarlo, SENTIRLO en las tripas, sentí una experiencia transformadora que no puede ser explicada en palabras.
Es por eso que tengo en cuenta siempre que aunque pueda utilizar palabras como señaladores para compartir este mensaje, cada cual tiene un guión que necesito respetar. Los que estén listos para sentir, sentirán. Los que no estén listos para ello, siendo consciente de lo doloroso que esto puede ser, la vida buscará la manera de irlos preparando para cuando llegue ese momento puedan entrar en sus sentimientos más profundos para dejar de temerles y volver a contactar con esa paz subyacente, esa que está detrás de todo sentimiento.
Friday, March 1, 2019
Diferencia Entre Amar y Querer
Pregunta: "Holaaaa cómo estás? Escuché tu vídeo de ayer... Estoy pasando un proceso de transformación importante.. Confío, pero me surgen dudas. Estoy en el proceso entre AMAR Y QUERER...aunque la vida me pone experiencia de convivencia, me perdono pero hay cosas que no quiero aunque AME. Y siento una emoción de tranquilidad interna y paz mezclada con tristeza. Pero confío en todo será como tenga que ser."
Comentario: En función a lo que escribes, esto es lo que me siento inspirado compartir.
Lo primero es, se utiliza mucho la palabra confiar como un hábito de expresión pero no como lo que la palabra en realidad significa. Cuando uno de verdad confía no hay dudas. También dices que tienes una emoción de tranquilidad interna Y paz mezclada con tristeza. De nuevo, ¿estás tranquila o estás triste? ¿Estas en paz o estás triste? Pero bueno, vamos a la distinción entre amar y querer, según MI percepción. No según la Verdad. Yo solo estoy compartiendo un punto de vista.
La diferencia para mí entre amar y querer, amar es la experiencia misma, querer es percibirse separado de algo y ahí es donde surge la idea de querer ese algo. Sin embargo, lo que estamos haciendo con este trabajo, es mirar eso que queremos, y volver a traer la atención a la experiencia presente de manera que se pueda mirar lo que está detrás de ese querer. Y lo que está detrás es una necesidad. Cuando se puede ver la necesidad de frente y perdonarla, ahí es donde el querer se transforma en amar.
Por lo tanto, primero empezamos por querer, luego nos damos cuenta de la consecuencia que se paga dado que el querer proviene de una sensación de necesidad, entonces tomamos conciencia para que ese querer pueda ser transformado. Es así como poco a poco se van atravesando las capas de miedo y necesidad y lo que queda subyacente a raíz de esa transformación es el amor que somos.
Ten siempre esto en mente, sobre todo cuando el trabajo se hace difícil, y es, cuando te das cuenta que todo forma parte de ti, tú no estás amando nada "ajeno" a ti. Estás simplemente aprendiendo a amarTE. Cuando lo ves desde esa perspectiva, eso es lo que te anima a dar pie al trabajo. El trabajo tiene que ver con aprender a amar amarlo TODO, especialmente aquello que es difícil de amar.
El Miedo al Rechazo
Si miramos el rechazo más detenidamente podemos darnos cuenta que no le tenemos miedo al rechazo, a lo que se le teme es al SENTIRSE rechazado. Así que vamos explorar esto un poco más a fondo. El rechazo que siento que va dirigido hacia mí, es simplemente el rechazo mío hacia mi mismo. Solo que para no ser consciente de ello, lo percibo como que viene de “afuera”.
El mundo, ni nadie me rechaza. Pero cuando me siento rechazado es porque ese deseo profundo de sentirme rechazado esta, consciente o inconscientemente, escondido en mi, y de la ÚNICA manera que puedo ser liberado de él es SINTIENDO el rechazo, no evitando situaciones en las que pueda sentirme rechazado.
Esas situaciones o experiencias a las que huyo por miedo a sentir el rechazo, todo lo que hacen es ALIMENTAR más y más el rechazo que siento hacia mí mismo. Es un callejón sin salida. Sin embargo, cuando me siento bien conmigo mismo, en otras palabras, cuando dejo de rechazarme a mi mismo, no es que deje de ver en el mundo gente que me rechace. Lo que ocurre es, cualquier rechazo que aparente venir de afuera no se toma como algo personal. Se ve simplemente como el rechazo que esa persona siente hacia sí misma. Ahora no se genera un sentimiento de dolor, sino que un espacio de compasión hacia esa persona.
La pregunta es, ¿cómo me aceptó a mi mismo, cómo me libero del rechazo? O mejor dicho, ¿cómo me libero del sentimiento que genera la sensación de rechazo en mi? Entrando en contacto con ese sentimiento de rechazo, no para "liberarme" de él, sino para amarlo.
¿Qué implica esto? No qué tengo que ir a buscar situaciones en las que se me rechace para poder entrar en contacto con ese sentimiento. Sino más bien, prestar mucha atención cuando ese sentimiento surge, ya sea a raíz de una interacción con alguien, o cualquier experiencia que esté teniendo lugar que de una forma u otra me ponga en contacto con ese sentimiento. Se toma ahora completa responsabilidad de que el mundo, de que la experiencia: sea persona, situación, etc., no es la causa de cómo me siento, sino más bien, lo que me pone en contacto con esa sensación cruda en mi. Agradezco profundamente esa experiencia por haberme puesto en contacto con el sentimiento, y me quedo con ese sentimiento sentido ¡en las tripas!
No pretendo que se vaya. No lucho con ese sentimiento. No me juzgo por sentir ese sentimiento. Simplemente, de nuevo, lo acojo, lo abrazo, me quedo con ese sentimiento que toda mi vida he ignorado y rechazado para que, por primera vez, pueda ser acogido y amado.
Así es como esa sensación se va integrando para formar parte de la totalidad que soy. Esa totalidad de la que estamos hablando es amor. Esto no es intentar “superar” nada. Aquí no se está superando la sensación de rechazo, se está ACOGIENDO, se está INTEGRANDO, se está AMANDO de la misma manera que se aman TODAS las sensaciones que surjan. Dado que somos amor, cualquier aspecto que rechace de mi mismo es un rechazo al amor que soy.
Una vez que eso se va integrando en nosotros, se refleja en la manera en la que nos relacionamos con el mundo. Ya el mundo deja de ser un lugar temeroso en el que pueda sentirme rechazado. Siendo parte de mi, se convierte en un lugar en el que me siento aceptado. En el me siento amado. En el que me siento acogido. Y todo lo que hago con esas escenas o experiencias que tienen lugar en el mundo que en un pasado suscitaban ese sentimiento de rechazo en mí, cómo compartí anteriormente, siento un amor tan profundo hacia cada una de esas partes MIAS que al no ser conscientes de su propio amor se rechazan a sí mismas.
En ese sentido, y sólo en ese sentido, me puedo convertir en la luz que ilumina el camino de aquel que se rechaza a si mismo, no porque intelectualmente entienda estos conceptos, sino por ser un ejemplo.
Ese es el regalo que se le puede ofrecer a cada hermano. Pero para que ese regaló pueda ser extendido, tengo primero que aceptarlo en mí. Y de nuevo, sólo puedo aceptar el regalo cuando abrazo mi experiencia presente, en este caso, cuando abrazo ese sentimiento de rechazo llenándolo de amor. Pues, a final de cuentas, ese rechazo NO ES mi "enemigo". Es simplemente la parte de mí que se me olvidó amar y que sale la superficie, una y otra vez, no para hacerme “sufrir”, no para hacerme “daño”, no para hacerme “sentir mal”, sino para que pueda ver donde todavía no estoy sintiendo amor hacia mí mismo y poder permitir que el amor sane todas y cada una de mis heridas.
Cuando se mira de esta manera, el sentimiento de rechazo es bienvenido, inclusive, cualquier sensación de miedo, cualquier sensación "negativa", es bienvenida porque su propósito se le ha cambiado. Todo es bienvenido cuando el deseo más profundo es recordar el amor que soy. Solo cuando no tengo claro ese propósito es que las sensaciones incómodas se evaden.
Antes de concluir este escrito, vamos a explorar otro aspecto del rechazo en el que generalmente tiende salir más a menudo, y es cuando deseó una persona pero por miedo al rechazo prefiero no hacer nada. Esto me recuerda cuando me gustaba alguna mujer, y por miedo a ser rechazado no le dirigía la palabra, o cuando iba a un baile, por temor a ser rechazado no sacaba a nadie a bailar. ¿Puedes tú relacionarte con este escenario? ;)
Después de todo el camino recorrido, ese miedo a ser rechazado por alguien se cae cuando al sentirse uno bien consigo mismo no se encuentra necesitado. Recordemos que el que me guste esa persona o que me sienta atraído a esa persona, y querer hablar con ella, antes de ser consciente de este camino traía una carga de necesidad que era lo que generaba el deseo de querer contactar con ella.
Esa carga de necesidad tiende a generar expectativas. Si me gusta la chica quiero que sea mi pareja, no quiero que se vaya con nadie, quiero que estemos juntos siempre, no quiero que me haga daño,… Y aunque si se diera la interacción de pareja la misma sacará a la superficie todos los miedos escondidos que tienen lugar cuando empieza uno a intimar, sólo que en el momento de la atracción no se percata uno de ello porque la mente está totalmente hipnotizada por el deseo mismo de desear a esa persona. Ese deseo simultáneamente genera el miedo a ser rechazado. Así que mejor no hago nada.
Pero cuando ese deseo se puede mirar inocentemente, sin expectativa de nada, dado que me siento bien conmigo mismo, y no estoy buscando a una pareja que me “complete”, lo curioso del caso es que el miedo al rechazo deja de existir. Ahora lo que se observa es un impulso que, si el impulso es lo suficientemente fuerte como para llevarme a tomar la acción de acercarme hacia esa persona, lo hago para explorar cuál es la razón por la cual me siento atraído. No hay expectativa de nada, sólo la curiosidad de ver por qué la vida me está llevando en esa dirección. Si la persona no quiere hablar conmigo lo veo como una anécdota que tuvo lugar. Si la persona termina hablando conmigo el campo de las posibilidades se abre, no porque yo desee algo de ello, sino porque es lo que naturalmente va a ocurrir.
Otra de las cosas que tiene lugar cuando se comprende qué todo lo que ocurre es orquestado por la vida misma, la necesidad de ir en pos a “conquistar” a alguien, sólo porque surge el deseo hacia esa persona se cae por su propio peso. Porque tengo claro que si esa persona tiene que estar en mi vida, la vida buscará la manera de que ese encuentro tenga lugar. En otras palabras, lo que quiero decir es, cuando surge un deseo hacia algo, y se mira inocentemente, libre de expectativas, no puede haber cabida para el sentimiento de rechazo.
En resumidas cuentas, siempre y cuando me sienta rechazado, qué recuerde que es el rechazo que surge de mí hacia mi mismo lo que siento. Y ahora es sólo cuestión de amarlo, pues ese amor que surge de mí hacia mi mismo es el deseo profundo por recordar que soy amor. Y ese es el regalo que nos ofrece esa sensación de rechazo, que no era nada más que un impulso, que una sensación distorsionada del amor mismo.
Ahora vives enamorado de todas tus sensaciones, de todo lo que surge, de todo lo que acontece, porque al formar parte de la totalidad, y tú, siendo parte de ella, todo lo que ocurre tiene que por definición formar parte de ti. Y preguntas, ¿pero que hay de los terroristas, de los criminales, de la injusticia…? Al igual que el sentimiento de rechazo, ¿qué sentimientos esas imágenes generan en ti? Acoges el sentimiento, y gracias a “ellos” ¡sanas TÚ!
El mundo, ni nadie me rechaza. Pero cuando me siento rechazado es porque ese deseo profundo de sentirme rechazado esta, consciente o inconscientemente, escondido en mi, y de la ÚNICA manera que puedo ser liberado de él es SINTIENDO el rechazo, no evitando situaciones en las que pueda sentirme rechazado.
Esas situaciones o experiencias a las que huyo por miedo a sentir el rechazo, todo lo que hacen es ALIMENTAR más y más el rechazo que siento hacia mí mismo. Es un callejón sin salida. Sin embargo, cuando me siento bien conmigo mismo, en otras palabras, cuando dejo de rechazarme a mi mismo, no es que deje de ver en el mundo gente que me rechace. Lo que ocurre es, cualquier rechazo que aparente venir de afuera no se toma como algo personal. Se ve simplemente como el rechazo que esa persona siente hacia sí misma. Ahora no se genera un sentimiento de dolor, sino que un espacio de compasión hacia esa persona.
La pregunta es, ¿cómo me aceptó a mi mismo, cómo me libero del rechazo? O mejor dicho, ¿cómo me libero del sentimiento que genera la sensación de rechazo en mi? Entrando en contacto con ese sentimiento de rechazo, no para "liberarme" de él, sino para amarlo.
¿Qué implica esto? No qué tengo que ir a buscar situaciones en las que se me rechace para poder entrar en contacto con ese sentimiento. Sino más bien, prestar mucha atención cuando ese sentimiento surge, ya sea a raíz de una interacción con alguien, o cualquier experiencia que esté teniendo lugar que de una forma u otra me ponga en contacto con ese sentimiento. Se toma ahora completa responsabilidad de que el mundo, de que la experiencia: sea persona, situación, etc., no es la causa de cómo me siento, sino más bien, lo que me pone en contacto con esa sensación cruda en mi. Agradezco profundamente esa experiencia por haberme puesto en contacto con el sentimiento, y me quedo con ese sentimiento sentido ¡en las tripas!
No pretendo que se vaya. No lucho con ese sentimiento. No me juzgo por sentir ese sentimiento. Simplemente, de nuevo, lo acojo, lo abrazo, me quedo con ese sentimiento que toda mi vida he ignorado y rechazado para que, por primera vez, pueda ser acogido y amado.
Así es como esa sensación se va integrando para formar parte de la totalidad que soy. Esa totalidad de la que estamos hablando es amor. Esto no es intentar “superar” nada. Aquí no se está superando la sensación de rechazo, se está ACOGIENDO, se está INTEGRANDO, se está AMANDO de la misma manera que se aman TODAS las sensaciones que surjan. Dado que somos amor, cualquier aspecto que rechace de mi mismo es un rechazo al amor que soy.
Una vez que eso se va integrando en nosotros, se refleja en la manera en la que nos relacionamos con el mundo. Ya el mundo deja de ser un lugar temeroso en el que pueda sentirme rechazado. Siendo parte de mi, se convierte en un lugar en el que me siento aceptado. En el me siento amado. En el que me siento acogido. Y todo lo que hago con esas escenas o experiencias que tienen lugar en el mundo que en un pasado suscitaban ese sentimiento de rechazo en mí, cómo compartí anteriormente, siento un amor tan profundo hacia cada una de esas partes MIAS que al no ser conscientes de su propio amor se rechazan a sí mismas.
En ese sentido, y sólo en ese sentido, me puedo convertir en la luz que ilumina el camino de aquel que se rechaza a si mismo, no porque intelectualmente entienda estos conceptos, sino por ser un ejemplo.
Ese es el regalo que se le puede ofrecer a cada hermano. Pero para que ese regaló pueda ser extendido, tengo primero que aceptarlo en mí. Y de nuevo, sólo puedo aceptar el regalo cuando abrazo mi experiencia presente, en este caso, cuando abrazo ese sentimiento de rechazo llenándolo de amor. Pues, a final de cuentas, ese rechazo NO ES mi "enemigo". Es simplemente la parte de mí que se me olvidó amar y que sale la superficie, una y otra vez, no para hacerme “sufrir”, no para hacerme “daño”, no para hacerme “sentir mal”, sino para que pueda ver donde todavía no estoy sintiendo amor hacia mí mismo y poder permitir que el amor sane todas y cada una de mis heridas.
Cuando se mira de esta manera, el sentimiento de rechazo es bienvenido, inclusive, cualquier sensación de miedo, cualquier sensación "negativa", es bienvenida porque su propósito se le ha cambiado. Todo es bienvenido cuando el deseo más profundo es recordar el amor que soy. Solo cuando no tengo claro ese propósito es que las sensaciones incómodas se evaden.
Antes de concluir este escrito, vamos a explorar otro aspecto del rechazo en el que generalmente tiende salir más a menudo, y es cuando deseó una persona pero por miedo al rechazo prefiero no hacer nada. Esto me recuerda cuando me gustaba alguna mujer, y por miedo a ser rechazado no le dirigía la palabra, o cuando iba a un baile, por temor a ser rechazado no sacaba a nadie a bailar. ¿Puedes tú relacionarte con este escenario? ;)
Después de todo el camino recorrido, ese miedo a ser rechazado por alguien se cae cuando al sentirse uno bien consigo mismo no se encuentra necesitado. Recordemos que el que me guste esa persona o que me sienta atraído a esa persona, y querer hablar con ella, antes de ser consciente de este camino traía una carga de necesidad que era lo que generaba el deseo de querer contactar con ella.
Esa carga de necesidad tiende a generar expectativas. Si me gusta la chica quiero que sea mi pareja, no quiero que se vaya con nadie, quiero que estemos juntos siempre, no quiero que me haga daño,… Y aunque si se diera la interacción de pareja la misma sacará a la superficie todos los miedos escondidos que tienen lugar cuando empieza uno a intimar, sólo que en el momento de la atracción no se percata uno de ello porque la mente está totalmente hipnotizada por el deseo mismo de desear a esa persona. Ese deseo simultáneamente genera el miedo a ser rechazado. Así que mejor no hago nada.
Pero cuando ese deseo se puede mirar inocentemente, sin expectativa de nada, dado que me siento bien conmigo mismo, y no estoy buscando a una pareja que me “complete”, lo curioso del caso es que el miedo al rechazo deja de existir. Ahora lo que se observa es un impulso que, si el impulso es lo suficientemente fuerte como para llevarme a tomar la acción de acercarme hacia esa persona, lo hago para explorar cuál es la razón por la cual me siento atraído. No hay expectativa de nada, sólo la curiosidad de ver por qué la vida me está llevando en esa dirección. Si la persona no quiere hablar conmigo lo veo como una anécdota que tuvo lugar. Si la persona termina hablando conmigo el campo de las posibilidades se abre, no porque yo desee algo de ello, sino porque es lo que naturalmente va a ocurrir.
Otra de las cosas que tiene lugar cuando se comprende qué todo lo que ocurre es orquestado por la vida misma, la necesidad de ir en pos a “conquistar” a alguien, sólo porque surge el deseo hacia esa persona se cae por su propio peso. Porque tengo claro que si esa persona tiene que estar en mi vida, la vida buscará la manera de que ese encuentro tenga lugar. En otras palabras, lo que quiero decir es, cuando surge un deseo hacia algo, y se mira inocentemente, libre de expectativas, no puede haber cabida para el sentimiento de rechazo.
En resumidas cuentas, siempre y cuando me sienta rechazado, qué recuerde que es el rechazo que surge de mí hacia mi mismo lo que siento. Y ahora es sólo cuestión de amarlo, pues ese amor que surge de mí hacia mi mismo es el deseo profundo por recordar que soy amor. Y ese es el regalo que nos ofrece esa sensación de rechazo, que no era nada más que un impulso, que una sensación distorsionada del amor mismo.
Ahora vives enamorado de todas tus sensaciones, de todo lo que surge, de todo lo que acontece, porque al formar parte de la totalidad, y tú, siendo parte de ella, todo lo que ocurre tiene que por definición formar parte de ti. Y preguntas, ¿pero que hay de los terroristas, de los criminales, de la injusticia…? Al igual que el sentimiento de rechazo, ¿qué sentimientos esas imágenes generan en ti? Acoges el sentimiento, y gracias a “ellos” ¡sanas TÚ!
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